ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Personalidad Madura


Enviado por   •  23 de Julio de 2013  •  4.291 Palabras (18 Páginas)  •  2.121 Visitas

Página 1 de 18

PERSONALIDAD MADURA

Ernesto Bolio y Arciniega

El hombre es un ser único. No hay dos personas exactamente iguales, aunque igual sea su esencia. De este rasgo de unicidad ha de brotar un profundo respeto por la persona. Es irrepetible. Nuestra vida pasa y no es posible repetir en el mismo contexto, en idéntica forma, nuestras acciones, nuestro modo de pensar, nuestras experiencias. Podemos, si hacer las mismas cosas, realizar las mismas acciones, pensar lo mismo, experimentar lo vivido, y, sin embargo nunca será exactamente igual: nosotros mismos, nuestro ambiente ya no es el mismo. De aquí nace el sentido de responsabilidad ante la vida.

El hombre es inacabado e inacabable. Sabemos que no somos seres terminados como lo puede ser un objeto; somos seres que nos vamos haciendo, personas que vamos realizando una tarea que nunca acabaremos totalmente. Esto da origen al deseo de luchar continuamente y seguir aprendiendo.

Es finito, tiene unos límites concretos. No lo podemos todo ni en el pensar ni en el querer ni en el actuar, y por eso aceptamos y comprendemos que no todo está a nuestro alcance.

Es Contingente , es decir, es un ser que ha empezado a existir en el tiempo y va a dejar de existir en el mismo; de aquí la necesidad de aprovechar la vida, de no desperdiciarla.

De estas cualidades humanas se deduce que el hombre está sujeto a situaciones críticas. En efecto, todo nuestro desarrollo personal sufre crisis ante las cuales podemos adoptar diferentes actitudes. Una es la crisis que nos hunde en la desesperación, en el vacío y sin sentido de la vida, en la amargura; la otra, es aquella que nos eleva, da sentido a nuestra vida, nos hace crecer, nos supera. Lo importante por lo tanto, no es que haya o no crisis –inevitables en la condición del hombre-, sino la actitud que tomemos ante ellas, y eso depende de nosotros mismos.

Factores influyentes en el desarrollo de la personalidad

Factores de tipo orgánico. Hay factores de tipo orgánico que pueden influir positiva o negativamente en el desarrollo de la personalidad. Se da el primer caso, cuando el individuo tiene una buena carga genética; entonces, habrá una influencia positiva en el ulterior desarrollo de la persona. Se da el segundo cuando influye negativamente, es decir, cuando a causa de un trastorno genérico o traumático, la personalidad tiene dificultas para desarrollarse de manera normal. Decimos que influyen y no que determinan, pues a pesar de una óptima o pésima carga genética pueden darse otros factores que alteren y dispongan la personalidad de manera distinta a la prevista.

Factores de tipo dinámico-familiar. Nos referimos a aquellos factores que influyen en el desarrollo del individuo, derivados de las relaciones adecuadas o inadecuadas entre padres e hijos. Estos factores también pueden actuar aquí en forma positiva: tal es el caso de los matrimonios cuya armonía conyugal provoca un clima de confianza, seguridad, serenidad en el ambiente familiar; o bien el opuesto, el caso de una pareja cuyos continuos conflictos hacen del ambiente familiar un sitio amenazante y frustrante o, de igual manera, el de un padre autoritario y una madre sobre protectora que influyen negativamente en el desarrollo del hijo que posiblemente tendrá fuertes sentimientos de inseguridad y dependencia. Pero como anteriormente dijimos, estos factores tanto positivos como negativos en sí mismos, pueden también tener una influencia positiva o negativa dependiendo del rejuego de los otros aspectos. Y así vemos cómo no todo hijo de madre sobre protectora y de padre autoritario es inseguro y dependiente (puede incluso que resulte todo lo contrario).

Factores de tipo dinámico-social. Aquí se engloba aquellos factores que constituyen el medio ambiente, para-familiar , es decir, la escuela, los amigos del barrio, la sociedad en general. Estos también pueden actual en forma positiva, moviendo al individuo a desarrollarse en forma madura o por lo contrario, retrasar o entorpecer dicho desarrollo.

El armónico desarrollo de la persona se encontraría pues, dependiendo en buena parte de estos factores. Pero ninguno de ellos aisladamente ni todos en convivencia pueden determinar fatalmente nuestro desarrollo. Además de todos los factores circunstantes, estamos nosotros mismos que somos el factor decisivo de nuestro desenvolvimiento, según lo que hemos presupuesto que es el hombre: un ser inacabado e inacabable, en continua evolución de progreso, el cual, como también ya dijimos, depende de nosotros mismos.

Rasgos de la personalidad madura

Son muchos los componentes del perfil de la persona madura. La selección que hacemos a continuación no es puramente teórica. En la práctica del análisis de la persona, cuando ésta ofrece manifestaciones de comportamiento maduro hemos encontrado presentes, al menos, todos y cada uno de los rasgos que discutiremos a continuación, no tampoco con una intención teórica sino con una finalidad práctica de provecho personal.

Objetividad . La objetividad es un rasgo de madurez que consiste en el adecuado aprecio de la realidad, tanto interior como exterior. Consideraremos a la realidad interior desde cuatro dimensiones que nos parecen muy importantes, y que son: las virtudes, los defectos, las habilidades y las limitaciones.

Entendemos por virtudes las “fuerzas” del individuo y las fuerzas principales son las virtudes cardinales: prudencia, justicia, templanza y fortaleza. La prudencia entendida como aquella fuerza que permite al hombre poner los medios para lograr los fines que se propone; la justicia como el dar a cada quien lo suyo; la templanza que consiste en cuidar las proporciones y la fortaleza, consistente en acometer y soportar.

Los defectos son lo contrario de las virtudes cardinales y de sus virtudes derivadas: el pesimismo, la inconsistencia, el desorden, la deslealtad, etcétera.

Las limitaciones, como su nombre indica, son aquellos límites del hombre derivados de su propia finitud y de su constitución personal. Así, una limitación puede ser el no “tener oído" para tocar un instrumento, el carecer de un tipo de inteligencia determinada, etcétera. Una limitación, además, no puede ser superada en la línea de la misma limitación, en todo caso, puede haber una compensación en donde otra facultad supla: y en eso se distingue del defecto, de cuya superación nosotros podemos responder. En el ejemplo del instrumento, el individuo con falta de oído

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (26.1 Kb)  
Leer 17 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com