Profesion Docente
leti201513 de Marzo de 2015
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El profesor tiene un papel determinante en el proceso de enseñanza-aprendizaje: es un
mediador entre el curriculum y sus destinatarios entendiendo que estos destinatarios son
también mediadores de su propio aprendizaje.
Introducción
El docente como un agente activo, participativo e innovador, ha dado respuesta a los diferentes modelos educativos que ofrecen de manera diversa la visión y prácticas educativas a partir del ambiente laboral y académico desarrollado en su espacio educativo.
Partiendo de la consideración socializadora de la educación escolar, el docente necesita recurrir a determinados referentes que le guíen, fundamenten y justifiquen su actuación a fin de que pueda plantear o enfrentar los retos enmarcados en las condiciones de calidad, equidad y eficiencia, en una vida académica integral.
En la actualidad, la modernización de la sociedad y paralelamente de la educación, comparten un sin número de relaciones entre el hombre y su trabajo, requiriendo dominar un proceso productivo y un mecanismo de aprendizaje más complejo, derivando en él, la experiencia, atención a las necesidades de la sociedad a través de los diferentes segmentos laborales y la posibilidad de un mejoramiento en el ambiente económico, laboral y social del profesionista.
Dichas relaciones manifiestan las formas en que el docente diversifica su actuación, para atender la estructura de clases, ramas y niveles de empleo dentro de las instituciones educativas pero a su vez establece como mecanismo de producción social la labor de enseñanza–aprendizaje relacionada con la acumulación y transmisión de conocimientos y habilidades en su labor académica y profesional.
El presente documento analiza las diversas dimensiones de la docencia en torno a los diferentes roles que juega en la educación, el papel que ha desempeñado en los múltiples modelos didácticos y a partir de ello la necesidad de formación tanto didáctica como disciplinar y la importancia de generar la integración de ambientes institucionales que permitan agrupar familias profesionales y trabajo colegiado.
La función social del docente
El devenir docente ha generado la posibilidad de que de manera conciente pueda crear un ambiente de desarrollo profesional a partir de integrarse a una sociedad con un sentido de relación y pertenencia; en la educación superior se consideran tres funciones que el docente debe desarrollar: formadora, de gestión, y de formación, en las que se puede observar que el profesor universitario puede traducir su práctica docente a la planeación didáctica, conformación de programas, identificación curricular, objetivos del aprendizaje, selección de contenidos de estudio y evaluación de procesos, que van inmersos en el proceso de enseñanza y aprendizaje ante un grupo y le permitan cubrir de manera colegiada las necesidades de formación de familias profesionales docentes.
El sentido que dan los modelos educativos al actuar del docente, le permiten reorientar la constante labor de formación y profesionalización en las distintas áreas de conocimiento, disciplinas técnicas y científicas y de la toma de conciencia que genera la educación superior en el individuo.
Es importante señalar que el quehacer docente en el aula no involucra tan solo destrezas y dominio del trabajo en el grupo, implica, además, el dominio de competencias profesionales que incluyen no solo el saber epistemológico, además la identificación con un espacio curricular y el incentivar el aprendizaje de quienes se están formando.
En este sentido el proceso de formación en la Universidad, requiere atender las necesidades sociales, apoyando la generación de riqueza social y por ende un capital humano que con competitividad laboral y nivel de preparación justifique una inversión educativa.
Podemos señalar, que bajo la óptica de las tendencias positivistas, la Universidad y su nexo educativo consiste en desarrollar en cada individuo toda perfección pero que a su vez se rige por sistemas sociales y que ellas deben ser vistas y valoradas desde el planteamiento de un esquema curricular.
En la actualidad el trabajo se consume como un valor de uso cambiado por una renta, intercambia su dinero como rédito estableciendo división y asignando jerarquías de ocupación en el trabajo manual e intelectual, operativo y administrativo que conlleva una remuneración diferencial, por lo que su función establece condiciones ideológicas, históricas y con una racionalidad educativa que centra los nexos entre economía y sociedad.
En la labor pedagógica y disciplinaria que desarrolla el docente están inmersos los métodos que dan sustento teórico y filosófico al quehacer educativo, los modelos educativos que le dan sentido a la actuación del docente y los modelos didácticos que orientan la formación del profesor y le apoyan en el establecimiento de estrategias metodológicas de enseñanza–aprendizaje los cuales son trabajados de manera integral con los esquemas curriculares que presentan los proyectos educativos internacionales, nacionales e institucionales y que reorientan la política educativa en los diferentes niveles de formación.
Las profesiones se vinculan a planes y programas educativos, en tanto orientan un esquema de formación específica, en determinadas áreas de acción al definir perfiles que la institución educativa considera pertinentes para intervenir en los problemas sociales y productivos.
Al incorporar un modelo educativo que permita al profesional desarrollarse en un marco flexible y competente, hace necesaria la participación de distintos actores que se involucren directamente en el ejercicio curricular como es el docente que incide en el proceso formativo y se constituye como un pilar en esta transformación. La participación del docente en el desarrollo de una profesión no implica solamente saberes disciplinarios sino a su vez profesionalización y actualización en el área pedagógica, además de habilidades, actitudes y valores que hagan de su práctica una posibilidad de continuos intercambios con la realidad social, que den como resultados aprendizajes significativos que justifiquen el desarrollo de las reformas curriculares que son determinadas por las políticas educativas internacionales, nacionales e institucionales.
En el marco de la Educación Superior, se ha generado un gran aumento de la demanda educativa por lo que su orientación y organización implica la instrumentación de procesos tecnológicos, económicos y políticos donde el docente enfatiza su actuación en la expansión y diversificación de planes y programas educativos que inciden en la posibilidad de crecimiento de las instituciones y en la mejora de atención a las necesidades de formación y profesionalización de las personas y su desarrollo en el campo laboral.
Se reconocen por tanto, orientaciones de la formación didáctica del profesor que facilitan la búsqueda de relaciones cognitivas entre la necesidad de formación y la práctica educativa, ejemplo de ello son las orientaciones citadas por C. Marcelo (1994) y F. Tejada (1996) que definen el sentido de la formación docente, como la orientación artesanal, académica, tecnológica, personalista, práctica y crítico–social.
La orientación artesanal es visto como el proceso de transmisión generacional donde el aprendiz repite esquemas de autoridad, imposición de ideas y de conductas de aprendizaje limitados por el tiempo y el espacio que condicionan la racionalidad práctica de la didáctica.
La orientación academicista que concibe al profesor como un especialista en determinada disciplina cuya acción gira en torno al dominio de la materia de enseñanza, aplicando el uso de modelos educativos en dos vertientes, enciclopédico y comprensivo; el primero porque destaca la importancia del conocimiento del contenido y la acumulación de éste; el segundo porque en la estrategia de enseñanza busca que se de la comprensión lógica de la estructura de la materia y busque la transformación del conocimiento y su ubicación en diferentes realidades.
La orientación técnica considera al profesor como quien domina la aplicación del proceso–producto basado en el entrenamiento procedimental, considera pertinente que el profesor posea destrezas o competencias para dar alternativas en el seguimiento de la razón práctica.
La orientación personalista, centra la atención sobre el que enseña aprende de sí mismo y se identifica con las necesidades, valores y cultura de una sociedad. Destaca el carácter personal de la enseñanza donde el profesor toma conciencia de sí mismo dando un carácter formativo más que informativo a lo que se enseña y se aprende en el salón de clases, apoyada en la perspectiva de esta orientación se ha encaminado la enseñanza directiva, de entrenamiento de la conciencia en donde el proceso educativo se centra en los líderes de grupo quienes concuerdan la estrategia de aprendizaje.
La orientación práctica se fundamenta en la experiencia y creatividad del profesor para afrontar y desarrollar escenarios claramente identificados en el contexto que dan la posibilidad de ensayo–error en el proceso de aprendizaje, es investigador en el aula, planificador de decisiones, reflexivo y con capacidad de interactuar su área de enseñanza, con la formación, actualización y conciencia de la realidad en donde emerge.
La orientación crítico-social ve al profesor como el formador, conocedor del contexto que reflexiona sobre la realidad fenomenológica y toma decisiones que permiten facilitar el conocimiento en la realidad que vive el alumno dirigiéndolo en el uso y manejo de pistas que le permitan la participación
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