Pornografía y el lenguaje perverso que nos habita.

Pornografía y el lenguaje perverso que nos habita.

El lenguaje es el que nos hace humanos. Nos permite comunicarnos, pero más allá de eso nos permite existir, nos permite ser. Nos permite hablar con nosotros mismos. Dar un significado. (Aun que muchas veces no dar un significante.)

La pornografía entonces, es un lenguaje. Lo que vemos es lo que representa. Lo que significa para nosotros ese significante, es lo que finalmente nos excita. Esto en base a que podemos mostrar a dos personas una misma reseña de dichas películas pornográficas. Y estoy seguro que significara cosas diferentes para ambas.

Por ejemplo, Tal vez si yo mirara una sucesión de una película romántica que termina en una escena NO explícita de sexo, pueda ser algo excitante por el marco –llámese vestuario, historia, personajes- que se desarrollan en esa escena. Esta misma sucesión para otra persona puede ser demasiado superflua, mínima y trivial. De igual manera para mí lo que otra persona califica de excitante (xxx). Me parezca algo grotesco, chocante y denigrante.

Entonces el lenguaje nos ayuda a ser. A existir. Nos ayuda a darle un significado a un significante. Nos ayuda a ser atravesados por la subjetividad de la escena, esa que el autor quiere darnos a entender sin pronunciar ninguna palabra.

Por si misma la pornografía no existe, tiene que estar antes dentro de nuestro lenguaje. Tiene que ser parte de nosotros para tener un significante. Los cuerpos desnudos no significan nada si antes no tienen un encuadre correcto. Por ejemplo el médico que atiende a una joven ligera de ropa en su consultorio. No siente la atracción que sentiría por ver a la misma joven si esta fuera ligera de ropa a una cita que juntos acordaron.

El lenguaje entonces funde la subjetividad y dicta un significante al significado. La pornografía entonces no es nada, no existe. La pornografía es ausenté si en nosotros no existe un lenguaje perverso que nos permita entenderlo.

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