México tiene un sistema educativo diverso, complejo, atractivo como objeto de estudio, pero también lleno de contrastes y contradicciones

ENSAYO

 LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO

PROFESORA: MTRA. MANUELA BADILLO M.

ALUMNOS: JOSÉ LUIS FRAGA PÉREZ

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DICIEMBRE 2011

EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO

Introducción

México tiene un sistema educativo diverso, complejo, atractivo como objeto de estudio, pero también lleno de contrastes y contradicciones. Cómo explicar el increíble desinterés, desde hace muchos años, por lo que ha pasado en el ciclo de la educación media superior. Esta actitud no ha permitido abordar las grandes dimensiones de los problemas y deficiencias que están detrás de los elevados niveles de fracaso personal de muchísimos jóvenes, y que están relacionados con las limitaciones y errores que ocurren en las instituciones, en los planos federal, estatal, municipal e institucional. Pese a los esfuerzos, no es tan claro cómo se podrá sortear tal problemática en los siguientes años.

Como sucede con todos los subsistemas, el de educación media superior no es tampoco independiente. En su posición en el itinerario escolar, se ve envuelto en diversas dinámicas y recibe enormes presiones, tales como la cantidad de egresados del nivel previo, para quienes el gran sistema educativo no ha logrado dar cobertura suficiente ni en cantidad ni en calidad. Por ejemplo, Se sabe que tan sólo 58 de cada 100 jóvenes en edad de cursar el bachillerato encuentra un sitio en él. Y, de los que logran ingresar, pese a la trascendencia que tiene preparar en ese nivel a quienes continúan hacia una formación escolar de tipo superior, el subsistema no ha sabido cómo frenar las deplorables tasas de deserción que se manifiestan en la salida sin concluir sus estudios de más de 40 por ciento de jóvenes, principalmente por la reiterada reprobación o por la necesidad de contribuir a los escasos ingresos de sus respectivas familias.

Por todas esas razones, la autoridad educativa tiene ahora una responsabilidad mayúscula. Además de los problemas de carácter estructural que urge atender, entre los que destacan llegar a una definición del concepto de educación media superior y a la delimitación de las múltiples opciones vocacionales, es también prioritario diseñar un esquema institucional que permita desarrollar mecanismos sistemáticos de atención personalizada a sus estudiantes, una vez que se incorporan a alguna institución de nivel medio superior.

Se tiene conocimiento de que en los próximos años se enfrentará la mayor demanda de nivel medio superior en la historia de este país: aproximadamente, 10 millones de nuevos alumnos. E esfuerzo puede ser de una gran magnitud si se aumenta la cobertura, de 58 a 68 por ciento. Por lo mismo, es urgente considerar que la atención a los estudiantes tiene que darse no sólo mediante más espacios físicos; sino eminentemente con sentido cualitativo. Cabe ser muy francos: abrir más plazas por aula no significa que se va a lograr aumentar la retención. No, adicionalmente a ello es apremiante poner en práctica medidas muy claras, pero contundentes, para atender también la calidad de los procesos.

Antecedentes

Los mexicas formaban a sus cuadros en instituciones educativas para que  las tareas que realizaran fueran satisfactorias para la sociedad de la que formaban parte, con la conquista, los encargados  de la educación fueron los franciscanos, agustinos, dominicos y jesuitas, estos últimos de gran transcendencia en la sociedad novohispana^[1], sirviendo al Estado imperante de la época.

En la etapa liberal, primero con Benito Juárez, aparte de que la educación fue la encargada de velar por los intereses de la clase en el poder, pero sobre todo por reproducir la filosofía del Estado, hubo una gran preocupación por tres problemáticas específicas: El método didáctico, la enseñanza objetiva y la educación integral. A partir de estas  problemáticas se crearon las escuelas normales y se reglamentó la inspección escolar.

Después, con Porfirio Díaz, se instrumentó lo que se llamó “principio de utilidad” que consistía en:

“ La introducción de asignaturas novedosas y prácticas, de tal modo que el estudio de las ciencias físicas y la historia natural tuvieran aplicaciones reales en la vida de los niños para lo cual era recomendable que se ofrecieran Lecciones de cosas y que se efectuaran descripciones de los objetos, educando así las capacidades sensoriales, lo que facilitaría el aprendizaje”

La teoría pedagógica que se utilizó en este periodo recibió el nombre de Realismo Pedagógico.

Con el triunfo de la revolución mexicana y la consolidación del capitalismo, el Cardenismo el que da pie a la entrada del Estado Benefactor y  con ello, al diseño curricular basado en objetivos, el cual estuvo funcionando hasta la década de los noventa, cuando, al cambiar el modelo, cambia el diseño, ahora por competencias. Las competencias se definen como una “capacidad de actuar de manera eficaz en un tipo definido de situación, capacidad que se apoya en conocimientos (Perrenoud, 1999). Pero no se reduce a ellos. Para enfrentar una situación de la mejor manera posible, generalmente debemos hacer uso y asociar varios recursos cognitivos complementarios, entre los cuales se encuentran los conocimientos.

Lázaro Cárdenas  insistía en 1961 en que la capacitación técnica y científica no bastaba. “Para que la clase trabajadora obtenga una instrucción completa, decía el general, es indispensable que (el Estado) le imparta también una educación política. La ciencia política le enseñará las leyes que rigen la sociedad capitalista; le explicará su posición como clase social y la misión que debe cumplir en el mundo contemporáneo; y le señalará, a la vez, el camino para perseguir conscientemente sus fines y realizarlos en el trabajo.”

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