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Lo que se debe saber sobre el vino chileno


Enviado por   •  27 de Agosto de 2013  •  Informes  •  5.366 Palabras (22 Páginas)  •  401 Visitas

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Lo que se debe saber sobre el vino chileno

En el valle central de Chile impera un clima mediterráneo moderado, con veranos muy calurosos y secos. Durante el día el termómetro sube hasta los 32 grados Celsius, mientras que todas las noches la cercanía de Los Andes se encarga de refrescar la temperatura. En cuanto a los suelos, éstos tienen propiedades muy diversas, los cuales son irrigados por aguas de deshielo ricas en minerales, provenientes de las montañas, todo lo cual se traduce en condiciones ideales para un crecimiento vigoroso de las cepas. Además la fuerte erosión causada por los deshielos y la frontera natural de Chile Central constituida por las montañas y el mar impiden el ingreso de infecciones e insectos que ataquen las vides, sobre todo la invasión de la filoxera, una representante de la familia Phylloxeridae. Respecto a este insecto, la filoxera destruyó durante el siglo XIX en otros lugares del planeta casi la totalidad de las plantaciones de cepas. Primero atacó en Europa, luego en ultramar. A través de la anidación del insecto en las raíces de las vides, provocó su descomposición. Debido a esto hoy en día, en todas las zonas importantes de plantación de cepas en el viejo mundo, América del Norte y Australia, las vides son injertadas en raíces resistentes a la filoxera. Solamente en Chile crecen uvas en cepas que mantienen sus raíces verdaderas.

Chile es además el único país donde crecen uvas del tipo carménère, cepas que hasta hace algunos años los vinicultores chilenos las identificaban como merlot, que por cierto pertenecen a la misma familia. La cepa carménère llegó a Chile en el siglo XIX proveniente de la región francesa de Burdeos y se desarrolló espléndidamente, mientras que en Europa era exterminada por la filoxera. Hoy en día los enólogos en Chile se esfuerzan en hacer del carménère un vino “chileno” especial e inconfundible.

En comparación con el vecino país Argentina, Chile tiene una superficie plantada de cepas muy inferior, no obstante produce muy buenos vinos, reconocidos internacionalmente. En los viñedos ubicados en los alrededores de

la capital Santiago y en los diferentes valles fluviales de Los Andes (véase regiones vinícolas) se cultivan mayoritariamente cepas nobles europeas para la elaboración de vinos de exportación, además de buenos y hasta muy buenos vinos para el consumo nacional. Solamente para vinos de mesa simples se sigue utilizando hoy la tradicional uva del país. Respecto de los vinos tintos, las cepas más importantes son el cabernet sauvignon, merlot y el carménère, mientras que el sauvignon blanc y el chardonnay representan las sobresalientes uvas para vino blanco. El territorio de cultivo de vid más importante de Chile es el Valle del Maipo, en las cercanías de Santiago. Respecto a la importancia de sus cepas, los vinos cabernet despiertan la atención internacional, siendo el más famoso de ellos Don Melchor, de la Viña Concha y Toro, que regularmente se encuentra entre los primeros lugares en competencias internacionales. Los vinos tintos chilenos están provistos de una nota muy frutosa, pero también aromática y se caracterizan, en la mayoría de los casos, más bien por un contenido bajo de taninos. Por su lado, los vinos blancos son frescos, frutosos y se destacan por su extraordinario cuerpo.

Historia

Las primeras vides llegaron ya con Colón desde el otro lado del océano. Sin embargo, el clima tropical de América Central impidió que se diera la vitis vinifera sativa, nombre científico de esta cepa noble. Debido a que todos los conquistadores fueron rigurosos católicos, la producción de vino para la misa fue una tarea prioritaria. Fue así como el primero en tener éxito en América con la producción de vino fue el conquistador Hernán Cortés, quien en el año 1524 comenzó a cultivar vides en las mesetas de México. En 1530 la vid fue introducida en las tierras que actualmente forman parte de Colombia, para que años más tarde, en 1548, llegara simultáneamente a Perú y Chile.

Franscisco de Carabantes, un hermano español de una orden, trajo desde Perú las primeras cepas a Chile, introduciéndolas en la pequeña ciudad-puerto de Talcahuano. Casi al mismo tiempo se descubrieron en la zona de Curicó, en aquellos tiempos aún despoblada, cepas salvajes de la uva negra moscatel. Se dedujo entonces, que las condiciones climáticas de Chile serían propicias para el cultivo de cepas para la producción de vino. El primer vinicultor de Chile fue Francisco de Aguirre. Este conquistador, que por cierto se hizo conocido por su crueldad, se dedicó con cariño al cultivo de vid en su finca de Copiapó, en el norte de Chile, logrando la primera vendimia en el año 1551. Sin embargo en la historiografía se le atribuye este éxito a Rodrigo de Araya, quien simultáneamente cultivaba vides en al valle central chileno, en las cercanías de Santiago. Así se encuentra registrado en el Archivo de Indias, en Sevilla, la principal colección de documentos de las colonias españolas.

Dentro de poco tiempo comenzó el cultivo de la vitis vinifera sativa en todo Chile Central, pero tuvieron que pasar trescientos años para que ocurriera un cambio radical decisivo. Éste ocurrió en 1851 cuando Silvestre Ochagavía introdujo por primera vez cepas francesas en su viña de Talagante, con lo cual puso la primera piedra para el relevo de las cepas españolas por las variedades cabernet, merlot, pinot noir, sauvignon, chardonnay, riesling y otras más, que conforman hoy en día la base de la producción de vino en Chile. Debido a este cambio, a fines del siglo XIX trabajaban en todas la viñas importantes enólogos europeos, en su mayoría franceses.

A finales de siglo XIX había en Chile 40.000 hectáreas para el cultivo de vides, las que ya en 1938 habían aumentado a más 100.000 hectáreas. No obstante, la historia del éxito del vino chileno sufrió durante el siglo XX varios reveses. Uno de ellos fue la promulgación de una restrictiva Ley de Alcoholes, la que prácticamente prohibió nuevas plantaciones de cepas. Además la segunda guerra mundial le cerró la puerta a importantes importaciones, entre ellas maquinaria para la producción del vino. Esta situación comenzó a cambiar en el año 1974, con la derogación de la Ley contra el alcohol y finalmente la apertura económica de Chile a partir de los años ochenta provocó una revolución en la producción de vino. Vinicultores innovadores dotaron al sector con modernas instalaciones, mejoraron las

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