Mi Historia Docente

Procedo de una familia sencilla y trabajadora, desde pequeña mis padres me inculcaron el estudio como un ascenso social y ser maestra para ellos siempre ha sido la mejor opción, mi padre siempre se inclinó por la docencia aunque por cuestiones económicas nunca pudo prepararse para ejercer dicha profesión.

Mi infancia fue decisiva para elegir esta profesión, cuando era pequeña mostraba cierto gusto por ser maestra, jugaba con mi hermana y amiguitos del barrio a la escuelita, por lo general siempre me tocaba ser alumna por ser de las más pequeñas.

Durante la primaria soñaba con ser “La gran maestra”, la que todos como niños vemos bonita, sencilla, amable, juguetona y cariñosa ejemplo que tomaba de los practicantes que asistían a la primaria en aquel entonces, siempre llamaban mi atención y recuerdo que yo les comentaba, cuando sea grande quiero ser como tú, comentarios que tal vez no eran tan significativos ya que pensar en mi carrera a mi corta edad eran poco creíbles.

Al ingresar a la secundaria no pensaba mucho en lo que quería ser de grande, mi prioridad era estudiar, conocer más gente, convivir con mis amigos, pasearme y por lo tanto la palabra profesión había quedado de lado momentáneamente.

Fue en la preparatoria cuando pensé de nuevo en mi formación profesional, el primer par de años fue pura diversión, siempre me he caracterizado por ser divertida, paseadora y alborotada claro sin descuidar mis buenas notas, de repente llegaba a mí la preocupación por mi futuro pero solo era cuestión de horas para que pasara.

En tercer grado de preparatoria realice un examen vocacional obteniendo como principales resultados la docencia y administración, no lo tome mucho en cuenta inclinándome más por gustos y caprichos propios como el salir de casa, estudiar en la cuidad o bien con la idea de ir a otro lugar y vivir sola, decidí estudiar nutriología en la ciudad de Cuauhtémoc, al llegarse el día de salir de casa empezaron los nervios la idea de vivir sola ya no parecía tan divertida como al principio y decidí intentarlo, al no estar acostumbrada a estar lejos de mi familia no aguante y la desesperación me llevo a desistir en la idea de estudiar lejos del lugar donde crecí.

Regrese a casa con la opción de estudiar algo más accesible, opte por estudiar criminología en la localidad de San Juanito a 30 min de mi hogar, por lo que iba y regresaba, permanecía alrededor de 2 semestres en dicha escuela los cuales fueron suficientes para darme cuenta que tampoco era lo que deseaba realizar toda mi vida por lo que deserte. Fue entonces que entre en desesperación ya dos carreras que para mí no tenían futuro y por el tiempo no había posibilidad de entrar a otra universidad no había opción y tenía que ponerme hacer algo en lo que se me presentaba de nuevo la oportunidad de estudiar, empecé a trabajar, bajo la presión de un trabajo por un salario mínimo y la presión de mis padres por estudiar una carrera llegue a la siguiente conclusión “Quiero estudiar, algo accesible, en mi casa y con buen sueldo”. Como no haberlo pensado antes regrese por un momento a mis gustos de infante y me dije yo misma seré “La gran maestra” que soñé de pequeña, y el lugar ideal para realizar mi sueño era en la normal “Yermo y Parres”, lo más pronto posible aliste todo, saque mi ficha y fue un 24 de junio que realice mi examen de admisión, al mes fui a ver la lista de aceptados y para mi sorpresa el numero 17 correspondía a mi nombre noticia que me lleno de felicidad de igual manera que a mis padres.

Y es aquí donde inicia mi gran aventura para ser maestra.

Mis primeros 15 días en la normal fueron muy pesados, la idea de cambios, la nueva reforma y los cursos eran muy difíciles podía notar que ni los

...