Marxismo y escuela

Marx criticó fuertemente el capitalismo y las relaciones sociales que se imponían con él. Pues se sacrificaba el desarrollo físico e intelectual de los niños, por intereses de producción de la burguesía.

Concibe, que es necesario que todos los niños se preparen para la vida en sociedades presocialistas y sociales.

La sociedad necesita de la educación para liberarse de las opresiones, a partir de ella el hombre comienza a pensar, analizar, crear, y es así como se forma un ser servible para sí mismo y para la sociedad en la que se desarrolla.

México tiene las bases de una sociedad capitalista, que no solo está sumergido en la desigualdad laboral, sino también, las escuelas están formando a la próxima generación de obreros que contribuirá a seguir con la continuidad económica de la sociedad (patrón y obrero), y aunado a ello, la creciente corrupción evita que una teoría económica que parece ser buena y justa si se lleva a medida de las necesidades de todos los individuos, no nos lleve a los resultados que “deberían” de ser.

Probablemente difieran cuando me dirijo al capitalismo como un sistema justo, sin embargo, cuando lo defino como tal es porque tomo en cuenta la libertad de elección de los seres humanos, lo que nos permite elegir en que status queremos estar y buscar las medidas para llegar a dicho cometido.

Marx considera que el trabajo “es la condición básica y fundamental de toda la vida humana”, y oponiéndose a la prohibición del trabajo infantil, crea a mi parecer, una proposición equilibrada entre el desarrollo intelectual y el desarrollo físico del individuo, pues a final de cuentas para esa vida de productividad se prepara a los niños.

Esencialmente retomaría la propuesta de Marx al defender el trabajo infantil, hoy en día se ve como un abuso al menor, cuando este se ve en la necesidad de trabajar y ayudar a su familia, sin embargo, nuestra cultura nos ha enseñado que los adultos son los que se manejan en el área laboral y desgraciadamente cuando recién egresados de licenciatura se aventuran en la búsqueda de trabajo, lo primero que se requiere es “experiencia mínima”; cuando muchos han pasado los primeros veinte años de su vida únicamente dedicados al estudio, con la firme esperanza de que esa dedicación les permita ingresar a la jerarquía que se estipula exitosamente; cuando se combina el trabajo con el estudio se adquieren las habilidades intelectuales, pero sobre todo, se aprende a aplicarlo en la vida laboral, la cual es cruel y te enfrenta a la realidad de la sociedad.

Mi postura no indica que sea partícipe de la explotación infantil, sin embargo, creo que aparte de facilitar a los individuos jóvenes su entrada al mundo real de lo laboral, se puede evitar con ello la degradación de valores y la sobreprotección de los jóvenes (consecuencia de padres proveedores de todo lo económico), quienes han pasado de ser individuos prometedores para el avance de la sociedad, a una generación estancada y sin aspiraciones, que tanto los padres como el consumismo han fomentado.

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