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SUEÑO CUMPLIDO

MikaLV2123 de Septiembre de 2013

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creciendo el sector industrial y aumentara la demanda de máquinas repuestos o combustibles.

El proyecto fue aprobado por el Senado con mayoría oficialista pero la Cámara de Diputados no lo trató. Su fracaso fue antes político que económico. Desde 1932 con Roosevelt Estados Unidos cambió su relación de política exterior con el resto de los países americanos tratando de llegar a un acuerdo en común pero erigiéndose en el dominio del continente. El comercio bilateral entre Estados Unidos y Argentina fue infructuoso por el proteccionismo agrícola de ambos países.

En junio de 1940 se constituyó Acción Argentina dedicada a denunciar las actividades de los nazis en el país y la injerencia de la embajada alemana, en ella participaron radicales, socialistas y muchos intelectuales independientes y muchos conspicuos de los miembros de la oligarquía conservadora. Se crearon la Dirección General de Fabricaciones Militares y el Instituto Geográfico impulsando así el avance de las Fuerzas Armadas sobre terrenos más amplios que los específicos. La presencia de los militares fue cada vez más visibles. Rápidamente las Fuerzas Armadas fueron convirtiéndose en un nuevo actor político. Un elemento central del nuevo perfil militar fue el desarrollo de una conciencia nacionalista. El terreno había sido preparado por el nacionalismo uriburista difundido por un grupo minoritario pero activo dentro y fuera de la institución. Era este un nacionalismo tradicional: antiliberal, xénofobo y jerárquico.

También era importante el papel del Estado en una sociedad que seguramente sería acosada en la posguerra por agudos conflictos:

la reconstitución del frente popular, las banderas rojas en los mitines obreros y la presencia en las calles del partido Comunista parecían signos ominosos de ese futuro y para enfrentarlo se requería orden y paz social. El nacionalismo finalmente se manifestó en los intelectuales, que destacaron que el futuro funesto que le aguardaba a la nación era en parte por cierto facilismo, y renunciamiento espiritual de las clases altas o burguesas, del desprecio por el "mestizo" por parte de la sociedad toda, producto a su vez de la cultura de los inmigrantes europeos incapaces de comprender el verdadero valor de la nación.

El 4 de junio de 1943 el Éjercito depuso al presidente e interrumpió por segunda vez el orden constitucional antes aún de haber definido el programa del golpe y ni siquiera la figura misma que lo encabezaría.

1943- 1955

El gobierno de Perón 1943-1955:

la emergencia.

Los militares en el gobierno coincidían en la necesidad de acallar la agitación política y la protesta social: proscribieron a los comunistas, a los sindicatos e intervinieron la CGT -por entonces dividida-, dísolvieron Acción Argentina, que nucleaba a los partidarios de romper relación con el Eje, y más tarde hicieron lo mismo con los partidos políticos, intervinieron las universidades dejando cesante a un vasto grupo de profresores de militancia opositora, y finalmente establecieron la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Contaron con la colaboración de un elenco de nacionalistas y católicos integristas, algunos de antigua militancia junto a Uriburu, quienes dieron el tono al régimen militar: autoritario antiliberal y mesiánico, obsesionado por la fundación de un orden social para evitar el caos del comunismo que, según pensaban, sería la secuela inevitable de la posguerra. No le fue difícil a la oposición democrática identificar al gobierno militar con el nazismo.

Los Estados Unidos atacaron con fuerza a uno de los estados Americanos que no se aliaron en contra del eje apartando a la Argentina de las relaciones comerciales internacionales, sumado a la inestabilidad social interna asumió como presidente Juan Domingo Perón. Clarividencia y preocupación descubrió un actor poco tenido en cuenta hasta entonces: el movimiento obrero.

A cargo de la Dirección Nacional de Trabajo se dedicó a vincularse con los dirigentes sindicales. Todos fueron convocados con excepción de los dirigentes Comunistas.que luego de un frustrado acercamiento inicial, fueron perseguidos y erradicas de sus posiciones. A los gremios y trabajadores se les cumplieron sus reclamos: se extendieron las jubilaciones, vacaciones pagas, accidentes de trabajo, se ajustaron las categorizaciones ocupacionales. Se equilibraron las relaciones entre obreros y patrones. La sanción del Estatuto del Peón innovó sustancialmente pues extendió estos criterios a las zonas rurales.La tendencia original sindicalista no había desaparecido: en 1942 se dividió entre un sector más afín a los partidos opositores encabezado por los comunistas y muchos de los dirigentes sindicalistas y otro identificado con la vieja linea sindicalista donde se alineaban los gremios ferroviarios.

En el Consejo Nacional de Posguerra que constituyó, insistió en la importancia de profundizar las políticas seguridad social, así como de asegurar la plena ocupación y la protección del trabajo ante la eventual crisis que pudieran sufrir las industrias crecidas con la guerra: A los empresarios les señaló la amenaza que entrañaban las masas obreras desorganizadas y el peligro del comunismo, que se veía avanzar en Europa. Ante unos y otros se presentaba como quien podía canalizar esa efervescencia, si lograba para ello el poder necesario. Pero los empresarios fueron desconfiando cada vez más del "bombero piromaníaco" que agregaba combustible a la caldera, hasta el límite del estallido, y al mismo tiempo controlaba la válvula de escape.Progresivamente, las agrupaciones patronales fueron tomando distancia de Perón y la política de la secretaría, mientras éste paralelamente acentuaba su identificación con los obreros, subrayaba su prédica anticapitalista y desarrollaba ampliamente en su discurso los motivos de la justicia social.

En 1945 el éjercito forzó la renuncia de Perón pero no encontró una alternativa mejor ni tampoco ningún movimiento demócrata se pudo imponer. El 17 de octubre en medio de las vacilaciones gubernamentales una multitud se concentró en la Plaza de Mayo para reclamar por restitución en el cargo de Perón y así éste y sus seguidores políticos en el gobierno volvieron al centro del poder. La industrialización había avanzado sustancialmente durante la guerra tanto para exportar a países vecinos cuanto para sustituir a las importaciones escasas por la dificultades del comercio y también del boicot norteamericano. Lo cierto es que la ocupación industrial había crecido y que la masa de trabajadores industriales había empezado a engrosar con emigrantes rurales expulsados de la crisis agrícola.

Los dirigentes sindicales fortalecidos por la movilización de octubre decidieron crear un partido político propio "El Laborista"inspirado en el que acababa de triunfar en Inglaterra. Su organización aseguraba el predominio de los dirigentes sindicales y su programa recogía diversos motivos, desde los más estrictamente socialistas hasta los vinculados con el dirigismo económico y el Estado de bienestar. Apoyaron a Perón muchos dirigentes conservadores de segunda línea y sobretodo lo respaldaron el Ejército y la Iglesia que en una pastoral recomendó con pocos eufemismos votar por el candidato de gobierno que había perseguido al comunismo y establecido la enseñanza obligatoria.La Unión Democrática incluyó a los partidos de izquierda pero-por la impugnación de los radicales intransigentes-excluyó a los conservadores que debieron resignarse a apoyarla desde afuera o pasarse calladamente al bando de Perón como hicieron muchos movidos por la vieja rivalidad con el radicalismo.

Mercado interno y empleo

Estados Unidos continuó con su boicot hacia la Argentina por haber permanecido ésta intransigente en la guerra con el Eje. El bloqueo a armamentos e insumos vitales no pudo mantenerse en la posguerra pero el comercio exterior era vulnerable.Las exportaciones limítrofes que habían crecido mucho durante la guerra, empezaron a retroceder ante la competencia Norteamericana.Las exportaciones agrícolas a Europa-que recupera su paz pero sin materia prima para poder subsistir-fueron obstaculizadas por Estados Unidos, restringiendo los transportes o vendiendo a precios subsidiados. La apetencia de los países maltrechos por la guerra era demasiado grande para que esto impidiera las ventas pero en rigor ninguno de ellos poseía productos para intercambiar ni divisas convertibles que el país pudiera usar para saldar sus compras con Estados Unidos de modo que en estos años excepcionales la Argentina cosechó beneficios modestos.

En 1948 se lanzó el Plan Marshall pero Estados Unidos prohibió que los dólares aportados a Europa se usaran para importaciones de Argentina. Ya desde 1949 las economías europeas se recuperaron, Estados Unidos inundó el mercado con dólares subsidiados y la participación Argentina disminuyó drásticamente. La magnitud de las deudas Británicas-la Argentina era solo un acreedor menor-hacía impensable el pago de las libras.La pésima situación de las empresas ferroviarias, la descapitalización y obsolescencia y la pérdida general de rentabilidad hacían conveniente para los británicos desprenderse de ellas.Se arregló la compra de los ferrocarilles por el Estado Argentino por un valor similar a las libras bloqueadas y un acuerdo sobre carne que sería pagada con libras convertibles. Tras la retórica nacionalista que envolvió esta operación-presentada como parte del programa de independencia económica y celebrada con una gran manifestación en Plaza de Mayo-se trataba sin duda de un éxito británico frente a un país que no tenía mejor opción.

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