Mi problemática en la práctica docente de la asignatura de Historia

Mi problemática en la práctica docente de la asignatura de Historia.

Por Eduardo Cardenas Rodríguez.

La historia es  un registro importante de la actividad humana a lo largo del tiempo, nosotros, los seres humanos, como sus protagonistas es inconcebible mantenerse ajenos a ella. Por desgracia los avances tecnológicos logrados a partir de la segunda mitad del siglo XX han sido tan abrumadores que han cambiado los modelos y las necesidades de aprendizaje. La inmensa cantidad de información y la velocidad en que esta es creada nos obligan a fluir en lo que Zygmunt Bauman denominó Modernidad Líquida, donde las nuevas generaciones buscan el pragmatismo del momentáneo del conocimiento y no su búsqueda o construcción.

Otra de las situaciones vividas en esta modernidad fluyente es la velocidad en la que se gestan los acontecimientos políticos, sociales y económicos. En una semana puedes vivir en un país y a la siguiente ya formas parte de otra nación; fortuna y miseria se forjan en cuestión de horas y la alternancia política ocurre de un periodo de gobierno a otro. Todo esto ocurre por el vertiginoso flujo de información.

¿Por qué  hablar del pasado en una era que exige toda nuestra atención en el presente?. En su mayoría, las generaciones actuales de estudiantes son bombardeados con estímulos informáticos tan instantáneos que no pueden el tiempo de reflexionar sobre ellos. Su filosofía YOLO (You Only Live Once) o Solo se vive una vez. Los obliga a responder de manera inmediata a una vida inmediata. Por lo tanto el ejercicio de la reflexión sobre la realidad un es una constante en la mayoría de la población. Para ellos el pasado ya fue y no merece tiempo del presente meditar sobre ello. Se vive en una modalidad de ensayo y error a ciegas.    

Nosotros hemos sido los constructores de este escenario, les hemos facilitado tanto las cosas a las nuevas generaciones que han perdido la curiosidad por investigar y cuestionarse lo que llega a sus manos y han construido su criterio en la veracidad de las masas y no del autor, es decir que su verdad está construida de acuerdo al número de personas que la afirman y no en quien la afirma.

Por otra parte no todo es negatividad en este panorama, esta nueva inmediatez, junto con las nuevas  tecnologías se han convertido en herramientas poderosas al servicio de la historia, hoy podemos rescatar y difundir documentos casi perdidos, reconstruir ciudades antiguas o duplicar con una impresionante exactitud artefactos antiguos. En esta era de globalización la historia también se ha globalizado.  

Para concluir debo decir que la enseñanza de la historia no debe de ser de una pelea libro versus internet, sino la complementación de ambos el libro necesita del alcance de la internet y la internet necesita de la veracidad del libro. Enseñar historia no debe ser transmitir una interminable colección de datos o una competencia de sobre quien tiene la referencia más oscura profunda y detallada. Pienso que la historia debe cautivar e invitar a utilizarla como una herramienta de construcción social actual. El nuevo docente de historia debe ayudar a recuperar la pasión por la reflexión y el cuestionamiento de la actualidad pero con la fortaleza del sustento bien argumentado y referenciado. Solo con esta poderosa herramienta cultural podremos entender que el origen de nuestro actual progreso o desgracia se encuentra en nuestra capacidad de reconocer nuestros errores y aciertos pasados.    

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