Los Somés

LOS SOMÉS:

La celebración de la Virgen del Rosario ha continuado durante los ocho días siguientes después de la bajada, y es que apenas quedan arregladas las Vírgenes de Copoya en su altar, observamos el llamado "somé de espera", es decir aquél que realiza el prioste antes de que lleguen las Vírgenes a su casa. Pero luego de un rato llega el primer somé acompañado por las madrinas de ramos y quema de cuetes, siendo recibidos con incienso de parte del dueño de la casa. .

Y por la noche se presentan otros padrinos de somé quienes cooperaron para la música de tecladista que estará hasta pasada la medianoche. Mientras la primera pareja de socios-cuidadores de las Vírgenes hará la velación durante esta primera noche que está en casa del prioste-mayordomo. .

Al día siguiente, jueves 15, mientras los maestros ramilleteros elaboran los chocolatillos, la Mayordomía Zoque mete su somé tradicional, es decir las dos varas forradas con hoja de zapote negro, los ponzoquís o panes especiales para esta ofrenda, las frutas y algunas flores como adorno. Y cuyo significado es la ofrenda para los santos y Vírgenes para devolverles, de manera ritual, un poco de los bienes que nos han otorgado.

Y el domingo 18 del presente, aprovechando la coincidencia de fechas con la estancia de las virgencitas, Rafael Coutiño ofreció meter un somé para celebrar el cumpleaños de su esposa Laura Zúñiga de Coutiño. Por lo que desde la 1:00 de la tarde se prepararon las botanas y se armó el somé con utensilios de plástico para el servicio doméstico. Así que desde esa hora estuvimos presentes y ayudando en su elaboración, ya que se esperaba entrar a las 3:00 de la tarde.

Por lo que el trueno de los cuetes anunció la salida del somé y su camino a la casa de los priostes, ubicada a sólo tres calles, acompañado de los pocos invitados que llegaron a tiempo y, luego de llegar y colocarlo en el altar se realiza la coronación de la festejada, ya con los demás invitados y las tres coronas que le llevaron. "Las Mañanitas" y los versos de coronación no se hicieron esperar, por lo que la festejada lloró de alegría y emoción. La música inició su tanda para bailar y el festejo duró hasta la medianoche.

Pero el último somé será ofrecido el día de hoy 22, para la celebrar la despedida de las Virgencitas. Por lo que este lugar estará bastante alegre. Aunque en estos momentos, en la casa del presidente de festejos de Copoya, varios de los maestros ramilleteros ya elaboran sus hermosos joyonaqués que adornarán el altar que las recibirá de regreso.

Mientras que otras personas realizan el somé de espera, así como el "someíto" con ensarta de flores de musá (cempasúchil), pues dentro de nueve días es la víspera del "Día de Muertos" y esta es su ofrenda tradicional. Este "someíto" se elaborará en la ermita del Señor del Cerrito, el próximo domingo 25 de octubre.

Un somé especial es aquél elaborado con mazorcas que (formando la figura de un Sol estilizado) son colocadas sobre una estructura circular, elaborada con bejucos y un ramillete al centro, por lo que resultan significativos como agradecimiento por la cosecha recién terminada en estas fechas, que fue creado por el maestro lavandero y ramilletero Antonio López Ríos, que deben sostenerse entre dos varas, por su peso.

Los somés más comunes son hechos de una sola vara y son forradas con hojas de zapote negro, chicozapote, achín, caoba, ciprés, palma de pescado y hasta de benjamina. Y se les amarran, además o en lugar de las frutas y los panes, diversos artículos tradicionales o utilitarios, como trastes, pañuelos, globos, papel crepé y hasta juguetes cuando se festeja alguna imagen del Niño Dios.

Pero el caso más desatinado que hemos visto fue el sucedido en octubre de 2006, cuando vimos a la entrada de la iglesia de El Calvario, un enorme somé elaborado con decenas de paquetes de papel higiénico (desde cuatro y hasta 32 rollos), lo cual nos parece una total falta de respeto, pues suponemos que ellos conocen su significado como ofrenda ritual. Y aunque nos han platicado las cosas utilitarias y económicas de esta situación, todavía nos parece totalmente fuera de lugar.

Pero, tradicionalmente, a los ocho días se realiza la "bajada" del somé y todos los productos son repartidos entre los asistentes. Los trastes grandes quedan para servir en las siguientes fiestas tradicionales que realicen en esa casa, mientras que las frutas se parten en pequeños trozos para comerlos y el ponzoquí se reparte como reliquia.

Como toda cultura indígena inmersa en las ciudades modernas, estos somés se han adaptado a las nuevas circunstancias y los nuevos productos, pero en varios lugares estos conservan aún los productos y significado de ofrenda tradicional.

Y aunque hemos recibido muchas razones

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