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Orientacion Educativa

luisanapalacios29 de Mayo de 2012

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La función orientadora del docente

El rol orientador del docente consiste en proporcionar ayuda al educando, facilitar estrategias que coadyuven a la adquisición de hábitos positivos, que generen en el ser humano bienestar, armonía y calidad de vida.

Actualmente se observa un cambio en el proceso educativo y en el desempeño que cumple el docente dentro de la institución educativa y la sociedad, puesto que, en el pasado se percibía un maestro tradicionalista que era considerado como el único portador de conocimiento donde el alumno tenía un rol pasivo, debía reproducir la información de la misma manera en que el maestro la trasmitía, es decir, había un enfoque memorístico, repetitivo, rígido, de la educación y de sus actores.

Esta visión del rol del docente ha sido trasformada, debido que hoy en día se fomenta una educación activa y participativa, donde se tienen en cuenta las necesidades particulares de los alumnos, y donde el docente sirve como guía y acompañante del estudiante durante su proceso de aprendizaje. Asimismo, dentro de su rol está el de ser un formador que busca en sus estudiantes no sólo el desarrollo intelectual, sino que también se interesa por garantizar la protección, el cuidado, el aprendizaje intelectual y de valores que garanticen vínculos que favorezcan la sana convivencia en la sociedad en donde se desenvuelvan.

Actualmente, el sistema educativo venezolano requiere de un docente optimista, comprometido con el país que ejerza una praxis pedagógica que trascienda la transmisión de conocimiento y propicie un acompañamiento continuo del educando en su proceso de formación y en la atención de necesidades evolutivas, socio emocionales, morales y de aprendizaje a fin de desarrollar la función orientadora.

Es en el desempeño del rol orientador, que el docente puede llevar a cabo esta labor de una manera más humana promoviendo, planificando, evaluando e investigando tales experiencias; considerando, además de los diseños curriculares y la escuela, a la familia, la comunidad y la sociedad como los agentes que intervienen en este proceso de educativo. De esta forma, el curso Función Orientadora del Docente aporta los conocimientos relacionados con la Orientación que pueden ser empleados en esta praxis hacia la formación de ciudadanos aptos para la vida.

Características de la función orientadora del docente

En relación con su persona

 es innovador

 se manifiesta tal y como es

 manifiesta sus sentimientos

 es persona y no materializa porque sí los proyectos de otros

 es participativo

 es crítico

 es coherente

 es técnico

 cree lo que dice y hace

 es asertivo, facilitador

 quiere resolver los problemas

 aprende de los demás

 le interesa todo lo que ocurre en el grupo

Con relación al vínculo interpersonal

 es directivo para ayudar a que los demás modifiquen su propio rol

 orienta al grupo y a los individuos en la búsqueda de su propia identidad

 da coherencia al grupo

 facilita los cambios en las actitudes y comportamientos del grupo

 intenta que el grupo se independice del líder

En relación con los aspectos formativos

 es un pedagogo de la acción

 enseña a planificar y controlar la planificación

 orienta la acción propuesta

 facilita la revisión de los procesos y de los resultados

 escucha y comprende las experiencias de los otros

 En relación con los aspectos técnicos

 se preocupa por su propia formación

 estudia los problemas

 plantea soluciones y planifica formas de acción

 es creativo

 juzga sus propios actos

 revisa y mejora sus actuaciones

Actitudes especialmente requeridas para la docencia

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Como requisito previo, imprescindible en un profesional de la educación, ha de considerarse una especial inclinación, amor y confianza en la tarea trascendente de educar, de transmitir parte importante de sí mismo a los demás con fines de servicio. Se trata, en suma, de lo que muchos entienden por vocación, aunque este término se preste a distintas matizaciones. Es imprescindible que el profesor posea cualidades específicas de su profesión.

Gran confianza en la educación, en su trabajo concreto. Sin fe auténtica en los frutos del proceso que él dirige, difícilmente será capaz de vivirlo con ilusión y entusiasmo y mucho menos transmitirlos a sus estudiantes. La educación, adecuación a los comportamientos sociales de un grupo humano, o socialización, se transmite de generación en generación y es en su mayoría inconsciente. La transmisión se realiza normalmente por modelos humanos, por contagio.

Respeto hacia los alumnos, que ha de manifestarse en actitudes de comprensión, ayuda, simpatía, justicia...

Sociabilidad y comunicabilidad como actitudes que favorecen los procesos de interacción psicológica y social en que inevitablemente ha de basarse el proceso formativo. El profesor debe ser capaz de abrirse a los demás y ofrecer sus conocimientos, sus ideas y su amistad.

Respeto y cultivo de los valores humanos: morales, intelectuales, culturales, etc. Actitud de continuo perfeccionamiento en todas las dimensiones de la persona.

Aptitudes para la enseñanza

Es evidente que todo trabajo requiere unas capacidades mínimas sin las cuales puede resultar difícil, casi imposible, alcanzar cotas elevadas de eficacia.

Para la profesión docente cabría indicar algunas:

• Estabilidad emocional

• Dominio del lenguaje y otros códigos útiles para la comunicación

• Capacidad de reacción ante situaciones inesperadas en un proceso activo de enseñanza

• Capacidad de adaptación a las circunstancias del alumno

• Normalidad física: voz, capacidad de movimientos, etcétera

Estos factores son estupendos colaboradores que facilitan el buen hacer del profesor, no obstante el elevado número de variables que intervienen en el proceso de comunicación intelectual y espiritual entre docente y alumno hace que ciertas deficiencias puedan ser compensadas sobradamente con recursos de otra naturaleza, que la voluntad firme y el amor por el trabajo bien realizado pueden potenciar.

Dominio de la materia que ha de enseñar

Es innegable la importancia de que el profesor domine perfectamente el conjunto de saberes que ha de usar como medio de formación. Durante mucho tiempo se ha prestado gran importancia a este aspecto con olvido, incluso, de los demás. Gran número de profesores ha sido seleccionado atendiendo, exclusivamente a su preparación científica, a su cualificación de «experto». La situación actual es bien distinta, se tiende a restar importancia a este factor y existe el riesgo de caer en el extremo opuesto: formar profesionales que sepan cómo han de enseñar pero que ignoren o conozcan defectuosamente lo que han de enseñar.

El error de antaño ha de corregirse añadiendo a aquella rigurosa preparación científica los demás requisitos para la buena docencia; no es lógico pretender desarrollar un miembro mutilando otro. La instrucción, que el profesor debe proporcionar al alumno, se basa fundamentalmente en la transmisión de conceptos, instrumentos, contenidos y principios.

Preparación técnica docente

Es este un aspecto de enorme actualidad porque es en los últimos años cuando se ha empezado a prestar atención a la preparación pedagógica del profesor de enseñanzas medias y superiores. El profesorado de enseñanza general o primaria gozaba ya de este tipo de preparación.

Los procesos de aprendizaje, la metodología de trabajo que el profesor debe proporcionar a los alumnos, se basa fundamentalmente en la transmisión de estrategias que el alumno debe aprender porque son fundamentales para su supervivencia, su futuro académico, profesional y laboral. De ahí el cuasi axioma: «Importan más los procesos que los resultados», ya que los procesos permanecen de por vida y los resultados son productos de buenos procesos, pero pueden ser poco permanentes.

Se admite hoy sin discusión que el profesor ha de conocer y saber aplicar técnicas educativas que, potenciando sus propios recursos naturales, permitan obtener la máxima rentabilidad de su trabajo y el de sus estudiantes. En la actualidad se considera imprescindible que el profesor, cualquiera que sea su especialidad, conozca y aplique conceptos de psicología del aprendizaje y evolutiva que le permita conocer mejor a sus estudiantes y los principios que rigen los procesos de aprendizaje y de orientación escolar.

Técnicas de programación y evaluación educativa

• Métodos de enseñanza adecuados a los objetivos que han de ser alcanzados

• Utilidad y manipulación de los recursos que la tecnología actual pone a su disposición

• Un conjunto de habilidades que le confieran un «saber estar» en el aula y «saber dirigir» el trabajo escolar en gran grupo, grupos coloquiales o de trabajo y tareas individuales

En suma, que se convierta, en mayor o menor grado, en un técnico de educación capaz de definir con precisión los objetivos de la enseñanza y prever las estrategias más oportunas para alcanzarlas, teniendo en cuenta los intereses y capacidades de sus alumnos y el tipo de conocimientos que han de ser utilizados o aprendidos. Con estos criterios, los contenidos, cuya enorme importancia se ha destacado antes, son sólo medios para lograr los fines

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