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Reducción de la Demanda

ekritoInforme10 de Noviembre de 2014

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Se puede reducir las consecuencias adversas del uso de drogas disminuyendo la demanda de las drogas ilícitas o su disponibilidad. Sin embargo, ninguno de los dos enfoques es suficiente por sí solo.

Reducción de la Demanda

En un mundo perfecto, la eliminación de la demanda de substancias ilícitas eventualmente resolvería unilateralmente el problema de las drogas, aunque en el corto plazo siempre tendríamos el desafío de liberar a los drogadictos de las garras de la adicción. Sin una demanda desaparecería la motivación -- las ganancias -- de la comercialización de las drogas. Así mismo, desaparecerían los costos sociales y los efectos en la salud del abuso de las drogas. Algunos sectores de toda población continuarían consumiendo las drogas ilícitas para escapar de la realidad, experimentar placer, ceder a la presión de sus compañeros, y tener un incorrecto sentido de aventura, o para rebelarse contra la autoridad, entre otras razones autodestructivas. Para contrarrestar estas inclinaciones, las acciones de prevención deben prevenir el uso de drogas ilícitas, y enseñar a la población de que las consecuencias del uso de drogas ilícitas representan un precio muy elevado de ese comportamiento.

La educación sobre los peligros del abuso de las drogas debe estar dirigida a la población que más la necesita -- los jóvenes norteamericanos y sus mentores. Las investigaciones indican que si un joven se abstiene de consumir drogas ilícitas, alcohol, o tabaco hasta que tiene por lo menos veinte años, es casi seguro que el o ella evite el consumo de drogas ilícitas por el resto de su vida. Las encuestas indican que muchos niños se abstienen de usar drogas ilícitas porque un adulto a quien ellos respetan -- normalmente uno de sus padres pero a menudo un maestro, entrenador, o un líder religioso o de su comunidad -- los convence que el uso de drogas es sumamente peligroso. Por el contrario, los estudios demuestran que los niños que usan drogas frecuentemente no tienen un adulto que los guíe debidamente.

Cuando están informados debidamente, la mayoría de los norteamericanos toman decisiones acertadas. El desafío consiste en que nuestros ciudadanos entiendas que las drogas ilícitas son sumamente dañinas tanto para el individuo como para la sociedad. Todos nosotros debemos reconocer que el uso de drogas limita el potencial humano. Tenemos que demostrar de manera convincente que las consecuencias negativas del abuso de drogas sobrepasan cualquier beneficio que se pueda percibir.

Debemos ampliar los programas de prevención del uso de drogas y de tratamiento de los individuos atrapados en las garras de la dependencia. A la medida que promovemos los ambientes libres de drogas -- en las escuelas, los sitios de trabajo, y las comunidades -- se reducirán las consecuencias devastadoras inducidas por las drogas. Con los 3.6 millones de norteamericanos atrapados en las garras de la drogadicción, hemos asumido el compromiso de brindarles oportunidades para que superen la dependencia. Su rehabilitación efectiva conlleva enormes beneficios sociales, económicos y de salud. Independientemente de si las personas con problemas de drogadicción sean o no nuestros familiares, vecinos, compañeros de trabajo, personas sin hogares, o reos, debemos ayudarles a liberarse de las drogas para que puedan disfrutar la vida plenamente y sean productivos.

Reducción de la Oferta

Como es posible que persista una demanda permanente aunque variable de drogas ilícitas, debemos reducir la oferta de las drogas disponibles. La historia demuestra que a medida que hay abundancia de drogas se incrementa su uso. Por el contrario, en cuanto menor es la disponibilidad de drogas menos personas las usan. Por consiguiente, debemos de eliminar la oferta de drogas a nuestros ciudadanos. Se puede disminuir la disponibilidad de las drogas golpeando cada vínculo de la cadena, desde el cultivo, hasta la producción y el tráfico. Se tiene que encarar el cultivo de drogas tanto a lo interno como en el exterior. Se tienen que interceptar las drogas mientras están en transito. Se tiene que impedir el desvío de los precursores químicos. Se tiene que seguir la pista a las ganancias ilícitas hasta llegar a su fuente y, de ser posible, embargarlas. Se deben quebrar a las organizaciones traficantes de drogas. Como el tráfico de drogas es una empresa orientada fundamentalmente a las ganancias, si se ataca la economía en cada aspecto de la industria de drogas ilícitas, se puede encontrar la forma de reducir la disponibilidad de drogas. La interdicción debe continuar siendo un componente vital del esfuerzo balanceado para reducir la oferta. Un esfuerzo de interdicción efectivo requiere operaciones flexibles que se fundamentan en los informes de inteligencia e información detallados. La cooperación bilateral, multilateral, regional, e internacional es vital para el éxito de toda campaña de interdicción.

Para reducir la disponibilidad de las drogas es esencial continuar desarrollando protocolos encaminados a poner en vigor leyes antidroga, y organizaciones capaces de moverse efectivamente contra las sofisticadas organizaciones de narcotraficantes. En la lucha contra las organizaciones criminales internacionales son muy importantes los acuerdos bilaterales y multilaterales así como la cooperación de los organismos regionales. Nuestros blancos deben ser las organizaciones nacionales e internacionales responsables de la mayor parte del tráfico de drogas. Debemos impedir la introducción de drogas ilícitas en los Estados Unidos protegiendo nuestras fronteras y nuestros puertos de entrada, unilateralmente cuando sea necesario y multilateralmente cuando sea posible.

Así mismo, nuestras actividades mas allá de las fronteras norteamericanas deben reconocer que la demanda de drogas ilícitas de cualquier parte sostiene la oferta global y el narcotráfico los cuales difícilmente pueden ser eliminados en un país. Por tal motivo, y en cumplimiento con nuestras obligaciones establecidas en los tratados internacionales para el control de las drogas, nuestra cooperación con otros países incluye el intercambio de información, experiencia, y asistencia para reducir el consumo de drogas ilícitas en otros países.

Al mismo tiempo que tratamos de reducir la disponibilidad de drogas, debemos respetar las leyes y la soberanía de nuestros socios. Nuestro objetivo debe consistir en limitar las actividades de las organizaciones criminales de narcotraficantes en todos los aspectos de la comercialización de la droga y progresivamente sacarlos del mercado. Ningún aspecto de sus operaciones debe ser inmune a nuestros esfuerzos por contrarrestarlas.

Estructura Organizativa

Para que las iniciativas sobre la oferta y la demanda sean efectivas deben apoyare en estructuras organizativas adecuadas (incluyendo estrategias completas, coordinadas y basadas en la comunidad) y en la coordinación (federal, estatal, y local.) La información sobre la que se basan las decisiones de la política antidroga debe estar a la disposición de las agencias responsables del control de las drogas. Las iniciativas deben de apoyarse en las investigaciones en las tecnologías aplicadas que emerjan. Algunas operaciones específicas tienen que apoyarse en una buena inteligencia que anticipa los esfuerzos de los narcotraficantes y permite su enjuiciamiento criminal.

Somos una gran nación con una gran capacidad de innovaciones organizativas y un compromiso dirigido hacia las iniciativas encaminadas a resolver los problemas en forma integrada y sistemática. Sin embargo, nos encontramos frente a elementos despiadados que amenazan con socavar nuestra fibra social y dañar a nuestros ciudadanos. Con programas creativos, bien pensados, y ejecutados enérgicamente, podemos superar virtualmente cualquier desafío.

La drogadicción es insidiosa. Las organizaciones criminales de narcotraficantes son sofisticadas, decididas e indiferentes las consecuencias negativas que su mercancía acarrean a nuestras comunidades. Pero podemos derrotar a los narcotraficantes con nuestros esfuerzos integrados encaminados a rescatar a nuestros ciudadanos de las garras de la drogadicción.

Metas y Objetivos

Las siguientes metas y objetivos establecen el marco para las agencias nacionales responsables del control de las drogas. Están encaminadas a orientar las actividades integradas y los presupuestos de todos las entidades gubernamentales y las organizaciones privadas comprometidas, de acuerdo a sus actas constitutivas o por inclinación, con la reducción del uso de drogas y sus consecuencias en los Estados Unidos. En el largo plazo, estas metas deberían mantenerse relativamente constante.

Los objetivos que las acompañan permiten medir el progreso y pueden ser modificados a medida que se alcanza el éxito o surgen nuevos desafíos.

META 1. EDUCAR Y CAPACITAR A LOS JOVENES NORTEAMERICANOS PARA QUE REJECTEN EL CONSUMO DE DROGAS, ALCOHOL Y TABACO.

Objetivo 1. Educar a los padres de familia u otras personas que tienen la responsabilidad de educar a los niños -- maestros, entrenadores, clérigo, profesionales de la salud, líderes comunales y empresarios -- para que ayuden a los jóvenes a rechazar el consumo de drogas ilícitas y alcohol antes de alcanzar la mayoría de edad.

Racionamiento. La familia, y las comunidades que la apoyan, forman los valores, actitudes, y el comportamiento de los jóvenes. Los programas de prevención del uso del alcohol, el tabaco y las drogas dirigidos a los jóvenes tiene mayor éxito cuando cuentan con la participación de los padres y otros adultos responsables del bienestar de los jóvenes. A los adultos que tienen la responsabilidad de educar a los jóvenes sobre las consecuencias potenciales del uso

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