Perfiperfil bulling
edwinkidDocumentos de Investigación11 de Julio de 2018
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- FUNDAMENTACIÓN
El acoso escolar o “bullying” se ha identificado hasta hace poco por ser un fenómeno desapercibido, que pese a haber estado presente desde siempre en las relaciones entre los niños y adolescentes dentro los centros educativos como también fuera de los mismos , no ha generado estudios ni reacciones desde el ámbito educativo o desde instancias oficiales.
Mundialmente desde la década de los 80, el acoso escolar o “bullying” comienza a generar preocupación y reacción de las autoridades, a partir de las manifestaciones de comportamiento negativo como agresiones físicas, aislamiento deliberado de la víctima, inherente a las actividades escolares o espacios libres, exclusión, ostracismo (referido a la acción mediante la cual se excluye durante un cierto tiempo a una persona que se considera no grata), sobrenombres vejatorios, que han sido toleradas a través del tiempo, siendo erróneamente considerado por los adultos y educadores como una lección más de la escuela y una anticipación de lo que es la vida, argumentando que el niño o adolescente tiene que aprender a resistir, defenderse, a hacerse respetar e incluso a devolver el golpe.
Cuando se utiliza el término acoso escolar, se refiere a la situación en la que una o más personas persiguen o intimidan a otro u otros a través de insultos, rumores, vejaciones, aislamiento social, agresiones físicas, amenazas o coacciones que se desarrolla a lo largo de meses e incluso años, con efectos devastadores para las víctimas así como para los agresores y espectadores. Al referirse a esta situación de acoso, intimidación y victimización entre iguales, en la literatura especializada es frecuente encontrar el término inglés “bullying”. Por lo tanto, se refiere a lo mismo cuando hablamos de acoso escolar o “bullying”.
Bolivia y su sistema educativo no están exentos de esta problemática social que se encuentra adherido de significativa manera a la vida colegial, ya que siempre han existido grupos o personas que manejando su fuerza física o poder de reconocimiento de otros, minimizan a otras personas de aspecto más débiles quienes no se adecuan a su modo de relacionamiento agresivo.
El acoso escolar o “bullying” según Dan Olweus (1998), docente de psicología, pionero en cuanto a la investigación define a la situación como:
“Una conducta de persecución de carácter físico, psicológico y social que realiza un estudiante sobre otro, al que pone como víctima de repetidos ataques, esta acción negativa e intencionada ubica a la víctima en una situación de la que es difícil escapar, añade, la continuidad de esta situación provoca efectos claramente negativos; descenso de la autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos que dificultan su integración al medio escolar y social y el desarrollo normal de su cotidianidad”[1]
El acoso escolar o “bullying” se da desde una perspectiva intencionada englobando daño de carácter físico, psicológico y social continuo que tiene efectos que van desde la perdida de la capacidad de establecer relaciones de amistad estables, la confianza en los demás y en uno mismo que en ocasiones lleva a perpetuar la idea “deseo desaparecer”, en otras acrecienta las ansias de venganza como fórmula de escape ante la agresión sufrida, impidiendo que la víctima desarrolle una vida social y escolar sana, este hecho le imposibilita alcanzar la homeostasis en su desarrollo psicosocial así como el establecimiento sano de su salud mental.
Al respecto Luis Rojas Marcos, psiquiatra norteamericano conceptualiza al acoso escolar o “bullying”:
“Cuando un estudiante está expuesto a ataques sádicos continuos, de los que no puede defenderse fácilmente, por parte de uno o más compañeros de clase, este ataque puede ser físico (empujones, golpes), verbales (insultos, burlas), no verbales (gesticulaciones hostiles y vejatorias) o grupales (marginación, bromas crueles o difusión de rumores humillantes)”[2]
El acoso escolar o “bullying” sitúa a un estudiante como objeto de ataques hacia su integridad personal y moral, aplicando agresiones de tipo verbal, físico, psicológico y social; empujando a la víctima al ostracismo. Todas las investigaciones sobre los efectos de acoso escolar demuestran lo destructivo que es, las víctimas de acoso se sientes culpables, entienden que han hecho algo mal y comprenden que el trato que reciben es justo puesto que nadie les defiende ni apoya. Inevitablemente a la hora de fabricar explicaciones que les ayude a entender su situación, la mayoría de las víctimas concluyen culpándose y odiándose a sí mismas, convencidas de que la causa de su terrible situación es su propia maldad.
Según Danitza Quintanilla, consultora del tema acoso escolar o “bullying” en Bolivia define:
“El acoso escolar o “bullying” es el comportamiento agresivo entre pares dándose de forma sistemática, reiterativa y con intención, situación que se mantiene en un hilo finito de lo que es violencia y delito.”[3]
No se puede calificar de acoso escolar o “bullying” a situaciones donde un estudiante arremete contra otro de forma amistosa o como juego, tampoco cuando dos estudiantes de un mismo nivel discuten, tienen una disputa o se pelean, sino más bien en ataques continuos y reiterativos con intenciones claras de causar daño, situación que podría ser comprendida como violencia en el ámbito escolar.
Según José M. Avilés, existen diferentes tipos de acoso escolar o “bullying”:
- Físico; empujones, patadas, puñetes, bofetones.
- Verbal; la más habitual; insultos, sobrenombres, menosprecio en público, resaltar condiciones físicas desfavorables.
- Psicológico; acciones encaminadas a minar la autoestima de la víctima.
- Social; pretende aislar a la víctima del resto, cuando la ignoran, exclusión social y aislamiento social.[4]
Según señala la cita, el acoso de tipo físico es el referido a la agresión en contra de la integridad física de la víctima (golpes, patadas, agresiones con objetos), el acoso de tipo verbal son las agresiones verbales manifestadas a través de insultos, palabras soeces, apodos peyorativos y respuestas agresivas (situación perceptible en la cotidianidad estudiantil boliviana), el acoso escolar de tipo psicológico está referido a las acciones dirigidas a obstaculizar el establecimiento sano de la autoestima de la víctima y hacerle sentir mal consigo mismo.
El acoso de tipo social tiene como característica esencial el rechazo hacia la víctima (exclusión que sobrelleva al aislamiento social). En conclusión todos y cada uno de estos tipos de acoso escolar o “bullying” pueden combinarse y darse en mayor o menor medida en un caso concreto y afectarían tanto psicológica, física como socialmente a las víctimas que son atrapadas en esta situación deshumanizante ya que no olvidemos que se trata de menores de edad, el reflejo de la inocencia humana.
De acuerdo a las definiciones antes revisadas se concluye que el acoso escolar o “bullying” estaría referido a toda forma de actitudes o acciones agresivas, intencionadas y repetidas de carácter físico psicológico y social entre compañeros de colegio, basándose concretamente en la desigualdad de poder entre agresor y víctima teniendo por objeto causar daño o miedo a una persona o grupo en situación de poder inferior al agresor; que implicaría un importante daño a su habilidad de socialización e integración al medio social al cual pertenece, así como el saludable desenvolvimiento.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas de Bolivia “INE” y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF (2009), en un estudio sobre la violencia establece que los lugares más peligrosos para la niñez y adolescencia boliviana son el hogar y la escuela respectivamente, y que del 100% de agresiones bajo la forma de acoso escolar o “bullying”, 60% asume el tipo de acoso verbal y el 40% de tipo social y físico.
La agresión verbal va estrechamente ligada a la dinámica de colocar apodos no sólo a los compañeros de aula sino también a los profesores y directores, pero algunas veces estos apodos o denominativos son expresados de manera intencionada, con el propósito de causar daño afectando de este modo la sensibilidad de la víctima. Estas ofensas generalmente se enmarcan por aspectos de interiorización ya que sobrecalifican o descalifican la personalidad del acosado. Asimismo la agresión verbal indirecta se exterioriza a través de la propagación de rumores insidiosos desde el anonimato, también se expresan a través de rótulos, grafitis descalificativos que se realizan en sitios públicos (baños, cursos y pupitres), para que tengan repercusión pública. Los insultos se convierten en un arma hiriente utilizada por los escolares con la intención de hacer daño, su uso tiene que ver con situaciones de intolerancia, segregación y discriminación, “los insultos son tan cotidianos que al final los insultados se lo creen”.
Por otra parte la agresión social consiste en excluir de manera explícita al otro de las actividades del grupo cuyo objetivo principal es el aislamiento de la víctima del grupo de individuos. Este tipo de situación se puede divisar en las relaciones interpersonales las que están marcadas por rechazos directos (exclusión de la víctima), e indirectos (el agresor ordena a los demás individuos la exclusión de la víctima o difunde rumores negativos que hace que se evite a ese individuo en cuestión). La escuela como un espacio heterogéneo contribuye a crear malestares y rencores con la organización de los grupos de grados o cursos, que promueve relaciones agresivas. La segregación del alumno por niveles académicos o por curso, establece una diferencia que coadyuva a la interiorización de jerarquías entre los adolescentes.
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