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Lord Loss (en Español) 1-5

AyameShana8815 de Junio de 2012

19.500 Palabras (78 Páginas)623 Visitas

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Lord Perdición

Demonata 01

Por:

Darren Shan

Lord Perdición

Lord Perdición crea cerdas con los dolores del mundo

Lord Perdición planta semillas de arboles adoloridos y almidonados.

En el centro de la red, el humilde Lord Perdición recuesta su cabeza.

Manos destrozadas, ojos desnudos

Serpientes con colmillos su alma alinea

Curvadas por dentro como pecados

Sangrantes, hojas curtidas de piel.

En el centro de la red, el vil Lord Perdición atormenta a los muertos.

Sobre hilos bordeados de rojo, Lord Perdición se arrastra

Dispersando dolor, dispersándolo todo

Evita a sus amigos, nutre a Joe

Estragos de esperanza, pobres las razas

Se bebe a las Lunas, devora soles

Levanta sus pulgares cuando el segador se acerca.

En el centro de la red, el exuberante Lord Perdición es lo único que queda.

Tripas de Rata

Doble clase de historia los miércoles en la tarde: ¡una pesadilla total! Hace unos minutos, yo podría haber dicho que no podría imaginarme nada peor. Pero cuando alguien toca la puerta, y esta se abre, y logro ver a mi mama afuera, me convenzo de algo: la vida puede ponerse peor.

Cuando un padre llega a la escuela, sin ser esperado, significa una de dos cosas. O alguien muy cercano a ti ha sido seriamente lastimado o a muerto, o estas en problemas

Mi reacción inmediata - ¡por favor que nadie haya muerto! Pienso en papa, en mis tíos, tías, primos. Podría ser cualquiera de ellos. Vivos y coleando esta mañana. Ahora fríos y tiesos, con la lengua de fuera, con el olor a carne muerta esperando a ser quemada. Recuerdo el funeral de la abuela. El sarcófago abierto. Su brillante piel, recibiendo un beso de despedida en su frente, el dolor, las lagrimas. ¡Por favor no permitas que nadie muera! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por fa-

Luego veo la cara de mama, blanca y llena de rabia, y se que va a castigarme, tan inconforme como siempre.

Gruño, viro mis ojos y murmuro para mis adentro “!tráiganme a los cadáveres¡”

Es oficial. Mama, yo y el Sr. Donellan. Mamá bravea acerca de los cigarrillos. Me han visto fumando, detrás del estacionamiento de bicicletas (¡el cliché mas antiguo de los libros!). Ella quiere saber si el director es consciente de lo que hacen los alumnos de su colegio.

Siento un poco de lastima por el Sr. Donellan. Tener que sentarse allí, como si el mismo fuera un colegial, arrastrando los pies y diciendo que no sabia, que esto estaba pasando, y que abrirá una investigación, y que pondrá fin rápidamente a esto ¡Mentiras! Por supuesto que lo sabía. Cada colegio tiene una zona de fumadores. Así es la vida. Los profesores no lo aprueban pero hacen la vista gorda la mayor parte del tiempo. Ciertos chicos fuman…Es un hecho. Es mas seguro tenerlos fumando en el colegio que estar saliendo a hurtadillas del colegio durante los recreos y almuerzos.

Mamá también lo sabe. ¡O debería! Ella fue joven una vez, como me esta recordando siempre. Los chicos no eran tan distintos en su época. Si se parase a pensarlo unos minutos, vería que vergüenza mas grande me esta haciendo pasar. No me habría importado que me regañara en casa, pero uno no entra al colegio como Pedro por su casa y empieza a dar órdenes en el despacho del director. Se ha puesto muy borde; mucho.

Pero no puedo decírselo ¿verdad? No puedo gritarle “!Hey¡ ¡Mamá! ¡Nos estas avergonzando a los dos, así que cierra la puta boca!”

La idea me hace sonreír de satisfacción, y, naturalmente, es entonces cuando mamá hace una brevísima pausa y me ve.

-¿De que te ríes?-ruge y luego, vuelve a empezar: que si me estoy cavando una tumba prematura a base de humo, que si el colegio es responsable, que qué clase de espectáculo de fenómenos dirige el Sr. Donellan, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla ¡BLARRring!

Su rimbombante discurso en el colegio no es nada comparado con el disgusto que llevo al llegar a casa. Gritos a pleno pulmón, sin parar. Va a enviarme fuera, a un internado, ¡no a una academia militar! A ver si me gusta levantarme al amanecer todas las mañanas y hacer cien flexiones antes de desayunar ¿Qué tal suena eso?

- ¿Dan desayunos decentes o esa mierda de cereal con yogurt?- es mi respuesta, y nada mas salir de mi estúpida boca se que es la equivocada. No es momento para que el famoso Grubbs Grady haga gala de su ingenioso sentido del humor. Es la señal para my enfurecida mamá lance los cohetes: ¿Quién me creo que soy? ¿Se cuanto gasta en mi? ¿y si me expulsan del colegio? Y a continuación el argumento definitivo al que mamá no recurre muy a menudo, y que, cuando lo hace, se que significa que me va a caer una buena: ¡espera a que tu padre llegue a casa!

* * * * *

Papá no esta tan enojado como mamá, pero no esta nada contento. Me dice lo decepcionado que esta. Me han advertido muchas veces sobre los peligros que entrañan fumar, de cómo destruye los pulmones de la gente y les produce cáncer

– Fumar es estúpido- dice. Estamos en la cocina (no he salido de allí desde que mamá me trajo temprano del colegio, excepto para ir al baño) —. Es repugnante, antisocial y mortal. ¿Por qué lo haces, Grubbs? Pensaba que tenías más sentido común.

Me encojo de hombros sin decir nada. ¿Qué hay que decir? No están siendo justos. Por supuesto que fumar es estúpido. Por supuesto que produce cáncer. Por supuesto que no debería hacerlo. Pero mis amigos fuman. Es genial. Puedes juntarte con la gente cool en el almuerzo, y hablar de cosas geniales. Pero sólo si fumas. No puedes estar en la onda si estás fuera de ella. Y ellos lo saben. Aun así, aquí están, actuando como la Gestapo, pidiéndome explicaciones por mis actos.

— ¿Desde cuándo fuma? ¡Eso es lo que quiero saber! —Mamá ha empezado a referirse a mí en tercera persona desde que papá llegó. No soy digno de una mención directa.

—Sí —dice papá—. ¿Desde cuándo fumas, Grubbs?

—No sé.

— ¿Semanas? ¿Meses? ¿Más?

—Unos meses, tal vez. Pero sólo un par diario.

—Si dice un par, quiere decir cinco o seis por lo menos —bufa mamá.

— ¡No! —Grito—. ¡Quiero decir un par!

— ¡No me levantes la voz! —ruge mamá en respuesta.

—Calma —empieza papá, pero mamá sigue como si él no estuviera allí.

— ¿Crees que es inteligente? ¿Llenarte los pulmones de porquería, suicidarte? ¡No te criamos para ver cómo te provocas un cáncer! ¡No necesitamos esto, y desde luego no en este momento, no cuando…!

— ¡Basta! —grita papá, y ambos pegamos un brinco. Papá casi nunca grita. Generalmente, conserva la calma cuando está enfadado. Ahora tiene la cara colorada y una mirada furiosa; pero nos mira a ambos, no sólo a mí.

Mamá carraspea, como si se avergonzara de sí misma. Se sienta, se echa el pelo hacia atrás y me mira con expresión herida. Odio cuando pone esa cara. Es imposible mirarla de frente u objetarle algo.

—Quiero que lo dejes, Grubbs —dice papá, recuperado el control—. No vamos a castigarte… —Mamá empieza a disentir, pero papá la hace callar con un gesto cortante de la mano—…pero quiero tu palabra de que lo dejarás. Sé que no será fácil. Sé que tus amigos te lo pondrán difícil. Pero esto es importante. Hay cosas más importantes que parecer genial. ¿Me lo prometes, Grubbs? —Hace una pausa—. Naturalmente, si es que eres capaz de dejarlo…

—Pues claro que soy capaz —murmuro—. No soy adicto, ni nada.

—Entonces, ¿lo harás? Por tu bien, no por el nuestro.

Me encojo de hombros, intentando restar importancia al asunto, como si de todas formas hubiera estado pensando en dejarlo.

—Claro, si os lo vais a tomar así… —Y bostezo.

Papá sonríe. Mamá sonríe. Yo sonrío.

Entonces entra Gret por la puerta de atrás y también sonríe; pero es una sonrisa de superioridad de malvada hermana mayor.

— ¿Ya hemos resuelto todos nuestros problemillas? —pregunta, con voz aguda y llena de falsa inocencia.

Y lo sé instantáneamente: ¡Gret se la ha dicho a mamá! Averiguó que estaba fumando y se lo contó. ¡Vaca!

Mientras pasa contoneándose, con el rostro iluminado por una sonrisa angelical, abro ardientes agujeros en su nuca con mis ojos, y una sola palabra resuena en mi cabeza como el sonido de un trueno espantoso…

¡Venganza!

Me encantan los vertederos. Allí puedes encontrar todo tipo de guarrerías. El lugar perfecto cuando buscas algo con lo que vengarte de una hermana traidora.

Escalo montículos de basura y rebusco entre bolsas negras y cajas de cartón empapadas. No sé exactamente lo que voy a utilizar, ni de qué modo, así que espero a que me llegue la inspiración. Entonces, en una pequeña bolsa de plástico, encuentro seis ratas muertas, con el cuello roto, que acaban de empezar a pudrirse. ¡Excelente! Cuidado, Gret… ¡Allá voy!

* * * * *

Me tomo el desayuno en la mesa de la cocina. Le he bajado el volumen a la radio. Escucho los ruidos del piso de arriba. Intento no reírme. Aguardo la explosión.

Gret está en la ducha. Se ducha todo el tiempo, al menos dos veces diarias, antes de irse al colegio y cuando vuelve. A veces también se ducha antes de irse a la cama. No sé por qué alguien se molestaría en mantenerse tan

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