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Recursos Hidrocarburiferos En Asia Y Africa


Enviado por   •  16 de Junio de 2013  •  1.792 Palabras (8 Páginas)  •  430 Visitas

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1 ¿Cuáles son los principales productores de la región Asiática y cuáles de la región africana al día de hoy? Elabore cuadros y/o gráficos.

2 ¿Cuál es la competencia a la que tienen que hacer frente los productores de estas regiones al día de hoy? Elabore cuadros y/o gráficos.

A pesar de la posibilidad de realizar mayores exploraciones y explotaciones de gas y petróleo en Asia, sobre todo en el Mar de China Oriental y Meridional, muchos productores asiáticos de petróleo han entrado en un período de declive en su producción.

Éste es ciertamente el caso de Indonesia, que tradicionalmente ha sido el mayor exportador de petróleo de la región pero que actualmente lo importa.

China, el mayor productor, sigue aumentando su producción, pero el constante aumento de la demanda exige cada vez mayores importaciones. Con el consumo nacional actual (que con toda probabilidad aumentará inexorablemente), el nuevo hallazgo podría alargar la vida actual de las reservas chinas entre 4 y 15 años. Aun así, para extraer el petróleo sería necesaria una inversión muy elevada, y entre tanto el incremento de la demanda seguirá haciendo aumentar las importaciones.

Aunque todavía existe alguna posibilidad de que se descubran más hidrocarburos en Asia, ésta es relativamente pequeña y probablemente sólo serviría para abastecer parcialmente el consumo nacional de los países donde se produzcan ese petróleo y ese gas, lo cual tendría escasa repercusión en la amplia y creciente dependencia de los consumidores asiáticos de las importaciones procedentes de las principales regiones productoras de energía del mundo.

En este contexto, la posibilidad de rivalidades geopolíticas por los recursos energéticos tanto dentro de Asia como entre Asia y Occidente resulta real, y las maniobras estratégicas ya han comenzado. Esto puede observarse en al menos tres hechos.

• En primer lugar, los intensos enfrentamientos políticos por el itinerario de los gasoductos y oleoductos procedentes de Oriente Medio, Asia central y Rusia entre asiáticos, por un lado, y europeos y norteamericanos por el otro.

• En segundo lugar, el reciente aumento de las inversiones de empresas públicas gasísticas y petroleras de Asia en regiones productoras de todo el mundo, a menudo en cooperación con las empresas estatales de esos mismos países productores, creando competencia no sólo entre las empresas asiáticas sino también entre las empresas estatales en general.

• En tercer y último lugar, la competencia geopolítica también queda patente en la gran cantidad de acuerdos estratégicos firmados al más alto nivel entre las principales naciones consumidoras de Asia y los Estados productores del Gran y el Pequeño Creciente.

En concreto, la competencia estratégica en Asia se está centrando actualmente en torno a los recursos petrolíferos y gasísticos rusos e iraníes situados en el Gran Creciente y en torno al prometedor petróleo no convencional del Pequeño Creciente, incluyendo las arenas y esquitos bituminosos de Canadá y el petróleo superpesado de Venezuela. Como consecuencia de esa competencia han surgido una serie de triángulos geopolíticos en los que se trata de dar cuenta de las rivalidades estratégicas, entre ellas la rivalidad sino-japonesa por asegurarse el acceso a los recursos energéticos de Rusia, la rivalidad Oriente-Occidente por influir sobre los principales productores de energía de Oriente Medio y Asia central, la rivalidad entre las NOC(empresas petroleras nacionales) asiáticas y las IOC(empresas petroleras internacionales) occidentales por el acceso a las reservas de gas y petróleo de Asia central, África y Latinoamérica y la rivalidad Oriente-Occidente por influir sobre regímenes tanto del Gran como del Pequeño Creciente con políticas energéticas cada vez más estatistas y nacionalistas. El desafío para China, la comunidad asiática ampliada en general será transformar esas posibles rivalidades geopolíticas en vías sostenibles de cooperación en el contexto de una economía globalizada abierta, fluida e integrada.

3 ¿Cuáles son los mercados más interesantes para los productores de estas regiones al día de hoy?, ¿Explique por qué? Elabore cuadros y/o gráficos.

4 ¿Cuál es estrategia que ha escogido Arabia Saudita para desarrollar sus reservas de gas y como le ha ido hasta ahora?

Arabia Saudí se transformó de modo sustancial durante los años setenta, a raíz de la nacionalización de los campos petrolíferos que eliminó el control que tenían las compañías transnacionales de la siguiente manera:

Dispone de una extraordinaria dotación de crudos de petróleo, equivalente a más de la quinta parte de las reservas probadas a nivel mundial.

La mayor parte de la extracción de crudos se destina a la exportación, que aportan ingresos.

La estructura de oferta-demanda de energía se basa completamente en el petróleo, con pequeñas cantidades de gas natural asociado a la extracción de crudos. Los productos elaborados en las refinerías sustentan la producción de electricidad, el autoconsumo del sector energético y los consumos finales del transporte y la industria.

El Estado concentra y distribuye los ingresos obtenidos en la exportación. Una parte la destina a su propio fortalecimiento (militar y administrativo); otra gran parte se la apropia la elite dirigente, encabezada por la extensa familia real; y otra parte se distribuye entre las elites locales y los diferentes grupos étnico-sociales, principalmente a través de los precios subvencionados de ciertos bienes y servicios.

La estructura económica presenta una mínima diversificación, siendo escasas las actividades industriales y de servicios no vinculadas al petróleo. La mayoría de los consumos de las elites y del conjunto de la sociedad se abastecen desde el exterior mediante las importaciones de alimentos y de bienes manufacturados. La dinámica de crecimiento depende casi en exclusiva de los factores externos (precios y demanda) que determinan los ingresos de las exportaciones de petróleo.

El Estado es el propietario del subsuelo, controla la actividad, los ingresos y decide su distribución. A través de esa centralización justifica su carácter autoritario y a través de la distribución se legitima, tratando de armonizar los intereses de la elite dominante con los de las elites locales tribales y los grupos sociales que reciben ventajas mediante el gasto público.

La posición de poder en el up-stream le permite al Estado saudí establecer alianzas con las grandes potencias y con los grandes países exportadores (Fawcett,2005; Bronson, 2006). Mantiene una alianza militar con Estados Unidos, debido a que Arabia es el principal escenario petrolero mundial. A la vez, mantiene importantes acuerdos comerciales con los grandes países asiáticos (Japón, Corea del Sur, China, India), debido a la concordancia de intereses entre el mayor exportador y la mayor región importadora de petróleo. Al mismo tiempo, lidera otras alianzas de carácter productivo en la región del Golfo Pérsico y en la OPEC, gracias a su potencial extractivo y exportador.

El diagrama 1 representa la articulación que presentan los cuatro planos en los que se despliega la influencia de la actividad petrolera, determinando: la estructura energética, la estructura económica, el marco político-social y la posición internacional.

Se trata de cuatro planos relacionados que se reproducen sistémicamente, es decir, formando un todo único.

Precisamente, el objeto de este trabajo consiste en analizar si los cambios que se vienen produciendo en la última década están modificando ese “código genético” rentista. En caso afirmativo se trata de valorar en qué dirección y con qué alcance lo están haciendo. Sería un fenómeno económico singular, originado por la convergencia de dos elementos: la fuerza petrolera de Arabia Saudí -convertida en capacidad tecnológico-financiera- y el cambio de estrategia económica impulsado por las elites dominantes a través del Estado.

5 ¿Cuál es estrategia que ha escogido Qatar para desarrollar sus reservas de gas y como le ha ido hasta ahora?

Una nueva generación asume su papel de diversificar sus economías y gestionar los ingresos del petróleo, y consiente en utilizar su poder en el mapa de las relaciones internacionales y rentabilizarlo.

QATAR es un buen ejemplo de un fuerte crecimiento gracias a las exportaciones de hidrocarburos, sobre todo gas natural licuado, la rentabilidad de sus inversiones en el exterior y los grandes proyectos en el interior, y un aumento del PIB de casi un 300% en los últimos seis años que ha impulsado el crecimiento. Es el mayor índice registrado en el mundo, es el mayor exportador mundial y el tercero en reservas de gas natural y de los primeros en la renta per cápita en la clasificación mundial.

La proyección de país que las autoridades planean para el 2030 trata de ir hacia una economía del conocimiento sin depender excesivamente de los hidrocarburos. Multiplican su esfuerzo para acelerar el desarrollo y ampliar su base, y se centran ahora en la creación de las infraestructuras necesarias para diversificar una economía sorprendente. El brazo financiero son los fondos soberanos de la Autoridad de Inversiones de Qatar, que dispone de 60.000 millones de dólares para actuar y está a punto de cerrar algunas operaciones de compra del mayor calado en países como Francia y Alemania y otros puntos del mundo.

En los últimos años ha invertido 30.000 millones de dólares en adquirir participaciones en sociedades de distintos sectores, así como la inversión en proyectos que se están desarrollando en la actualidad o previstos para los próximos cinco años, creando centros de educación e investigación, los grandes proyectos turísticos, el Mundial de fútbol o los Juegos Olímpicos.

Es tal la magnitud que se presenta como un Estado serio, desarrolla un perfil político propio y se ha visto como modelo de reformas e implicado en los asuntos internacionales.

La agilidad diplomática ha sido uno de sus puntos fuertes en los últimos años, ya que ha tratado de mediar en conflictos como Palestina, el Líbano, Sudán y Yemen. Pero tal vez su tarea más complicada sea tratar de equilibrar las exigencias contradictorias de Washington y Teherán teniendo en cuenta sus vínculos económicos con los dos; su habilidad para navegar entre enemigos no es un mero ejercicio de surf, ya que tiene buenas razones para ello: su proximidad geográfica con Irán y sus vínculos étnicos, porque más del 30% de los qatarís son de ascendencia persa. Los dos países comparten el yacimiento de gas más grande del mundo, pero la proximidad de Qatar a Irán y su relación militar con Estados Unidos ya que el emirato es la sede de la base militar más grande de cuantas EEUU tiene en el golfo Pérsico, significa que sería extremadamente vulnerable en el caso de un conflicto entre Teherán y Washington.

Dado lo anterior el modelo qatarí tiene sus detractores, ya que asume un riesgo muy alto en una zona donde las alianzas o las enemistades cambian a ritmo rápido, tanto en política como en economía, pero ese Estado pequeño en extensión y grande en proyección necesita desarrollar una estrategia coherente pensando en el largo plazo. A pesar de la importancia de los grandes proyectos que impulsa y de sus intervenciones políticas en la escena regional, se trata de apuestas que puede ganar o perder, pero sin duda determinarán su futuro.

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