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MITOS E HIGIENE DE LA ACTIVIDAD FÍSICA


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2013  •  1.090 Palabras (5 Páginas)  •  326 Visitas

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MITOS E HIGIENE DE LA ACTIVIDAD FÍSICA

Las agujetas desaparecen tomando agua con azúcar. Tras un prolongado descanso, cuando se vuelve a realizar ejercicio físico es común sufrir un dolor muscular conocido coloquialmente como agujetas. Este dolor que suele aparecer a partir de las 24 horas y que aumenta durante los dos días siguientes para desaparecer días después, se ha relacionado con el ácido láctico. Sin embargo, las agujetas nada tienen que ver con él, sino con la realización de actividades donde predominan las contracciones excéntricas. Así pues, de nada va a servir tomar agua con azúcar para prevenirlas o combatirlas, sino que habrá que comenzar a realizar ejercicio físico “sin prisa, pero sin pausa”.

Es necesario consumir proteínas para aumentar la masa muscular. En los últimos tiempos han aparecido en el mercado los denominados suplementos de proteínas y aminoácidos, con el fin de aumentar la masa muscular, por la creencia de que dietas ricas en proteínas son indispensables para conseguir una buena masa muscular. Sin embargo, este exceso de proteínas es perjudicial para el organismo (sobrecarga el hígado y los riñones), siendo una dieta adecuada y correcto entrenamiento la base de una buen musculación.

Sudar abundantemente es adecuado para perder peso. La pérdida de agua, es decir, sudar, no es sinónimo de pérdida de grasa. Es una contraindicación absoluta intentar adelgazar a través del sudor, porque además de que no adelgaza, puede producir una deshidratación severa, con las complicaciones que conlleva. Por lo tanto, realizar ejercicio físico con vestimenta deportiva que ocasione una alta sudoración, entrenar a horas de máximo calor o utilizar técnicas de pérdida de peso como tomar una sauna, son práctica totalmente incorrecta.

Perder grasa de manera localizada. Muchas personas creen que un aumento en la actividad de músculos concretos facilita un uso mayor de las grasas almacenadas en la zona. La promesa de la reducción en un punto localizado mediante el ejercicio es especialmente atractiva desde un punto de vista estético, si bien desde el punto de vista científico no tiene sustento alguno. Sencillamente no existe evidencia de que las grasas se liberan en mayor grado de los depósitos situados directamente por encima del músculo que realiza ejercicio.

El ejercicio provoca hambre y hace que se ingiera más alimentos. Existe la creencia de que el ejercicio causa inevitablemente un aumento del apetito, de manera que cualquier gasto de calorías provocado por el ejercicio físico se contrarresta rápidamente con un aumento proporcional del consumo de comida. Debido a este mito, algunas de las personas que hacen régimen para adelgazar no practican ejercicio físico. Las sensaciones de hambre depende, entre otros factores, de los niveles de azúcar en sangre (glucemia). Cuando se realiza un ejercicio muy intenso que utiliza la glucosa como energía, disminuye la glucemia, y se desencadena la sensación de hambre.

El músculo se convierte en grasa o viceversa. El músculo nunca puede transformarse en grasa, así como ésta nunca puede hacerlo en aquél. Ambos son tejidos altamente especializados con funciones específicas. Los músculos está compuestos por fibras largas, parecidas a espaguetis, con proteínas contráctiles diseñadas para ejercer fuerza. Las células grasas son receptáculos redondos diseñados para almacenar energía. El entrenamiento incrementa el volumen de la fibra muscular (hipertrofia) y el reposo lo reduce (hipotrofia). El consumo excesivo de calorías ocasiona que las células grasa aumenten en tamaño a medida

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