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Pipino III


Enviado por   •  14 de Agosto de 2014  •  Tesis  •  659 Palabras (3 Páginas)  •  167 Visitas

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Pipino III (715-768 dc) fue el primer Rey de los francos perteneciente a la dinastía carolingia. Apodado el breve por su baja estatura, fue el hijo de Carlos Martel, el Mayordomo de Palacio Franco.

Estamos en la época de decadencia de la dinastía merovingia, con reyes que delegaban todos los poderes en sus mayordomos de palacio otorgándoles el gobierno efectivo del reino.

Para demostrar la inutilidad de los reyes merovingios, Carlos Martel había dejado vacante el trono tras la muerte de Teodorico IV en 737 (durante los siete años de vacío real, todos los documentos oficiales llevarán la fecha de 737).

A la muerte de Carlos Martel (741), le sucedieron en su cargo de Mayordomo de Palacio sus dos hijos; Carlomán y Pipino. En el año 743, Pipino libera a Childerico (sucesor merovingio de Teodorico IV) del monasterio en el que lo había encerrado su padre y le permite ocupar el trono del que había sido desposeído.

Al decantarse su hermano Carlomán por la vida monástica en el año 747, Pipino asumió la totalidad del poder efectivo sobre el reino Franco.

Pero la jugada maestra de Pipino llegó en el año 751 cuando, al ver contestada su posición por parte de algunos nobles favorables a la dinastía merovingia, dirigió una embajada al Papa Zacarías con una pregunta envenenada y en apariencia ingenua: ¿quién debía ser considerado rey, el que de hecho ejercía el poder o el que sólo lo ostentaba nominalmente?

El Papa respondió que "quien lo era de hecho tenía que serlo de derecho" dejando a la dinastía merovingia sentenciada. Childerico III, tras ser depuesto, es tonsurado (pierde sus largos cabellos, signo del poder entre los francos) y termina sus días encerrado en el monasterio de San Bertin.

Mientras tanto, Pipino es consagrado en Soissons con los santos óleos, al modo de los reyes del Antiguo Testamento, por los obispos galos, al frente de los cuales se encuentra el legado papal San Bonifacio.

El pacto entre los carolingios y el papado se saldaba con beneficio mutuo. El Papa esperaba encontrar una nueva potencia en Europa que le permitiese desligarse del poder Bizantino y defendiera la cristiandad y a él mismo del peligro proveniente de los Lombardos ( pueblo de origen germánico que no practicaba el cristianismo) que controlaban gran parte de Italia. Y los Carolingios la certeza de que su legitimidad procedía no sólo de su propio poder, sino de Dios, a través de su representante en la tierra.

Desde este momento, el Papa se consideró a sí mismo investido del derecho de conferir o retirar coronas, de hacer y deshacer reyes.

Sus tratos con el Papado resultan muy interesantes, destacando especialmente la reunión que se produce entre Pipino y el nuevo Papa Esteban II en Ponthion en 754. El Papa,

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