Metacognición

En 1912 Stern ideó un modo de medir la inteligencia de una persona ligada al concepto de cociente intelectual. El CI es una fracción en cuyo numerador se sitúa la edad mental del sujeto y en cuyo denominador se sitúa la edad cronológica real. Los primeros tests de inteligencia fueron elaborados por Binet y Simon. Hoy en día está algo obsoleto. Autores como Santos-Guerra han llegado a declarar cómo en su opinión la teoría y el uso del concepto de CI indujó a errores tremendos ya que lo que mide el test es la habilidad para solucionar cuestiones de carácter abstracto. No se tuvo en cuenta la dimensión cultural presente en los tests. Determinaba biologicamente a las personas, estableciendo su inteligencia de manera irrevocable para toda su vida.

Los educadores muchas veces se apoyaban en estos tests para tener unas expectativas sobre los niños. Ello impedía a muchos niños desarrollar su potencial a causa de la profecía autocumplida. Los últimos años sin embargo, visiones como el efecto Pigmalion, según el cual las expectativas que tenemos sobre una persona influyen positivamente o negativamente en sus resultados. A finales de los años 80 surgieron visiones alternativas a la inteligencia, como la inteligencia emocional. Ya no se veía a alguien solo bajo el prisma de los tests de inteligencia o el CI. A lo largo del siglo XX surgieron diferentes aproximaciones para explicar y medir la inteligencia:  El factor G de Spearman que modelaba una inteligencia invariable desde el nacimiento, los siete tipos de inteligencia de Thurston, el modelo de inteligencia de Guildford que se basaba en 120 componentes independientes.

Es en 1983 cuando aparece la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, que viene a decir que la inteligencia es un conjunto de inteligencias múltiples, distintas y semiindependientes, la capacidad mental de resolver problemas y/o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas.  Según Gardner el ser humano posee ocho tipos de inteligencia, y según el desarrollo de sus capacidades, conocimientos y su propio esfuerzo pueden progresar o estancarse. Cada una de ellas, es independiente desde el punto de vista neurológico, pero una vez activas se muestran enlazadas formando un sistema. Cada ser humano presenta una combinación específica de estas inteligencias y dependiendo de ello se desarrollarán más unas que otras.

La inteligencia lingüistica supone la capacidad potencial para hacer uso del lenguaje oral y escrito de un modo competente, ayudándonos a comprender y a organizar la información.

La inteligencia lógico-matemática es el potencial para captar, comprender y establecer relaciones, para emplear números y operaciones de manera efectiva, para plantear y resolver situaciones problemáticas y para desarrollar esquemas y razonamientos lógicos.

La inteligencia musical podría decirse que es tener buen oído. Es la capacidad potencial de entender, interpretar e identificar ritmos, melodías y estructuras musicales.

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