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PROS Y CONTRAS DEL COMERCIO INFORMAL

Rafael FloresApuntes23 de Enero de 2017

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Contenido

Introducción.        2

EL DESEMPLEO        4

GIRO DE LOS NEGOCIOS INFORMALES        6

PROS Y CONTRAS DEL COMERCIO INFORMAL        8

EL SERVICIO DE ADMINISTRACION TRIBUTARIA (SAT)        9

Conclusiones        12

Página de sustracción de datos:        13

Introducción.

Hablar del comercio informal es introducirse en una de las fuentes de ingresos económicos más importante y, sobre todo más común de la población en general de casi la mayoría de los países. Particularmente en México esta condición y/o fuente de empleo se ve como una oportunidad de primera mano para satisfacer las necesidades básicas de las familias. Diferentes giros dentro del marco de la legalidad o de lo clandestino es una de las características que definen a esta actividad desempeñada por un gran número de personas de diferentes edades, condiciones y niveles económicos.

A lo largo de las décadas, las personas buscan verse favorecidas y satisfechas en mayor numero posible de ámbitos donde se desarrolla, siendo el factor monetario una de las cuestiones que desea incrementar, de una forma casi instintiva, a costa de otros. Derivado de esto, se encuentra la contra parte del comercio, el que si es formal, el que cuenta con un registro y que hasta cierto punto esta haciendo todo lo requerido en el marco de la legalidad establecida por algún nivel de gobierno.

Existe una buena cantidad de elementos que hacen pensar y cuestionar si esta práctica es correcta y sobre todo útil por parte de quien es consumidor; la calidad, el precio, la accesibilidad y demás aspectos, juegan un papel crucial para la decisión de adquirir un producto a través de este medio. Estudios realizados en la Ciudad de México plantean acerca del crecimiento significativo del comercio informal en el pais, el cual se convirtió en un tema en auge debido al impacto que tiene en la actual estructura urbana del país, y además abarca un sector de la población importante que encontró en la informalidad, un mecanismo de subsistencia y de ocupación.

La tesitura de este escrito refiere a la parte informal y su respectivo análisis tomando en cuenta los beneficios que conlleva su práctica para con los consumidores, que a final de cuentas son todos quienes han abastecido sus necesidades básicas a costa del ambulantaje de los “microempresarios” no registrados.

Economía informal, sector informal, sector residual, economía subterránea, no tradicional, no moderna, contra-económica, economía popular, alternativa, marginal, autónoma, clandestina, paralela, invisible, ilegal y oculta entre otras denominaciones, son las adoptadas para referirse a las diversas actividades económicas que surgen de inhabilidades de la economía y de las oportunidades de beneficio que logran algunos agentes sociales al actuar fuera de normas, reglamentos y leyes que los regulen

  • La reforma para regularizar el comercio informal: lo que hace el gobierno para erradicar esta situación.

Se han ofrecido alternativas viables, como incluirlos en el programa de apertura rápida de empresas “TRAE” (Trámite Express), el cual contempla el mecanismo “Valor a la Palabra”, para que se integren en el padrón de comercio establecido, con todas las facilidades; la reubicación en un centro de venta no es la única opción que se ha analizado,

En días pasados se avaló, con una abrumadora mayoría ante la que sólo se opuso un voto en contra, la creación de la figura jurídica de la Sociedad por Acciones Simplificada, misma que permitirá constituir empresas en sólo 24 horas, a través de un sistema electrónico.

Existen países que tienen una burocracia obesa: México, además, la sufre. Actualmente, los emprendedores deben tratar con muchas dependencias de los tres niveles de gobierno para constituir su empresa, proporcionando la misma información por lo menos siete veces y, en algunos casos, hasta en 18 ocasiones.

No es ninguna sorpresa. Cualquiera que haya tenido que enfrentarse a un trámite en una dependencia oficial sabe lo que vislumbra quien se asoma al abismo: desde la entrada misma de los edificios, con los franeleros que inauguran la extorsión; el comercio informal, que nutre de golosinas a los policías, mientras estos buscan parecer ocupados para no responder preguntas; la mala actitud de los empleados, los vendedores ambulantes entre los escritorios, los procedimientos arcaicos creados por una secretaria ancestral y que nadie se atreve a cuestionar. Los archivos que se arrumban en una bodega, los expedientes que tienen que ser perforados con un taladro para que las fojas puedan seguirse cosiendo, la actitud ladina de quien sugiere “ayudarse mutuamente” —cuando no suelta una cifra descarada— por cumplir con lo que, a final de cuentas, es una obligación cuyo cumplimiento somete al arbitrio de su codicia.

La enmienda, supuestamente, contribuirá a elevar los índices de formalidad de empresas y empleos o, lo que es lo mismo, aumentará la base gravable. Está diseñada para establecer compañías que no rebasen los cinco millones de pesos anuales en ingresos, y para que puedan tener uno o más socios (personas físicas). Así, después de la reforma se vislumbra una campaña permanente y agresiva para regularizar comercios informales: un ejército de regularizadores podría recorrer las calles, de ahora en adelante, poniendo orden sobre mercados ambulantes y puestos callejeros. La economía informal se incorporaría paulatinamente a la formal, y el flujo de ingresos al Estado se incrementaría: a tales efectos, el sistema electrónico para la constitución de estas empresas estará a cargo de la Secretaría de Economía y su funcionamiento y operación se regirá por las reglas generales que, para tal efecto, emita la propia dependencia.

Es evidente que el efecto inmediato de la reforma será la regularización del comercio informal y, en segundo término, la creación de nuevos espacios para emprendedores. De haber sido ésta última la intención real, la iniciativa hubiera venido acompañada de medidas no sólo para fomentar la creación, sino también para asegurar la viabilidad de la empresa a largo plazo: esto requiere de asesoría especializada para transformar una idea en un plan de negocio, de un esquema responsable de financiamiento, y del establecimiento de indicadores de desempeño que sean acompañados por un programa de seguimiento y control estricto.

Esta redundancia en los trámites hacía que el proceso fuera largo y costoso, además del pago de derechos, cargos e impuestos. Los empresarios incurrían en un costo de oportunidad por el tiempo que invertían en cumplir con los trámites administrativos. Sin embargo, son muchos más los trámites que tienen que realizar un empresario de manera cotidiana y que se encuentran sumergidos en el pantano de una burocracia que sólo genera nuevas oportunidades de corrupción.

La reforma, a pesar de los riesgos que sin duda entraña, dará un mayor impulso a la estrategia de gobierno digital emprendida por esta administración. Hace falta más, sin embargo: la iniciativa, aunque magnífica para regularizar al comercio informal, es deficiente en proporcionar los mecanismos para que las nuevas empresas —y las existentes— subsistan. Si la intención es seria, es cuestión, simplemente, de crearlos.

EL DESEMPLEO

Para el trimestre que comprende a los meses de octubre-diciembre del año pasado, la Población Económicamente Activa (PEA) del país se ubicó en 53.8 millones de personas, que significan 60.4% de la población de 15 años y más, dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En este periodo, un total de 51.6 millones de personas se encontraban ocupadas, cifra mayor en 1.7 millones de personas a la del cuarto trimestre de 2014, precisó el organismo estadístico.

Al interior del PEA, la población que participó en la generación de algún bien económico o en la prestación de un servicio (población ocupada) fue de 51.6 millones de personas en el periodo de referencia, de los cuales, 31.8 millones son hombres y 19.8 millones mujeres.

El INEGI destacó que 50.3% de la población ocupada se concentra en las ciudades más grandes del país (con más de 100,000 habitantes), donde 31.6 millones de personas pertenecen al sector servicios, 12.7 millones al industrial y 6.9 millones al sector primario.

En cuanto a la posición que guarda la población ocupada dentro de su trabajo, 68.1% son trabajadores subordinados o remunerados; 22% trabaja por su cuenta sin emplear personal, 5.3% trabajan pero no reciben remuneración y 4.4% son propietarios de bienes de producción con trabajadores a su cargo.

Asimismo, la ENOE destaca que 7.0% de las personas trabajan menos de 15 horas semanales, mientras que 28.3% labora más de 48 horas a la semana, y en promedio, la población ocupada en dicho periodo trabajó 43 horas semanales.

Agrega que si solo se toma en cuenta el ámbito no agropecuario, 20.6 millones de personas se emplearon en micronegocios, 7.6 millones en establecimientos pequeños, cinco millones en medianos, 4.7 millones en grandes empresas y 4.9 millones en otro tipo de unidades económicas.

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