Problema cafeteros en Colombia

Los cafeteros en Colombia son representados por la Federación Nacional de Cafeteros desde 1927, una institución de carácter gremial, privada y sin ánimo de lucro. Dicha Federación ha sido apoyada históricamente por todos los gobiernos colombianos, mucho más que cualquier otro gremio o producto, debido a la importancia sociocultural y económica del café para los colombianos. Apoyos en diferentes clases de subsidios y ayudas, entre los que se destaca el Fondo Nacional del Café, fondo que fue creado en 1940 como una cuenta del tesoro nacional administrado por la Federación Nacional de Cafeteros, cuyo objetivo prioritario es contribuir a estabilizar el ingreso cafetero mediante la reducción de los efectos de la volatilidad del precio internacional, además, de fomentar una caficultura eficiente, sostenible y mundialmente competitiva.

Recientemente, en los dos últimos años, los cafeteros colombianos han recibido más de un billón de pesos -550 millones de dólares- en subsidios no reembolsables, mucho más que todos los apoyos que el gobierno ha dado al resto del sector agropecuario en su conjunto y más de lo que ningún otro país cafetero en el mundo ha subsidiado a sus productores.

Aunque la globalización, el TLC con EEUU y la tasa de cambio son factores que afectan a todo el sector agropecuario colombiano, nada tienen que ver con los problemas estructurales de la caficultura. De hecho, los “sosos” dirigentes cafeteros, que hoy apoyan el paro, antes apoyaron el TLC porque así les llegarían sus insumos más baratos. El problema estructural, es la falta de competitividad global del “Café de Colombia”, lo que se explica, principalmente, por la caída de la productividad y la lentitud de los procesos para adoptar nuevas tecnologías basadas en las ventajas competitivas del campo colombiano.

La razón de esta falta de competitividad, es que es difícil hablar de “Café de Colombia” cuando Colombia solo pone la tierra y la mano de obra, el resto de insumos, más del 50 % en la partición de costos de producción, son importados de EEUU. Es imposible ser competitivo cuando el proveedor de todos los insumos es el mismo comprador de toda la producción, con el agravante que este proveedor-cliente pone los precios de lo que vende y lo que compra. Dicho de otra forma, el “Café de Colombia” que produce tanto orgullo a los colombianos, es sencillamente, otra maquila que se le hace al gigante del norte.

Todo esto, porque los dirigentes de la Federación de Cafeteros han impedido sistemáticamente el avance de la caficultura colombiana. Avances que se enfocan en una producción cafetera sin o con bajo consumo de los insumos derivados del petróleo, es decir, sin importaciones. Solo esto, automáticamente, daría al “Café de Colombia” alta competitividad a nivel global. Dichos sistemas de producción ya existen y han sido probados con éxito. Sin embargo, estos modelos productivos son relativamente fáciles de implementar en pequeñas parcelas, pero engorrosos y de alto costo en grandes plantaciones de monocultivo cafetero. Por eso, para los grandes terratenientes y dirigentes de la federación es mejor pedir subsidios al gobierno, que hacer los cambios estructurales que la caficultura colombiana requiere.

El paro cafetero, tiene dentro de su pliego de negociación cinco líneas fundamentales, que son:

1. Precio de sustentación de $800.000.oo por carga de café.

2. Subsidio para agro-químicos o regularización de precios.

3. NO a la importación de café de otros países y estimular el consumo de marcas 100% café colombiano.

4.

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