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Los Estudios De género


Enviado por   •  6 de Junio de 2014  •  3.082 Palabras (13 Páginas)  •  277 Visitas

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¿Por qué surge la necesidad de debatir o investigar el asunto del género en las disciplinas y campos sociales?

Después de una serie de desarrollos teóricos que partieron de las posiciones feministas, de la llamada "segunda ola del feminismo" en los años setentas, se formuló esta nueva categoría de análisis denominada género, que demostró ser muy potente para el análisis de diferentes fenómenos sociales. Esta categoría introduce la idea de que ser hombre o ser mujer es una cuestión construida culturalmente y no es un rasgo que se derive directamente de la pertenencia a uno u otro sexo, que el hecho biológico de ser hombre o ser mujer no incluye todo lo que el papel social designa a cada uno de los sexos. Aquí habría que ver cómo cada uno de los campos de la investigación social van desarrollando e incorporando esta categoría, además de la manera en que se elabora socialmente en cada cultura, esto es, cómo se asignan diferentes papeles, posiciones y lugares a los hombres y las mujeres, generando un sistema, por lo regular muy desigual y muy desequilibrado, de posibilidades y oportunidades.

Da la impresión de que en las posturas que asumen esta categoría la posición del hombre no aparece o, si lo hace, está desvalorada. Pareciera ser que el asunto del género es una asunto de mujeres, no de hombres...

Es una pregunta muy interesante y que resulta naturalmente de la observación de este campo, porque finalmente los estudios de género incorporan tanto la feminidad como la masculinidad. Lo que pasa es que la tradición de la que nacen los estudios de género es la tradición del feminismo y, en un primer momento, los estudios feministas necesariamente se enfocaron a perfilar lo que era la situación de las mujeres en las diferentes campos sociales. Esto tenía también una intención teórica: la de fundar un nuevo sujeto de la sociología, un nuevo sujeto de la historia, que estuviera marcado por el género, porque no era lo mismo hablar de un sujeto sin sexo que hablar del mismo una vez que se le hubiera identificado como hombre o como mujer. Lo interesante es que primero se descubrió a la mujer como entidad separada de ese sujeto y lo que vino después fue el reconocimiento de que al dividir al sujeto supuestamente asexuado, no nada más encontramos a la mujer, sino que también se descubre al hombre como objeto de estudio. Al relativizar esa idea de sujeto sin sexo y, al marcarlo con el género, el hombre también adquiere una categoría de objeto de estudio como la mujer, igualmente construido por la cultura. Antes se pensaba que si lo femenino se subordinaba a lo masculino, entonces había que estudiar a las mujeres porque eran las "raras", las "otras". Una vez que los dos sexos se observan como objetos culturalmente construidos, lo femenino y lo masculino son susceptibles de ser estudiados como productos de una construcción cultural.

De todos modos, la cantidad de estudios sobre masculinidad es menor que los de las mujeres. Creo que esto tiene mucho que ver con esta especie de inercia, de considerar que los hombres no tienen por qué ser estudiados si "siempre han sido lo que son". En este momento hay líneas muy importantes de investigación en torno a la masculinidad, tanto en cuestiones de subjetividad, como en lo relativo a la paternidad, en cuanto a la vida reproductiva y otros campos. En otros países, sobre todo en los anglosajones (como Estados Unidos e Inglaterra) hay muchos avances y líneas editoriales completas sobre cuestiones de masculinidad.

Aquí todavía sucede que, si un hombre se pone a hablar de cuestiones de género no es bien recibido y esta es una de las razones por las que creo que seguiremos siendo mujeres las que estamos insistiendo en estos temas. Parece que somos las que más tenemos que "ganar", pero creo que los hombres también ganarían muchísimo: tendrían una situación mucho menos estresante, exigente, agobiante y esto lo hemos visto en el área de la salud, cómo los hombres padecen problemas de salud muy ligados con su rol de género, con esta exigencia de ser los que siempre proveen, los que siempre lo soportan todo, los que no expresan sus emociones, que tienen que ser fuertes, no abrazar niños, etc. En la ciudad de México ya hay varios grupos de hombres constituidos para apoyarse unos a otros, por ejemplo, grupos de hombres golpeadores, que han tenido problemas de violencia con sus mujeres y, un poco como los grupos de alcohólicos anónimos, se dedican a reflexionar sobre sus problemas y sus relaciones afectivas con sus parejas.

¿Cuáles son los productos más significativos que ha habido respecto a los estudios de género?

Hay una línea muy importante que ha tenido mucho impacto, sobre todo en el desarrollo de las políticas públicas, que es la asunto de la salud y, particularmente, la salud reproductiva. Este campo es una de las prioridades de las agencias internacionales que financian proyectos de desarrollo e investigación. Otro es el de la educación y el de la participación en la vida pública, la participación de mujeres en las instancias de decisión, de participación política directa, los cuales se han impulsado de manera importante.

No sucede lo mismo con la academia. En la academia privilegiamos otros campos que se diferencian de los que se privilegian en la militancia o en la intervención más directa. Por ejemplo, en el proyecto del Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara, las cuatro áreas que abrimos fueron la Subjetividad y Género, toda esta manera en la que el sistema de género es incorporado en los sujetos y puesto en acción a través de las prácticas sociales; otra es Salud y Población; otra es Comunicación e Historia (en la cual había algunas puntos de contacto con la educación) y la última es sobre las Estructuras de Poder (que ahí entraban asuntos como la participación política, los movimientos sociales, etc.). Con esas cuatro líneas, abarcábamos en lo académico lo que nosotros considerábamos como las áreas más importantes de investigación. Por supuesto, en términos de programas de desarrollo, existen muchas otras áreas. En el documento de la Cuarta Conferencia sobre la Mujer se enmarcan doce esferas de preocupación de los organismos internacionales acerca del género. En este foro se dio una discusión muy importante alrededor del concepto de género; hubo algunas posiciones, sobre todo la del Vaticano, que se negaban a que se utilizara la palabra género, que seguían insistiendo en en que se usara la palabra "mujeres" en lugar de "género", y que no entendían que no era nada más una insistencia política en el uso del término sino una necesidad conceptual para poder incluir también las relaciones

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