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Sere tu guardian, pero con excesos


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2017  •  Tareas  •  8.703 Palabras (35 Páginas)  •  148 Visitas

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Capitulo 1.

Ahí estaba yo, como la mayoría de las mañanas. Ebrio, con dolor de cabeza, en la cama y pensando lo que realmente estaba haciendo con mi vida, que prácticamente era joderla. Solo esperaba que mi madre no estuviera en casa, porque si no me formaría un rollo por todo lo de anoche.

Para mi desgracia, mi madre estaba en la cocina, parecía que se había tomado el día libre, sigilosamente me dirigí al baño y de repente escuche una voz.

Julieta:

 -¡Pero mira quien ha tomado la firme decisión de levantarse, el alcohólico! ¡Rodrigo Romero! ¿Así te gusta que te llamen?

         

La mire sarcásticamente, no pude disimular la molestia que me producían sus gritos, era una verdadera tortura, el tener que escuchar tanto alboroto después de una noche de beber como si no hubiera mañana. Fui a ducharme para que se me fuera el olor a alcohol que había pescado, me mire al espejo, cuando de repente fui al inodoro0 para expulsar ese mal bendito (vomité todo lo que había comido y tomado en la noche), enjuagué mi boca, contemple mis ojeras. Decidí meterme a la ducha y después ir por mi desayuno.

Llegue atontado a la mesa (apenas podía mantenerme), mi padre, mi hermano menor y mi madre se sentaron junto conmigo para compartir lo que había hecho mamá para comer.

Rafael:

¡Rodrigo! ¡Puta borrachera la de anoche! Creo que otra más y te llevaran preso.

Eso exclamó mi padre antes de bendecir los alimentos, mi hermano menor me veía como si yo fuera la desgracia en nuestra casa. ¡Por Dios! Como si no supiera las cosas que él había hecho en la escuela.

Mi nombre es Rodrigo Romero, vivo en Caracas junto con mi familia. Rafael es mi padre, es quien me va a buscar la mayoría de las veces en los bares que frecuento o mejor dicho que frecuentaba.

Julieta es mi madre o como a mí me gustaba llamarla “LA PEOR CONSECUENCIA DESPUES DE UNA NOCHE DE TRAGOS”, se encarga de tumbar ollas, escuchar MARCO ANTONIO SOLIS a todo volumen cuando suelo estar en los momentos más críticos (claro que todo esto lo hace al propósito) y esconder mis botellas o el dinero para que no la compre.

Y  Julio es mi hermano menor, este niño es toda una rata, se encarga de joderme la vida (en todos los sentidos).  Recuerdo que en mis tiempos no existía mucho esa psicología moderna, cuando yo hacia algo mal la única opción de castigo era caerme a carajazos y ahora con esta bestia en potencia (Julio) si hay ese millón de vueltas. Casi todos los psicólogos de esta ciudad han tratado a Julio (siempre dando la misma opinión), pero mi mamá se rehúsa a aceptar que mi hermano es la verdadera desgracia.

Estudio en la mañana en la universidad junto con mi vecina Graciela, ella es una chica muy puritana, decente, de buenos modales y muy linda. Se sonrojaba de la nada, pero su padre espantaba a todos los que la buscaban (me sorprende el que yo siga siendo su amigo). Trabajo desde la tarde hasta la noche y muchos se preguntan.

¿Cómo llego tan sano al trabajo después de tomar casi todas las noches?

Creo que eran los gritos o el café tan negro que preparaba mi madre todas las mañanas. Justamente me dispuse a salir de mi casa para ir a la universidad y me tope con Graciela. Me dirigí hacia ella para saludarla.

Rodrigo:

-¡Hey! Buen Día Graciela ¿Cómo amaneciste?

Graciela:

-¿Qué tal Rodrigo?, por lo que veo, amanecí mejor que tu.

A lo que descaradamente sonreí (casi todo el edificio sabia quien era yo y las peas que me echaba), ella me tomó del brazo y fuimos juntos al ascensor (con la mirada de su padre acechándome por la ventana de su apartamento). Paramos un momento en el recinto más sagrado que había al lado del edificio “LA LICORERIA DE JOSEITO Y PANCHO”, porque ella compraría una caja de Marlboro.

Bueno, está bien, no era del todo puritana. Ella me contó que usa el cigarro como un escape desde que su madre murió. La Sra. Alida, recuerdo que era muy amable y la mayoría de los viernes nos invitaba a jugar bingo en su casa,  mi madre y ella solían hacer la cena y algunas galletas para después de comer.

 Graciela y yo nos fuimos a buscar a “EL CONQUISTADOR”, era mi regalo de cumpleaños.  Era de lo mejor, el interior de ese carro era hermoso, mi padre me lo regaló pensando en mi personalidad.

Llegamos a abrí la puerta de Graciela y ella dijo.

Graciela:

-¡Oh! ¡Qué halago! Ningún hombre habría hecho eso por mí.

A lo que yo entre risas le respondí.

Rodrigo:

¡Por Dios! No te hagas  de rogar y súbete al carro.

Ella hizo un gesto, como queriendo decir que nunca cambiaría. El día estaría nublado y muchos no asistirían a las clases, en camino a la universidad ambos estaríamos oyendo unas buenas canciones en la radio, cuando de repente… Se desató la lluvia intensamente.

En mi carro usualmente cargaba dos WindBreaker (Chaquetas), uno Nike y otro Náutica.

Parecía que Graciela estaba muerta del frio y le dije.

Rodrigo:

-¡Eres Tonta! Agarra una de esas chaquetas, estas pasando frio y no dices nada.

Vi algo extraño en ella, en el transcurso no habló casi y esas cosas eran muy inusuales en ella. No es que hable como los loros, pero siempre busca algo de que conversar.

Le pregunté.

Rodrigo:

-¿Qué tienes hoy? ¿Discutiste con tu padre? ¿Por qué será que te noto muy callada en este día?

Ella me miró y sus ojos estaban quebrados, sabes, como reprimiendo esas ganas de llorar. Insistí hasta que logré que me dijera algo.

Ella me dijo.

Graciela:

¡Me Voy! (con una voz muy rota y casi inaudible)

Rodrigo:

-¿A dónde?

Graciela:

-Con mi hermano mayor.

Solo eso me dijo, cuando llegamos a la universidad me aclaró, que esa misma noche estaría recogiendo sus cosas. Pasé todo el día en la universidad junto a ella, tomamos un café, almorzamos, fuimos por unos helados y luego veríamos el atardecer en mi carro.

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