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Principios de la Libertad Religiosa

acerdanEnsayo10 de Mayo de 2012

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Calvino – Principios de la Libertad Religiosa

Martín Lutero, teólogo y reformador religioso alemán que nació en Eisleben en 1483, en 1501 comienza a estudiar abogacía. En 1505 durante una violenta tormenta un rayo que casi lo mata, por lo que pide ayuda a Santa Ana y prometiendo convertirse en monje, motivo este por el cual entra en el monasterio Augustino en Erfurt. Cambio su vida de forma radical lavándolo a la búsqueda de un Dios gracioso y la voluntad del mismo, culminando en el desarrollo de la reforma de la iglesia. Reforma Protestante que se precipito con la publicación de sus 95 tesis denunciando las indulgencias y los excesos de la Iglesia católica.

Para Lutero la esencia del cristianismo no se encuentra en la organización encabezada por el papa, sino en la comunicación directa de cada persona con Dios.

PRINCIPIOS DE LA LIBERTAD RELIGIOSA:

Partiendo de la clásica división de la época entre el mundo terrenal: política y gobierno civil y el mundo espiritual: Reino de Dios, Calvino dice que el hombre está bajo dos clases de Gobierno: uno espiritual y otro el político y se les denomina jurisdicción espiritual y la temporal, la primera especie de gobierno pertenece a la vida del alma y las últimas al establecimiento de las leyes que regulan la vida de los hombres entre sus vecinos. Las primera tienen su puesto en el interior del espíritu y las últimas sólo dirigen su conducta externa y ambas requieren ser consideradas por separado, ya que contienen dos mundos capaces de ser gobernados por diferentes gobernantes y diversas leyes.

La disciplina de la Iglesia depende de la jurisdicción espiritual y para comprender esto dividimos la Iglesia en dos órdenes: el clero y el pueblo. Diferenciándose la disciplina general a la que todos han de someterse, de la del clero que además de la disciplina común tienen una disciplina especial. De la disciplina común nadie queda exceptuado; príncipes y plebeyos se rinden sumisamente a ella puesto que es la disciplina de Cristo..

Como ya se ha dicho, el hombre es súbdito de dos clases de gobierno, el alma se rige por la disciplina de la iglesia, como se ha indicado y en cuanto a la justicia civil y la reglamentación de la conducta externa es necesario que recurramos a la diferenciación entre cuerpo y alma, entre vida actual transitoria y vida futura eterna y una vez comprendida esta diferencia se comprende que el reinado espiritual de Cristo y el gobierno civil son cosas muy diferentes. El gobierno civil, tiene, mientras vivamos en este mundo, que cuidar y ayudar a la adoración externa de Dios, a conservar la doctrina de la religión pura, a defender a la constitución de la Iglesia, fomentar la concordia entre unos y otros y establecer la paz y la tranquilidad general. Pero si es la voluntad de Dios que mientras aspiramos a hallar la vida verdadera, seamos peregrinos en la tierra. Toda persona ha de gozar de su propiedad sin ser molestado; los hombres han de hacer sus transacciones en los negocios unidos, sin fraude o injusticia, en resumen que ha de haber una forma pública de religión entre los cristianos y que la humanidad ha de conservarse entre los hombres.

La política humana ha de encargarse de mantener la religión, pero ha de permitirse que los hombres hagan leyes sobre la religión y la adoración de Dios. El magistrado es el guardián y conservador de las leyes; el pueblo es gobernado por las leyes y obedece al magistrado.

El deber de los súbditos. El primer deber de los súbditos respecto de sus magistrados es mantener los sentimientos más honrados en sus funciones pues reconocen que es una jurisdicción delegada por Dios a ellos y por esto han de estimarla y reverenciarla.

Los magistrados son, como el poeta los designa, pastores de su pueblo, guardianes de la paz, protectores de la justicia y defensores de la inocencia.

La resistencia

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