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PUNTOS DE PARTIDA DEL PROYECTO EDUCATIVO NACIONAL AL 2036: EL RETO DE LA CIUDADANÍA PLENA


Enviado por   •  5 de Agosto de 2021  •  Documentos de Investigación  •  5.080 Palabras (21 Páginas)  •  368 Visitas

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  1. PUNTOS DE PARTIDA DEL PROYECTO EDUCATIVO NACIONAL AL 2036: EL RETO DE LA CIUDADANÍA PLENA

Educación, la Convención sobre los Derechos del Niño, el inciso h) del Artículo 34 de la Carta de la Organización de Estados Americanos y el reciente marco de Objetivos de Desarrollo Sostenible, todos instrumentos aprobados soberanamente por los Estados, incluyendo el peruano. Por lo mismo, la educación es un asunto que toca a cada uno en diversas formas según su etapa de vida y características, las comunidades de las que hace parte y los contextos específicos en los que se desenvuelve. Educativo Nacional, el lugar de la educación en nuestra propia humanidad permite identificarla como un derecho fundamental de las personas.

Mi sueño por la educación es que haya igualdad de oportunidades para todos los peruanos. Ello indica que la preocupación por el ejercicio pleno y universal del derecho a la educación es la finalidad pública central. De esta forma, por ejemplo, el tratamiento educativo de la diversidad cultural con un enfoque intercultural debe ser visto como una característica básica de la educación a la que todos tenemos derecho y no como un atributo de la educación de segmentos específicos de la población. De ahí la importancia de que la educación tome en consideración aspectos centrales que se vinculan a la matriz histórica que define nuestras circunstancias y nuestras propias identidades, así como que considere de modo asertivo las tendencias a futuro que han de impactar nuestras vidas y frente a las cuales podemos tomar las riendas y no ser arrastrados por dinámicas que aparecen como fuerzas ajenas a nuestra voluntad y responsable accionar.

Ahora bien, más allá de estos fundamentos generales, es preciso también prestar particular atención a la evaluación de la implementación del PEN al 2021, a las circunstancias que atraviesa el país en el tiempo presente y al futuro que nos aguarda para definir los propósitos que la educación de nuestro país debiera perseguir los próximos años.

  1. El PEN 2007-2036; Continuidad En Principios Y Cambios De Cara A Un Nuevo Contexto

La formulación de esta actualización del PEN ha sido un ejercicio de afirmación de compromiso, optimismo y confianza en nuestras capacidades para cooperar y construir.

El foco en las personas se traduce en que el PEN debe organizarse según las necesidades y derechos de estas y no de acuerdo a cómo opera el sistema educativo. Esta actualización del PEN está temáticamente organizada y, en cada caso, se busca abordar las necesidades de todas las personas. El foco en las personas permite también subrayar la diversidad de actores que participan de las experiencias educativas de las personas, incluyendo, en primer lugar, a las familias y los hogares, así como a todo el conjunto de instituciones y organizaciones que mediante su operación también educan a las personas. Por ello, la acción pública en educación no puede reducirse a la acción estatal y todos debemos hacernos responsables de los propósitos educativos que esperamos lograr como país.

Finalmente, en atención a los principios democráticos y el marco legal vigente, esta actualización del PEN deja en manos de las autoridades legítimamente elegidas por la ciudadanía la definición e implementación de las políticas, medidas y acciones que consideren necesario desarrollar para el logro de los propósitos que se impulsan.

  1. Dimensiones situacionales: ¿Qué desafíos enfrenta nuestra sociedad?

La dimensión institucional: la afirmación de la vida plena en democracia

Así, las dificultades de nuestra institucionalidad democrática son, en primer lugar, algo que nos compete a todas las personas, pues son expresión de nuestras prácticas y de los valores y principios que estas encarnan y manifiestan. Si bien hay una corrupción particularmente notoria y escandalosa, las prácticas corruptas van más allá de estas y merman todo el tejido social destruyendo la confianza, que es un elemento central sobre el que descansa la posibilidad de cooperar y construir una sociedad de libertad y justicia.

Todas esas prácticas deben ser reconocidas y destacadas, pero debemos ir más allá de su excepcionalidad, fomentándolas y consolidándolas en todos los ámbitos de nuestra sociedad, para lo cual es necesario entender que las dificultades a las que estas se enfrentan no son fruto del azar o de la mala voluntad, sino que se asocian a la manera cómo se han estructurado las relaciones entre las personas en el país a lo largo de los años. Vivimos, además, en un mundo en el que la vida en democracia parece no ser suficientemente valorada dada la creciente crisis de legitimidad de sistemas políticos, que parecen obedecer más a ideologías e intereses particulares, lo que los torna incapaces de responder a las expectativas legítimas de la ciudadanía. Por otro lado, el mundo contemporáneo que es complejo y está en permanente cambio es uno en el que prima la interconexión y la interdependencia entre las personas, sin importar mucho las distancias físicas, crecientemente irrelevantes por la presencia de medios de comunicación y transporte que rompen la vieja asociación entre espacio y tiempo, y en el que el círculo de personas a las que reconocemos como tales felizmente se ha expandido desde lo familiar y tribal hasta alcanzar a toda la especie. Ello permite la afirmación de una comunidad mundial a la que todos pertenecemos y en la que merecemos encontrarnos en igualdad de condiciones, con capacidad para interpretar y comprender esa realidad compleja, argumentar e intervenir en ella con autonomía y creatividad.

En este marco, resulta de capital importancia subrayar el papel que juega la educación en la construcción de una sociedad de personas libres e iguales en dignidad donde impere la ley y con una vida social caracterizada por el respeto y la valoración de todos y cada uno. Por ello, es importante que una educación centrada en las personas no solo se preocupe por el bienestar individual de estas, sino que parta de entender que dicho bienestar solo puede ser alcanzado en comunidad, y afirmando los principios y valores democráticos fundamentales , de modo que asegure que actuamos según nuestra voluntad soberana no solo en lo declarativo, sino y fundamentalmente en la práctica, ya que la vida institucional asegura la vigencia del orden normativo y los valores que esta encarna.

La dimensión sociocultural: valorar y aprender de la riqueza de lo diverso

Como la gran mayoría de los países del mundo, el Perú es una sociedad culturalmente variada y, por lo mismo, se encuentra alejada de viejos y autoritarios ideales de homogeneización de la población bajo los cánones de una cultura hegemónica, aunque es una sociedad con importantes fracturas y distancias sociales asociadas a una estructura social ajena a los valores democráticos. Así, y a pesar de lo primero, no hemos construido una vida cotidiana en la que esa diversidad cultural sea consistentemente reconocida como una fuente de riqueza y, por lo mismo, sea valorada por todas las personas. Al contrario, la no pertenencia a la cultura dominante ha sido fuente de desventaja social y de menosprecio. En este contexto, históricamente las poblaciones indígenas, afroperuanas y otros grupos étnicos, personas con discapacidad, población rural , población en condición de pobreza o pobreza extrema y algunos grupos religiosos, entre otros, han tenido acceso a menores oportunidades educativas o han sufrido altos niveles de discriminación.

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