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Los Estudios Culturales Fronterizos "Las dos caras de la moneda"


Enviado por   •  25 de Junio de 2017  •  Documentos de Investigación  •  2.805 Palabras (12 Páginas)  •  148 Visitas

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La cultura del consumo en la frontera Tijuana-San Diego

El consumo fronterizo es una práctica cuya relevancia radica en la oportunidad de reproducir lazos sociales y sentimientos de pertenencia.

La historia del comercio de bienes y servicios en Baja California estuvo marcada desde su inicio por la cercanía con los poblados fronterizos del sur de Estados Unidos. La lejanía de los centros de abastecimiento del centro del país, las limitaciones de infraestructura de comunicaciones para hacer llegar los bienes a bajos costos, así como el régimen de zona libre, facilitaron la relación comercial binacional en la frontera norte y el acceso de los bienes importados a los habitantes fronterizos

En 1933 se implementa el régimen de zona libre y Tijuana se convierte en la ciudad de los perímetros libres, en donde se permite la introducción de productos estadounidenses a territorio mexicano, Tijuana y Ensenada exentos de pago de impuestos, con la condición que éstos fueran consumidos o utilizados en dichos territorios[1].

Según Lawrence A. Herzong, existen dos fuerzas responsables de la transformación en la estructura espacial y la cambiante morfología de Tijuana: el crecimiento poblacional y la expansión de la bases económicas de la ciudad, La creación de los perímetros y la zona libre marco un importante cambio en el comportamiento económico de la ciudad,  y en la definición sociocultural dentro de un marco de consumo. El tener acceso a productos estadounidenses representa acceso a la cultura estadounidense, y el tijuanense como consumidor será un producto en sí de ese fenómeno. A pesar de la marcada diferencia entre las economías de Estados Unidos y México, el mexicano es el consumidor de productos de menudeo  más grande en el área de San Diego. En este caso la frontera deja de ser un obstáculo. Y San Diego se convierte en una extensión en el posible campo de consumo para los tijuanenses.

Todavía a principios de los años ochenta la mayor parte de los productos básicos que se consumían eran de procedencia estadounidense, por ser en muchas ocasiones la única opción, de mejor calidad y a precios internacionalmente competitivos. 

Las prácticas de consumo como fenómeno cultural de los pobladores de Baja California son resultado de una serie de acontecimientos geográficos[2], económicos, políticos, sociales y culturales. Los flujos de mercancías y personas a través de las actividades de consumo son una manera de sostener vínculos, órdenes y desigualdades sociales propias de los territorios fronterizos.

Los residentes de Tijuana que cruzan la frontera hacen un balance permanente de los precios de los bienes de consumo y de los servicios de Tijuana y San Diego. Generalmente, los servicios ya sean médicos,  mecánicos, o algunos otros, se consumen del  lado mexicano, pero los bienes manufacturados se compran en el lado estadunidense. A la vez, algunos tijuanenses cruzan a San Diego para ir a los parques o a ver algún espectáculo, aprovechando así la mayor cantidad y diversidad de eventos que se presentan del lado norteamericano.

Los estadunidenses también hacen uso del lado mexicano. Algunos, mexicoamericanos y emigrados mexicanos,  vienen a Tijuana para hacer compras de comida y usar algún tipo de servicio médico por un menor costo y el trato que reciben por parte de los médicos mexicanos.

Otros, la mayoría angloamericanos, visitan Tijuana atraídos por los restaurantes, los bares, las tiendas de artesanías y los lugares de baile destinados al turismo, que se concentran en una de las calles principales de la ciudad,

Ambas actividades o tipos de consumo sobresalen por su significado cultural, el cruce fronterizo hacia ambos lados, se convierte en un suceso cotidiano.

Para los Tijuanenses, es parte ya de la  cultura, cruzar al país vecino a comprar ciertos artículos. Existen varias razones por las cuales las personas cruzan a realizar las compras, una de ellas, son los precios y la calidad que existe en el país del norte, son más competitivos y diversos comparados con los productos de la localidad.

De esta manera, la forma en que eligen los productos que incluyen en su canasta de consumo necesariamente está influida por el estilo de vida del estado de California, en Estados Unidos. Esto se puede  traducir en particular, en el deseo y la posibilidad de acceder a los mismos productos de aquella población.

Los ciudadanos fronterizos que poseen una visa de entrada a Estados Unidos[3] también tienen la libertad para decidir qué compran y dónde, para algunos también se extiende a algunos servicios educativos, culturales y de recreación, esto  va  a depender del poder adquisitivo de cada persona o familia.

Muchas de las personas que realizan sus compras en  los comercios de San Isidro, no requieren de transporte alguno para lograr su objetivo, cruzan caminando y eso les facilita la labor y les ahorra tiempo,  la compra de algún tipo de ropa y artículos electrónicos requieren, por lo general, del uso del automóvil, ya que los centros comerciales que ofrecen este tipo de productos, requiere de un desplazamiento mayor, y este, por lo general, es a través de un medio de transporte.

Según un estudio realizado por Muria y Chávez sobre la presencia de san diego en la prensa de Tijuana. Refleja que los medios de comunicación tienen mucho que ver en la cultura del consumo  de los residentes de Tijuana  y por esta razón, es notable que en el caso de la publicidad, se perciba una presencia más significativa de  San Diego en lo que se refiere a las noticias. Esto indica, entre otras cosas, que el consumo de productos que se venden en las tiendas de San Diego es un hábito arraigado entre los pobladores de Tijuana y que el mercado tijuanense es atractivo para los comercios de california.

También explica que, la publicidad proveniente de San Diego representa 6.7% del total. Principalmente se promueven tiendas de ropa y zapatos, supermercados, jugueterías, subastas de autos y objetos usados, joyería y, en ocasiones, la cartelera cinematográfica. Aun cuando el porcentaje de publicidad proveniente de San Diego es bajo comparado con el de Tijuana, de un  83.84%, es sobresaliente que, después de los negocios locales, son establecimientos  de San Diego los que tienen mayor presencia en la publicidad de el periódico “El Mexicano” a diferencia de las noticias, el numero de anuncios  provenientes de San Diego exceden a los del resto de México 3.7 % y otras partes de estados unidos.

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