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Modulo 2 Segundo Proyecto Productos Del Diplomado


Enviado por   •  7 de Junio de 2012  •  3.013 Palabras (13 Páginas)  •  822 Visitas

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Los funerales de Amado Nervo

De Mauleón Héctor ―El tiempo repentino‖,

Crónicas de la Ciudad de México

en el siglo XX., Edit., Cal y Arena

pag.143-155

UNO

Aquella mañana de 1919 en la que alcanzó el tramo final de su agonía, Amado Nervo estrechó las manos del ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay, y dijo una frase extraña:

_La muerte me encuentra por los pies.

Fueron sus últimas palabras. La tarde anterior, la nefritis crónica que lo aquejaba había entrado en una fase crítica; el médico de cabecera entendió que no era posible esperar una relación favorable y congregó a los amigos más cercanos en la habitación que el poeta ocupaba en el Hotel Plaza, de Montevideo. Contaría después el ministro uruguayo.

_Poco antes de entrar en agonía, como su habitación estuviera en una semipenumbra, Nervo dijo a las personas que le rodeábamos: ―¿Por qué no abre4n esas ventanas para que entre la luz? Yo no quiero morir sin ver el sol‖:

_Sus últimos instantes fueron de una dulzura impresionante. Se extinguió con la serenidad y con la calma de que hizo gala toda su vida. El ministerio del Perú, que no se apartó un instante del poeta, me dijo esta tarde: ―Tuvo una muerte admirable, la muerte de un santo, de un iluminado. La dulzura y la delicadeza de su alma no se empañaron nunca durante la enfermedad‖. La forma en que se extinguió ha impresionado a todos los que lo rodeábamos – recordó el diplomático:

Es por lo que se sabe sobre los últimos días, las últimas horas de Nervo. El 20 de mayo, cuatro días antes de su muerte, había escrito una carta que Bernardo Ortiz de Montellano consideró luego, más que paradójica, premonitoria. Iba dirigida a ―un amor ideal‖---- ―voz de oro, frente serena y dulces ojos, claros, con el brillo de un poco de emoción‖---- que el poeta acababa de encontrar en Argentina. Tal vez fue éste el último documento que salió de la pluma: <<No quiero que vengan….Estoy rodeado de gente. 54 Por Dios, no diga nada más a la Legación. Se lo ruego, Tres médicos me ven… Sólo usted me falta, pero usted está en mi alma. Es de creer que me podré ir el 24…¡Qué cerca!.. Ya pronto estaremos juntos. Hasta luego>>.

La muerte lo alcanzó, precisamente, aquel 24 de mayo al que la carta hacía referencia. << La vida no es otra cosa/ Que el resplandor de la muerte>>, dice una milonga argentina recuperada por Borges. Si Nervo brilló en vida como pocos poetas de su tiempo, sus esponsales con la muerte constituyeron un acontecimiento inusitado: <<no tienen precedente en la historia política y literaria de América Latina>>, apuntó un diario. En 1944, escribiría por su parte el propio Ortiz de Montellano:

Ni Héroe ni rey alguno, menos un poeta, han recibido nunca los honores funerales que durante seis meses, tiempo que duró el traslado de sus restos a la capital mexicana, le rindieron a su paso los pueblos de América. La prensa de las veintiún repúblicas durante seis meses, reprodujo con frecuencia, artículos laudatorios, versos de homenaje, noticias de los funerales, crónicas de veladas literarias en su honor. Los escritores, los poetas, las voces femeninas de América. _Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, _unieron su palabra y su voz. Los libreros agotaron las ediciones de sus libros. Millones de labios repitieron su nombre y sus versos.

DOS

En mayo de 1919, los diarios de la Ciudad de México daban cuenta de batallas, emboscadas, fusilamientos y asesinatos a mansalva. Fotografías del cadáver de Zapata, ejecutado un mes antes en Chinameca, o de la cabeza de Blanquet, decapitado en Chavaxtla. Titulares teñidos de rojo, << ¡Detened la invasión!>>, porque Villa había balaceado a unos soldados gringos, o porque circulaba la noticia de que Alemania había intentado durante la Primera Guerra Mundial, aliar a México contra los Estados Unidos Pablo González y Álvaro Obregón luchaban por la Presidencia de la República y los carrancistas terminaban de cincelar su leyenda negra, _secuestros, violaciones, juicios sumarios verificados en plena calle_, mientras en el resto el mundo caían, <<tormentas formidables>> y los dirigibles desaparecían en la bruma. Todo aquello se detuvo momentáneamente el domingo 25 de mayo. Con titulares quizá más negros que de costumbre, informó en su primera plana. El Universal, <<Nervo, el gran poeta mexicano ha muerto>>. Abajo, una foto reproducía la imagen que años después describiría Alfonso Reyes:<<Los rasgos arqueados, la nariz interrogativa, los ojos entre 55 magnéticos y burlones, la boca tan baja _ que era ya mefistofélica_, un algo de pájaro, un algo de monje, un perfil de sobra chinesca.

En 1919 El Universal incluía entre sus colaboradores a Ramón López Velarde, Carlos González Peña, Salvador Quevedo y Zubieta, Xavier Sorondo y Enrique González Ledesma, entre otros. Tal vez a uno de ellos le tocó redactar la nota necrológica_ sin firma_ que decía:

Un cable, con su habitual y cruel laconismo, nos informa que Amado Nervo murió a ver en Montevideo la hermosa capital uruguaya, blasonada entre las más ilustres por el talento peregrino de Herrera y Reissig, Nervo acababa de presentar sus credenciales al gobierno de dicha república después de haberlo hecho en Buenos Aires, donde la palabra de Leopoldo Lugones lo saludó en nombre de la intelectualidad argentina más alta.

Hace pocos meses que nuestro poeta regresaba a México al cabo de una ausencia de 15 años, Entonces se pudo ver en homenajes públicos y privados, la simpatía y admiración que despertaba a su paso un hombre que supo llevar la lira sobre el corazón (….) Todos lo querían y todos lo amaban por el penetrante encanto de su poesía diáfana y cordial reflejo fiel de su vida armoniosa no enturbiada por las concupiscencias que mancharon a tantos tiempos pródigos en prevaricaciones y apostasías.

La nota iba acompañada con la transcripción de la carta con que Nervo había rechazado una pensión de siete mil quinientas coronas, ofrecidas por las cortes españolas para atenuar su estrechez económica, (<<Aun cuando mi situación pecuniaria es sobrada modesta, yo como Azorín soy un ―pequeño filósofo‖ y los pequeños filósofos vivimos con muy poco y hasta tenemos cierto amor a la ―austeridad‖, lo que no sienta mal, por lo demás, a un poeta místico>>) Incluía también una breve reflexión escrita por Darío antes de que a el mismo le alcanzara la muerte

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