Programación Neurolingüística
sagumu24 de Junio de 2015
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ESNAYO
POLICIA NACIONAL EN EL POST-CONFLICTO
RESUMEN
La realidad política internacional y el impacto de la Política de Seguridad Democrática en Colombia, en cuanto al repliegue de los grupos terroristas y la desmovilización de grupos de autodefensa, ubican al posconflicto como un tema de debate prioritario y como posibilidad en el futuro de la nación colombiana.
En esa perspectiva, es útil para los integrantes de la Policía Nacional abordar el tema en relación con su misión y funciones, para hacer un acercamiento conceptual, fortalecer las tareas que le competen y acoger ese escenario en los procesos de planeación. Este breve ensayo es un primer paso para lograr el objetivo propuesto.
EL CONFLICTO Y SUS PERSPECTIVAS
La confrontación armada, convertida en los últimos años en una agresión terrorista contra la nación, es un grave problema que ya cumple cuatro décadas. En este período, los grupos desarrollaron un plan de crecimiento y fortalecimiento sostenido, en un contexto político marcado por la influencia de la guerra fría.
Esa circunstancia posiblemente influyó negativamente en los esfuerzos de diálogo, especialmente con las FARC y el ELN, pero también tuvo incidencia el interés económico de las organizaciones, derivado de conductas delictivas como el secuestro, la extorsión y el narcotráfico. En la última década, ésta parece ser la causa predominante que mantiene a los cabecillas insurgentes persistiendo en el desarrollo de sus planes.
Sin embargo, la nueva realidad política de la posguerra fría, sin duda ha debilitado ese proyecto insurgente y, más aún, al desembocar en prácticas terroristas generalizadas que anulan cualquier discurso o plataforma política real y acorde con los intereses de la población que dicen defender.
La posición de la comunidad internacional, a partir del 11 de septiembre de 2001, frente a la amenaza derivada del terrorismo, aisló a los grupos guerrilleros colombianos, al catalogarlos como organizaciones terroristas.
Esa realidad inobjetable inspiró e hizo posible el desarrollo de una nueva política gubernamental, que en estos primeros 28 meses se ha traducido en importantes resultados, que debilitan la estructura y capacidades de las FARC y el ELN. Esto, sumado a la movilización del pueblo colombiano contra los violentos y en apoyo a los planes de gobierno y las tareas de la fuerza pública, permite vislumbrar la solución del conflicto, como una posibilidad cierta. La negociación con las autodefensas es un paso trascendental en ese objetivo.
FORMAS DE SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS
Las principales formas de solución a un conflicto armado de carácter interno, como lo señalan experiencias recientes, especialmente en Centroamérica, y como se ha experimentado también en nuestro país con resultados positivos, son las siguientes:
• La neutralización de los factores de perturbación, mediante la acción armada para contrarrestar los focos insurgentes y las células terroristas. Ello corresponde al legítimo derecho del Estado a hacer uso de la fuerza para cumplir el mandato constitucional, garantizar el imperio de la Ley y posibilitar las condiciones que le permitan a los asociados el disfrute de los derechos y libertades, al igual que el cumplimiento de los deberes.
• La eliminación de los elementos generadores de la confrontación, para lo cual se acude a la vía de la negociación política. Esto supone reconocer al grupo insurgente una condición de actor político.
• La combinación de estas dos estrategias es, en esencia, el procedimiento generalizado y necesario, si se tienen en cuenta el significado y alcance de la correlación de fuerzas.
Por definición y por principio un grupo alzado en armas persiste en su lucha con métodos violentos, si encuentra que tal proceder le reporta dividendos, es decir, que el beneficio que obtiene es mayor al costo que debe cubrir. En ese mismo sentido, el grupo negociará cuando la relación costo beneficio le sea contrario, pues en ese momento el tránsito de la acción de la lucha armada a la tarea política será más atractivo.
En esencia, la Política de Seguridad Democrática de la actual administración acoge esta combinación de estrategias en función de la convivencia, ya que la prioridad de la lucha contra el terrorismo no supone una negación de la posibilidad del diálogo cuya puerta sigue abierta. Los planes están dirigidos a incentivar la negociación en los términos antes definidos y el avance en ese propósito es muy alentador, si se tiene en cuenta la acogida y el impacto de la estrategia que promueve la reinserción de insurgentes, el repliegue en que se encuentran los grupos, su debilitamiento estratégico y operacional y el consenso mayoritario del pueblo colombiano en contra de los métodos y las prácticas violentas.
El actual es, entonces, un período de transición, favorable para toda la comunidad, que permite proyectar la posibilidad de una solución definitiva al conflicto. Por consiguiente, es inaplazable el desarrollo de un plan de acción nacional y por ende institucional, de cara al posconflicto.
PERSPECTIVAS EN LA FASE FINAL DEL CONFLICTO
Independientemente de las estrategias que se adopten para la solución del conflicto, es muy probable que en su etapa final se presenten las siguientes situaciones:
• Un escalamiento de la confrontación. Esta ha sido una constante en los diversos conflictos, que se explica por el interés de los grupos rebeldes de lograr éxitos importantes en la confrontación con las fuerzas del establecimiento, para aumentar así su capacidad de negociación política.6
• Incremento de los atentados terroristas lo que, para el caso colombiano, sería una consecuencia de la debilidad estratégica de las organizaciones alzadas en armas. Además, porque el terrorismo, en consideración al impacto que producen los atentados en la comunidad, ha sido, a lo largo de la última década, la principal forma de acción de los grupos guerrilleros.
Frente a esos dos posibles elementos, característicos de un período de transición, un factor de éxito es el nivel de cohesión nacional en torno al Gobierno y sus instituciones, suministrando información y apoyando las medidas que se deban adoptar.
ACTUALES FRENTES DE RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL
En la actualidad, la Policía Nacional debe atender tres grandes frentes de responsabilidad, como resultado de la evolución del cuerpo policial en las últimas décadas frente a la problemática de la violencia:
1) El conflicto. En la medida en que junto con las Fuerzas Militares soporta los planes y la política gubernamental para neutralizar las organizaciones terroristas (guerrillas y autodefensas), este campo de acción es prioritaria en el desarrollo de la Política de Seguridad Democrática.
2) El crimen transnacional. Es una situación propia de la última década en que la delincuencia organizada, principalmente asociada al narcotráfico y al tráfico de armas y posiblemente aprovechando las facilidades y bondades de la globalidad, fortaleció su campo de acción, estructurando verdaderas multinacionales del crimen, que constituyen un reto para los cuerpos de policía y los organismos de investigación criminal.
3) La seguridad ciudadana. Es el servicio básico y fundamental, que caracteriza a cualquier cuerpo de policía independientemente del país en que actúe, para prevenir la comisión de delitos y contravenciones, garantizar un clima de convivencia aceptable y propender por la vigencia de las normas, el disfrute de los derechos y el cumplimiento de los deberes.
Esos tres ámbitos de responsabilidad se materializan en una diversidad de servicios y actuaciones que tornan compleja la función policial y la capacitación de los funcionarios pues, simultáneamente, deben actuar en el servicio básico de la prevención y en tareas de choque a cargo de grupos élite, al igual que en procedimientos nacionales e internacionales frente a las organizaciones delictivas que trascienden las fronteras del país.
La Policía Nacional, por consiguiente, tiene múltiples frentes de atención y en cada uno de ellos ha habido actuaciones y respuestas altamente satisfactorias para la sociedad colombiana, que ponen de presente el profesionalismo de sus integrantes, el nivel de compromiso y toda una trayectoria de servicio a la comunidad.
Pero, de cara al escenario del posconflicto se plantea el reto de crear las bases de una cultura de la seguridad; la policía ha venido trabajando en ello en las dos últimas décadas, por el modelo de servicio que ha implementado y la forma en que actúa con la comunidad en el esfuerzo por la convivencia.
Puede señalarse que, si bien es cierto que la prioridad actual es la lucha contra el terrorismo, en ningún momento se ha descuidado el servicio básico policial, tal como se evidencia en la disminución de los índices delincuenciales.
Los principales desarrollos institucionales, que son parte fundamental de su obligación jurídica y de la gestión en ejecución de la Política de Seguridad Democrática y dentro de ella en la perspectiva de negociación y por ende de unas nuevas responsabilidades en el posconflicto, son los siguientes:
Las redes de apoyo y solidaridad
Las redes existentes actualmente son el resultado del trabajo permanente de la institución, a fin de canalizar el apoyo de distintos sectores sociales en el esfuerzo de la seguridad.
Inicialmente se avanzó en la estructuración de redes de apoyo ciudadano en distintos niveles; más tarde se trabajó en la conformación de redes a partir de medios de comunicación que conectan a la institución
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