Mi trayectoria

MI ANTECEDENTE.-  

Una mañana de 1971, cuando iniciaba mis días en la escuela primaria, se encontraba izando la bandera de México, pues se realizarían en un momento más los honores a ella. Al momento de ir subiendo, se dejó asomar entre unos árboles el majestuoso sol. En ese momento me dio de lleno, en mi entonces pequeño rostro, sus rayos luminosos. Inmediatamente puse mi mano derecha sobre mi frente para cubrirme, pues me encandilaba demasiado, y seguir viendo cómo se elevaba hasta lo más alto nuestro lábaro patrio. En ese momento escucho y observo a un grupo de niñas que admiradas decían: Mira, que lindo niño, está saludando a la bandera. En realidad a mí me dio pena, pues no era lo que hacía realmente, sino que me estaba protegiendo  de lo que en ese momento me encandilaba.

    Esto lo recordé tiempo después y me hizo reflexionar en todo lo que encerraba la bandera, como los valores que debemos tener en y por  México, los sacrificios que muchas personas realizaron para que fuésemos libres, el amor que debemos profesar por ella y lo que representa. Pensaba en los héroes que buscaban hacer crecer nuestro país y a la vez reflexionaba en que podía hacer por parte mía para hacer que México fuese mejor.

   Continué mis estudios de secundaria y bachiller sin saber a dónde me podrían llevar, pues cuando se es joven pensamos en viajar y conocer el mundo, claro que trabajando. En ese lapso intentaba desarrollarme en la industria de producción y que eso mismo me llevara a viajar. Sin embargo, para mí, poco tiempo después surge una oportunidad de integrarme a las filas de la educación.  Lo pensé mucho y acudí con una persona que había sido gerente en una empresa donde realicé mis prácticas, y a quien consideraba como persona de respeto y muy sabio, para que me aconsejara sobre qué camino seguir.

   Él me dijo: Si yo fuera tú, tomaba el trabajo que me ofrece en educación, si no te gusta lo dejas con la satisfacción de que lo probaste y no era lo tuyo; pero si no lo tomas, puede que toda tu vida te quede la incógnita de  si pudiste haber crecido y desarrollado en eso que rechazaste.

   En ese momento decidí incursionar en este importante mundo, y ya una vez dentro, vi como en la palabra de aliento a un estudiante, en el consejo de qué decisión tomar, en la palmada que lo hace sentir que hay quién lo apoya: vi que a México lo podía ayudar a ser mejor en cada adolescente que  va creciendo y que se transformará en ciudadano y adulto responsable.

   No se necesitan héroes con súper poderes, se requieren personas que hagan crecer a nuestro querido país, con respeto, con dignidad, con honestidad, con amor a la patria y a quienes dieron su vida para que nosotros tengamos esta libertad, e inculcando en las mentes de nuestros jóvenes estas premisas,  estoy seguro que podemos cambiar el rumbo de este barco llamado “México”.

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