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Penologia


Enviado por   •  23 de Julio de 2014  •  3.987 Palabras (16 Páginas)  •  293 Visitas

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INTRODUCCION

La prisión puede considerarse como la última fase del proceso de justicia penal, que comienza con la comisión del delito, prosigue con la instrucción del caso, el arresto de los sospechosos, su detención, el juicio y, por último, termina con la sentencia. La magnitud de la población carcelaria viene determinada por la forma en que el sistema de justicia penal enfrenta a los delincuentes, lo que a su vez repercute de manera significativa en la gestión de los centros penitenciarios. Por otro lado, el sistema de justicia penal se ve influido por las políticas gubernamentales y del clima político del momento, determinado en gran medida por los ciudadanos, que en los países democráticos eligen sus gobiernos. Por todo ello, al evaluar el sistema penitenciario será preciso tener en cuenta que la gestión eficaz y las condiciones satisfactorias de las cárceles no dependerán únicamente de las autoridades penitenciarias. Lo que ocurra en las cárceles estará intrínsecamente relacionado con la gestión del sistema de justicia penal en su conjunto y con las presiones que reciba dicho sistema de parte de los políticos y los ciudadanos en general. Por esa razón, cualquier intento de reforma del sistema penitenciario deberá formar parte de un programa amplio dirigido a hacer frente a los desafíos que plantee la totalidad del sistema de justicia penal.

El nivel de confianza que se deposita en el sistema de justicia penal en general, y en la prisión en particular, como solución a algunos de los problemas más acuciantes de la sociedad es señal de la actitud de la ciudadanía y los políticos electos ante la delincuencia y sus causas principales. Cuando los gobiernos adoptan un enfoque punitivo, sin tratar de eliminar los factores que dan lugar a conductas delictivas, los centros penitenciarios acaban convirtiéndose en lugares que albergan a un número elevado de personas procedentes de los grupos más vulnerables y desfavorecidos de la sociedad, junto con un número muy inferior de delincuentes peligrosos y violentos. En los últimos años, las tendencias condenatorias en numerosos países se han visto influidas de manera significativa por la presión ejercida por la ciudadanía o los políticos para endurecer las políticas penales1. No obstante, los estudios llevados a cabo en algunos países demuestran que el aumento de la población carcelaria no responde a un incremento evidente de la delincuencia, sino al incremento de las penas de prisión y de la duración de estas.

Sociedad carcelaria

La forma de tratar a los delincuentes depende de la filosofía que prevalezca en materia penal. Son varias las reacciones posibles de la sociedad ante los actos criminales, que pueden clasificarse en general de la forma siguiente: castigo (y a veces venganza); educación; terapia; indemnización o restitución; conciliación; y restablecimiento de la paz social.

La mayoría de los países han basado sus sistemas de justicia penal en la idea de la rehabilitación y la reintegración en la sociedad, por imperfecta que esta pueda ser y la educación forma parte del trato correccional que se considera necesario para este fin. Readaptar al hombre preso (o todos sus sinónimos: corrección, enmienda, reforma, moralización, adaptación, rehabilitación, educación, reeducación, resocialización, repersonalización) significa lograr que vuelva a conducirse en libertad como un hombre común.

El trípode penitenciario de este siglo es: Cárcel, Pena y Ejecución. Primero, se conoció la función retributiva de la pena. Luego se reconoció su fracaso. Después apareció la teoría resocializadora. Algunos quedaron insatisfechos con ella. Tiempo mas tarde, nace la corriente abolicionista. Hoy estamos frente a los "re": readaptación, reinserción, reeducación, repersonalización y resocialización, los nuevos y positivos: redimensionar, reconstruir ideas no espacios, rediseñar, reinventar. Todo parece indicar que serán los re válidos a ser asumidos en el futuro inmediato por todo el sistema penal. Lo importante es que si la pena da pena, la cárcel y la ejecución no den pena. La cárcel desde dentro debe ser un espacio para ofrecer al individuo la oportunidad que le ha sido negada en su proceso de socialización. La cárcel desde fuera debe pasar por el proceso de la reingeniería en la educación del pensamiento. Combinando lo de dentro y lo fuera debe ésta, necesariamente, ser reinventada, repensada, recreada, para poder convertirse en algo más útil para los ciudadanos de afuera.

La cárcel como sistema sancionatorio ha sido objeto de críticas y defensas por parte de la doctrina. En la actualidad y a pesar de que las penas privativas de la libertad siguen siendo el eje central de todos los sistemas legales, se habla de la "crisis de la prisión".

La prisionalizacion

La prisionalización Se aplica el nombre de prisionalización al proceso por el que una persona, por conse-cuencia directa de su estancia en la cárcel, a su- me, sin ser consciente de que ello, el código de conducta y de valores que dan contenido a la subcultura carcelaria. En mayor o menor medida todo ser humano asumirá, durante su permanencia allí, los usos, las costumbres, las tradiciones, los gestos que forman parte inerente de la convivencia dentro de la prisión. La prisionalización es una variable interviniente en la conducta del recluso perfecta- mente graduable, no existe una relación lineal y progresiva única en ésta. El grado o nivel es

Cambiante en función de la concurrencia en el recluso de otra serie de variables especialmente significativas. Podría diferenciarse una prisionalización superficial y otra más profunda que compartiría los síntomas que son propios a toda institucionalización. La primera se da en casi toda la población penitenciaria, ya que, en gran medida, se trataría de la expresión conductual de un proceso de adaptación plenamente normalizado, en absoluto patológco. Se trataría, por lo tanto, de una adecuación comportamental similar a la que se da ante cualquier entorno o ambiente que nos resulte extraño. La prisionalización superficial nos permite adaptarnos al ambiente y, en consecuencia, convivir en términos de normalidad. La cárcel tiene un código de conducta, una normas formales e informales sobre las que se organiza la convivencia al igual que las tiene cualquier organización humana. Por el contrario, la prisionalización en- tendida como institucionalización supone la asunción de unos valores subculturales, la ex- presión de unos comportamientos concretos que superan nuestra individualidad al hacer

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