ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Sexualidad Infantil


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  7.553 Palabras (31 Páginas)  •  162 Visitas

Página 1 de 31

SEXUALIDAD INFANTIL

La sexualidad humana es tan antigua como la raza humana. Pero las manifestaciones sexuales están sometidas a la influencia de múltiples factores; tales como: a) las ideas mas o menos fatalistas que se reciben a través de generaciones sobre el sexo , b) las descripciones sobre la sexualidad en los medios de comunicación, c) el miedo a las enfermedades venéreas (especialmente el SIDA), d) el cambio de situación social y las modificaciones en el rol cultural de la mujer, e) los progresos médicos, así como, también, por f) el control de la natalidad y la fertilidad in vitro.

DESARROLLO SEXUAL NORMAL:

a) El recién nacido:

La primera experiencia sexual del niño se da con el pezón, y, por extensión, con el primer cuidador, cuando se aproxima la hora de comer y el niño nota la proximidad del pecho o del biberón, su actividad se organiza rápidamente hacia una finalidad: el niño llora, cierra los puños, abre la boca, busca y empuja hacia el pecho, se agarra y succiona vigorosamente. La cara del niño se pone roja y muestra ansiedad, cuando la leche empieza a bajar los rasgos se relajan, los ojos se abren y se cierran, el cuerpo del niño se acopla al de la madre. Durante unos momentos la ansiedad se transforma en paz, en un estado de placer. El bebé continúa succionando hasta que se siente saciado, va tocando el pezón con la lengua hasta que aparentemente está dormido. La madre lo nota y da por acabada esta experiencia erótica.

Conforme el niño crece se van desarrollando sus intereses eróticos a parte del pecho de la madre. Estos intereses marcan el principio del proceso de separación y de individuación. Después de las primeras doce semanas de vida el niño debe comenzar a utilizar el pulgar como objeto autoerótico. La succión del pulgar no se da en culturas en las que el pecho está realmente al alcance del niño, parece ser que en esta cultura se precipita el cambio del pezón por el pulgar dada la relativa inaccesibilidad del pecho.

Durante los primeros cuatro meses de vida, los niños de ambos sexos aprenden a apreciar las sensaciones asociadas con la limpieza de los genitales. Es relativamente frecuente que los niños empiecen a jugar con sus propios genitales. Es más frecuente que las niñas se autoestimulen durante este periodo, mientras que los niños lo hacen entre los 2 y 3 años. Los bebés empiezan a tocarse con la finalidad de explorar su cuerpo y determinar sus límites, pero progresivamente el placer se convierte en el motivo principal. Esto le confiere un principio de identidad mucho mas independiente, ayudando al proceso de separación e individuación.

Las diferencias anatómicas entre los genitales masculinos y los femeninos son importantes para un desarrollo sexual correcto. A los niños les resulta mucho más fácil conseguir gracias a la erección del pene una focalización de placer. Ya que éste es visible, es una función observable y frecuentemente recibe un nombre, dado por sus compañeros.

Por eso a los varones les es más fácil integrar sus genitales dentro de la nocion de su propio cuerpo. Para las niñas existe la dificultad de diferenciar el clítoris de las áreas “sucias” asociadas con el olor y los excrementos, especialmente en una cultura que enfatiza la higiene y el control de los genitales en ambos sexos. Como los genitales de las niñas están escondidos, su experiencia sexual está orientada internamente y permanece más como una sensación visceral que como una sensación externa al cuerpo. En contraposición, la experiencia sexual del niño es exterior y se focaliza en las sensaciones ligadas a la estimulación del pene. Debido a la falta del erotismo que proporciona el desarrollo genital masculino, fácil y externo, las niñas centran más su atención en el interior; y se vuelven más conocedoras de sí mismas, más intuitivas, expresivas y pacientes, pero con una mayor dificultad practica que los niños para llegar a una finalidad determinada.

Un interés precoz en los genitales se asocia con una saludable relación emocional entre el cuidador y el niño. Relaciones problemáticas acostumbran a producir desordenes en los niños como puede ser la rumiación, el balanceo, golpearse la cabeza (head banging o jactatio capitis), o trastornos inusuales de la alimentación, como la pica. Ciertos estudios ponen de relieve que los juegos genitales no aparecen cuando los niños no gozan de una atención adecuada.

El desarrollo lineal ha de seguir a través de la diferenciación y apreciación de los genitales, la incorporación de las partes sexuales dentro del concepto de cuerpo, el “exhibicionismo” para probar las reacciones de los adultos, el dominio de las sensaciones autoprovocadas, la expansión del interés sexual debe incluir a los padres y a los otros niños y la integración final de los genitales y su función dentro del concepto de sí mismo.

b). El bebé:

Los estudios de observación indican que los niños empiezan a interesarse en los lavabos, en observar a los otros mientras defecan y en notar el movimiento de sus propios intestinos alrededor del principio del segundo año. Esto se denomina “eroticismo anal”. Al mismo tiempo el niño se vuelve más oposicionista, tozudo y negativista. Todo esto se intensifica si el cuidador actúa de forma imperativa.

El erotismo urinario aparece un poco más tarde, alrededor de los 12-14 meses. A los 15 meses la mayoría de los niños conocen la diferencia entre los dos sexos. Este proceso es más fácil si el niño tiene la posibilidad de ver los genitales del otro sexo. El exhibicionismo genital a menudo es notorio. Las niñas suelen presentar un comportamiento de mayor agradabilidad y afectividad con sus padres alrededor de 18 meses de edad, de tal forma que algunos autores, afirman que esto constituye en si mismo una manifestación primaria de erotismo ya que indicaria la identificación de la madre como una persona del mismo género.

El cambio del juego genital hacia la masturbación intencional es gradual, es un proceso discontinuo que se extiende dentro del segundo año de vida. Entre los 15 y 24 meses las niñas se autoestimulan menos que los niños; estos lo hacen con menos intensidad y menor frecuencia. La autoestimulación se acompaña de rubor, sofocación y aceleración de la respiración. Al principio los niños intentan mantener un contacto afectivo con el cuidador durante la autoestimulación. Esto incomoda a los adultos que tienden a reprimir su contacto, con lo cual

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (44 Kb)  
Leer 30 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com