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Participación Educativa Aprender A Aprender

pedrosaul8 de Julio de 2011

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CEE Participación Educativa, 9, noviembre 2008, pp. 72-78 72

TRIBUNA ABIERTA. Elena Martín. Aprender a aprender: clave para el aprendizaje a lo largo de la vida

Aprender a aprender:

clave para el aprendizaje a lo largo de la vida

Elena Martín Ortega

Universidad Autónoma de Madrid

Resumen

Hacer posible que los ciudadanos sigan aprendiendo durante todo su desarrollo personal

implica que durante la etapa obligatoria se les haya enseñado a aprender a aprender.

Aprender a aprender implica desarrollar aspectos cognitivos y emocionales. Ambos

deben ser trabajados por los docentes. La infancia se presenta como el momento idóneo

para comenzar a construir el hábito de aprender a aprender y la adquisición de esta

competencia básica no se puede hacer al margen de las áreas curriculares. Entre los

aspectos metodológicos más relevantes para lograr este objetivo, destacan los siguientes:

la concepción que los docentes y los estudiantes tienen sobre lo que es el aprendizaje;

enseñar a los alumnos a regular sus propios procesos de aprendizaje, supervisar sus

resultados y refl exionar sobre lo aprendido y prestar atención a la dimensión emocional.

Otro potente recurso es la escritura epistemológica. Las características del texto

escrito favorecen su función de apoyo al razonamiento y al aprendizaje. El aprendizaje

colaborativo y la evaluación formadora son también pilares del aprender a aprender.

Palabras clave: Aprender a aprender, currículo, alumnado, profesorado, cognitivo,

emocional, proceso.

Entre los múltiples cambios que se fi jan como metas para nuestros sistemas educativos,

dos resultan a nuestro juicio especialmente relevantes. El primero, el que retoma con

fuerza la necesidad de seleccionar con lucidez aquellos aprendizajes básicos que todo

ciudadano tiene que haber adquirido en la escolarización obligatoria, ya que de no

hacerlo se enfrenta al futuro desde una posición de desigualdad (Coll y Martín, 2006).

La propuesta se concreta en la defi nición de las competencias básicas recogidas, en el

caso de España, en el curriculum de la LOE. El segundo cambio se refi ere a la necesidad

de trascender la etapa de escolarización como aquella en la que se producen todos

los aprendizajes y adoptar una posición educativa planifi cada para que toda persona

prolongue su aprendizaje a lo largo de la vida.

La relación entre ambas metas es clara. Por una parte, seleccionar lo básico imprescindible,

con la renuncia que inevitablemente supone a muchos saberes valiosos, resulta menos

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doloroso cuando aceptamos que se trata sólo de una renuncia estratégica ya que se

seguirán adquiriendo conocimientos más allá de los años de enseñanza básica. Por

otra, hacer posible que los ciudadanos sigan aprendiendo durante todo su desarrollo

personal implica que durante la etapa obligatoria la escuela haya garantizado en ellos

y ellas la capacidad de planifi car de forma autónoma qué quieren hacer con sus vidas,

qué recursos necesitan para conseguirlos, y cómo conseguirlos. Es decir, que les haya

enseñado a aprender a aprender.

La conexión de estas dos fi nalidades se hace más estrecha en el momento actual,

caracterizado por una sociedad en la que el conocimiento es la clave del progreso

personal y profesional y que exige además la capacidad de controlar la ansiedad que

genera la incertidumbre que el cambio continuo conlleva. La siguiente idea de Claxton

(1990) lo expresa en pocas palabras:

La primera función de la educación en un mundo incierto debería ser dotar a la

juventud de la competencia y confi anza en sí misma necesarias para afrontar

bien la incertidumbre: en otras palabras, ser buenos aprendices.

¿Qué es aprender a aprender?

Es por ello por lo que la LOE recoge las propuestas de la Unión Europea y propone

entre las ocho competencias básicas la de aprender a aprender, que en cierto sentido

subyace a todas las otras. La Comisión Europea defi ne esta competencia como “la

capacidad para proseguir y persistir en el aprendizaje, organizar el propio aprendizaje,

lo que conlleva realizar un control efi caz del tiempo y la información, individual y

grupalmente. Esta competencia incluye la conciencia de las necesidades y procesos

del propio aprendizaje, la identifi cación de las oportunidades disponibles, la habilidad

para superar los obstáculos con el fi n de aprender con éxito. Incluye obtener, procesar

y asimilar nuevos conocimientos y habilidades así como la búsqueda y utilización de

una guía. Aprender a aprender signifi ca que los estudiantes se comprometan a construir

su conocimiento a partir de sus aprendizajes y experiencias vitales anteriores con el fi n

reutilizar y aplicar el conocimiento y las habilidades en una variedad de contextos: en

casa, en el trabajo, en la educación y la instrucción. En la competencia de la persona son

cruciales la motivación y la confi anza.”

La competencia de Aprender a aprender, como todas las demás, por otra parte, implica

desarrollar aspectos tanto cognitivos como emocionales. Desde luego, supone adquirir

determinadas competencias metacognitivas, es decir, capacidades que permiten al

estudiante conocer y regular sus propios procesos de aprendizaje. Pero, de nada sirve

conocerse como aprendiz si lo que “vemos” al analizarnos nos desagrada y nos lleva por

tanto a considerarnos poco capaces. La autoestima, la capacidad de aceptar el rechazo

que provoca el error, la tensión que implica mantener el esfuerzo…son algunas de las

dimensiones de aprender a aprender que con mayor claridad revelan su naturaleza

emocional.

La competencia

“Aprender a aprender”

implica desarrollar

aspectos cognitivos

y emocionales. Los

docentes deben

trabajar ambas

dimensiones.

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TRIBUNA ABIERTA. Elena Martín. Aprender a aprender: clave para el aprendizaje a lo largo de la vida

Destacar esta doble dimensión tiene como objetivo principal enfatizar que los docentes

debemos trabajar ambas. No se trata por tanto de enseñar únicamente determinados

recursos que ayudan a planifi car y desarrollar una tarea estratégicamente, sino de

acompañar al alumno desde el inicio de su escolaridad en un largo proceso que le

permita conocerse como aprendiz, aceptarse y aprender a mejorar. Enseñar a aprender

a aprender signifi ca conseguir que los alumnos y alumnas experimenten a lo largo de

su escolaridad el placer que produce entender algo que antes no comprendíamos,

resolver un problema que se nos resistía, sentirnos capaces en último término.

Enseñar a aprender a aprender puede y debe hacerse desde la Educación Infantil.

El énfasis en las características conscientes del proceso de aprender a aprender ha

podido llevar a la idea de que esta disposición sólo puede recomendarse y conseguirse

a partir de determinado momento en el desarrollo. Sin embargo, esta suposición es

errónea. Los niños de preescolar van de hecho desarrollando sus capacidades de

toma de conciencia de sus procesos mentales y de los de los demás. Por ejemplo,

en sus juegos los niños pasan de jugar solos a incorporar a otros compañeros, con la

necesidad que conlleva de adaptar la propia conducta a la de los otros a través no sólo

de la observación de las acciones externas sino de inferencias sobre sus intenciones o

deseos. Avanzan también en su capacidad de consolar o fastidiar a sus iguales. Y de

la misma manera van apareciendo las capacidades metalingüísticas. Además, el juego

simbólico, las conversaciones con adultos y compañeros aumentan la capacidad de

adoptar el papel del otro. En los primeros niveles podemos comenzar ya a instaurar el

hábito de interrogarse por cuáles son los objetivos, qué pasos hay que dar, lo hemos

hecho bien o mal, qué otra cosa podemos hacer, qué nos gusta más de aprender y

qué nos resulta más difícil. Esto siempre recordando que la acción es lo esencial en

estas edades y que demandas excesivas de explicitación pueden resultar tediosas y

prematuras. Investigaciones y experiencias de aula con preescolares (Lacasa y Herranz,

1995; Real y Tena, 2005) han constatado que niños y niñas de estas edades pueden

llevar a cabo actuaciones estratégicas en situaciones de aprendizaje cooperativo. Por

supuesto, la índole de las tareas o el apoyo de los adultos se transformará en cada

etapa escolar pero el hábito de aprender a aprender se construye desde el comienzo

de la escolaridad.

No se puede enseñar a aprender a aprender al margen de los contenidos de las áreas del

curriculum. Aprender a aprender necesita de cada área para su desarrollo. Por tanto, no

abogamos por la introducción de programas generales sobre razonar, observar o recordar.

La utilización de algunos de

...

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