Qué es la Identidad Nacional
catammmTutorial27 de Junio de 2013
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- ¿Qué es la Identidad Nacional?
E
l concepto de identidad nacional
es confuso e inconmensurable
y aunque algunos movimientos
surgidos con la pos modernidad renieguen de él, es imposible separarlo de la
propia naturaleza humana. Su definición
pasa necesariamente por entender que el
hombre tiene una dimensión como individuo y otra como persona, siendo la primera un reflejo de su interioridad – que
lo diferencia del resto – y la segunda de
su exterioridad – formada por el “conjunto de características distintivas de la
agrupación a la que pertenece y que diferencian al grupo de otros grupos”1
.
Buscamos reafirmar nuestra existencia por comparación con la identidad de los demás y, en ocasiones, por
franca oposición a ella”2
. Como dice el
sociólogo Fernando Villegas: “La identidad del ser humano depende vitalmente del juicio de los demás, de los
referentes, de quienes están diciéndonos permanentemente qué somos,
cómo debemos ser, de quienes nos
miran desde fuera y nos apelan, convocan, rechazan o acogen”3
.
La identidad nacional requiere tener
algo en común, características muchas
veces definidas como el carácter nacional, pero que no necesariamente todos
comparten en la misma medida. Ella
condiciona la conducta de las personas
ya que al reconocerse con una determinada condición, se actúa conforme a
ella. La identidad es el producto de una
construcción surgida sobre la base de
experiencias históricas que hacen formarnos una idea de lo que somos y de lo
que queremos ser.
La identidad nacional corresponde a
una continuidad histórica representada
por sucesos significativos que generan
una espontánea identificación con personajes gracias a cuyo esfuerzo se fue
generando dicha identidad. Esta continuidad origina a su vez una comunidad
de obligación porque sentimos el compromiso de honrar la memoria de nuestros próceres con un comportamiento
similar en el caso que se repitan las circunstancias que los llevaron a ellos a
actuar de una manera destacada.
Los mitos, contribuyen a la identidad nacional porque aunque son una
deformación de la realidad, representan
un ideal por alcanzar en la medida que
corresponden a virtudes atribuidas al
pueblo, normalmente asumidas como
herencias de personajes históricos, gracias a las cuales ellos pudieron ganar un
lugar en la historia y que se presentan
como un ejemplo a imitar.
* Capitán de Navío, Oficial de Estado Mayor. Magíster en Gestión. Magíster en Ciencia Política Integrada.
1.- Carvajal C., Víctor, Relación entre identidad y defensa nacional. Política y Estrategia, ANEPE, Santiago. 1996, p. 83.
2.- Casas P., María de la Luz. www.crim.unam.mx/Cultura/Ponencias/marnov99
3.- Villegas, Fernando, El Chile que no queremos, Editorial SUDAMERICANA, Santiago, 2005, p. 27.
MONOGRAFÍAS Y ENSAYOSAUTOR ARTÍCULO
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Las condiciones ambientales, la
naturaleza, el clima, el tipo de terreno,
etc., contribuyen también a moldear la
identidad nacional al generar tradiciones
y costumbres y configurar la magnitud
del esfuerzo para subsistir en dicho territorio. El carácter nacional se hace presente entonces no sólo en el folclore, en
la vestimenta, en la alimentación y en el
lenguaje, como un reflejo de que se vive
según se tiene; se manifiesta también en
la actitud frente a las dificultades, frente
al trabajo, frente a las desgracias y frente
a los conflictos.
- La Identidad Nacional de Chile.
La identidad cultural latinoamericana
surge como consecuencia del choque asimétrico entre dos civilizaciones, es decir,
como producto de una crisis por la amenaza al sistema de vida tradicional de los
indígenas hispanoamericanos. El nuevo
modelo cultural surgido del encuentro
entre dos culturas se caracterizaba por una
fuerte influencia religiosa-católica, de un
marcado autoritarismo político y no muy
abierto a la razón científica. Este patrón
cultural cambió con los movimientos independentistas, fuertemente influidos por
la iluminación y el positivismo, haciendo
énfasis en la razón y el liberalismo. Estas
influencias rechazaban el legado cultural
indo-ibérico, centrando sus esperanzas en
las nuevas ideas europeas.
Jorge Larraín plantea que la identidad nacional se ha ido formando en
forma paulatina por medio de una interacción con el proceso de modernización
en el que este último ha ganado terreno a
costa de la identidad. Sin embargo, algunos rasgos de nuestra identidad se han
mantenido a través del tiempo y pueden
ser percibidos con distinta intensidad en
las diferentes épocas de nuestra historia.
En forma temprana en Chile se forma
la disposición a las tareas agrícolas por
sobre una conciencia que podría haber
sido marítima, dada la extensión del litoral. En efecto, los elementos constitutivos
de nuestra raza por parte de los españoles, correspondían “mayoritariamente a
extremeños, castellanos, andaluces que,
también privilegiaron la tierra”4
sin considerar el potencial que ofrecía el mar.
La guerra constituyó una palanca de
la formación de nuestra identidad; ayudó
a sentirnos parte de una historia y depositarios de una herencia que permitiría
labrarnos un futuro. El papel del Ejército (y luego el de la Armada), es determinante en la formación de la identidad
nacional, no solo por las guerras, sino
también por la acción integradora y civilizadora desarrollada por gobernantes de
origen militar – sobre todo a comienzos
de nuestra vida independiente – y por
la contribución a la plena ocupación del
territorio nacional.
El sociólogo Hernán Godoy ha planteado que los ataques de los araucanos
y de los corsarios durante la colonia, así
como las catástrofes naturales y en particular los terremotos y maremotos son
la causa de que el chileno haya desarrollado virtudes tales como la voluntad para
enfrentar los desafíos, la serenidad ante la
adversidad y el hábito del esfuerzo y del
trabajo para sobrevivir y progresar, aspectos todos que podrían ser cuestionados
por más de algún otro autor. No obstante,
Menéndez Pelayo también insiste en la
Sentimos el compromiso de honrar la memoria de nuestros
próceres.
4.- Venegas F., Globalización, identidad y defensa nacional: un problema no resuelto, Revista CEADE, Santiago, 1998, p. 32.
PABLO MÜLLER CONTRERASNOMBRE DEL ARTÍCULO
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LA IDENTIDAD NACIONAL Y EL PODERÍO MARÍTIMO DE CHILE
virtud de la voluntad y agrega el culto a la
ley. Por su parte, José Enrique Rodó destaca el espíritu de trabajo. Otros rasgos
que caracterizarían al chileno serían la
mesura, la sobriedad, la seriedad y la prudencia, con los cuales nos sería más fácil
coincidir, así como otros de características más triviales como un agudo sentido
del humor y un gran temor al ridículo.
Se dice que hoy el chileno es una
persona abierta al mundo, lo cual de
hecho podemos comprobar por la facilidad con la que las nuevas tendencias
políticas han sido incorporadas a nuestra vida institucional a lo largo de la historia, así como la fácil asimilación de las
innovaciones tecnológicas, más rápido
que otros países de la región; como dice
Joaquín Fermandois, el chileno presenta
“...una tentación por lo nuevo, un rasgo
permanente de la cultura chilena”5
.
Debido a que el espesor cultural
aportado por los indígenas en el caso
chileno no es tan relevante, el impacto
de la globalización está siendo aquí cada
vez más importante porque no encuentra barreras que lo impidan. Dando
un ejemplo un poco burdo, la comida
rápida ha ingresado con mayor facilidad a nuestro país, donde los platos
típicos no tienen un arraigo importante
como en otras sociedades. Al igual que
el hombre global, el chileno se ha visto
absorbido por la cultura de lo inmediato,
de lo superficial, del relativismo, lo cual
encierra el peligro de no cultivar un pensamiento de largo plazo sino que buscar
resultados instantáneos. Nuestro relativo éxito económico nos ha llevado a
desarrollar una personalidad agresiva al
momento de negociar y en más de una
oportunidad hemos sido acusados de
prepotencia en las relaciones con nuestros pares en Sudamérica.
El emprendimiento ha sido una
de las características que se ha desarrollado con mayor fuerza en el último
tiempo entre los chilenos y ello ha sido
en gran parte la causa del éxito econó-
mico. El nuevo empresario, al revés de
su antecesor que
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