RETOS MÁS COMUNES A ENFRENTAR POR UN CTO EN EL MERCADO VENEZOLANO

RETOS MÁS COMUNES A ENFRENTAR POR UN CTO EN EL MERCADO

VENEZOLANO

Los modelos organizacionales actuales sufren cambios, motivados al auge

y desarrollo de las tecnologías de la información, y el gran impacto que las mismas

generan en la productividad de una empresa. Esta realidad, aunque cierta, se ve

afectada por ciertas "sombras" o retos que impiden que este modelo se implante

con éxito y a manera de evolución en las organizaciones. Se trata de la

"enfermedad" o crisis del software, la falta de maduración en la organización y la

resistencia al cambio

.

En los países de Latinoamérica, estos retos se ven acentuados, bien sea

por el grado de desfasaje tecnológico que pueda existir, los problemas

económicos y sociales, que incrementan las barreras para vencerlos.

En Venezuela no escapamos a esta realidad. Si bien ciertamente las

empresas cada vez más toman consciencia de la necesidad de estos roles y su

importancia para la supervivencia exitosa de sus negocios, son muchas aquellas

organizaciones que se encuentran alejadas de este concepto, y que incluso lo

consideran utópico.

Personalmente, tomando en cuenta la experiencia como desarrollador de

software en la industria de seguros en Venezuela, considero que el reto más

común al que se enfrenta un CTO en nuestro país es la enfermedad o crisis del

software. Es muy común en este tipo de organizaciones que la opinión de los

usuarios funcionales, que son quienes en realidad llevan la parte operativa de la

empresa, tenga una apreciación negativa del desarrollo de proyectos tecnológicos.

En muchas oportunidades se tiene la impresión de que el personal a cargo de los

proyectos "cambia" los procesos operativos a su conveniencia, y por tanto el

producto final no refleja una solución para el problema o la necesidad que se

busca cubrir. Por el contrario, resultan ser "proyectos eternos" que se retoman en fases y que no terminan de generar los resultados que se buscan.

Analizando la situación anterior desde el punto de vista del recurso tecnológico del proyecto, tenemos una cara opuesta. El recurso desarrollador trabaja en base a las especificaciones y requerimientos levantados por el área de procesos y en base a lo identificado por el usuario. Al no tener un estándar formal de documentación, gobernabilidad y gestión de proyectos, esta tarea resulta caótica. Muchas veces el usuario funcional no maneja la completitud o realidad de los procesos actuales, por tanto lo proyectado como solución no se adapta a lo requerido. Si el desarrollador realiza un análisis detallado de la situación actual a nivel técnico y no aclara con el usuario operativo que el funcionamiento real actual no se compagina con el especificado por él, se produce una enorme espiral de fallas, causadas en un único origen: falta de comunicación y leguaje común entre las áreas de la organización. El reproceso resultante de esta situación puede resultar agobiante tanto para el personal de tecnología como para el usuario, quien termina sin obtener realmente una solución a su necesidad.

Otra evidencia de esta falla es la imposición de fechas y cronograma del proyecto. Las unidades organizacionales que conforman la cadena de valor de la empresa muchas veces imponen su peso y "sugieren" fechas de entrega para los distintos entregables del proyecto. Este método suele traer muy malos resultados, en primera instancia por el efecto

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