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Síntesis Histórica de la Escritura y de la Grafología


Enviado por   •  5 de Marzo de 2017  •  Tareas  •  46.106 Palabras (185 Páginas)  •  180 Visitas

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CENTRO MULTIDISCIPLINARIO DE GRAFOLOGÍA

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Manual del Alumno

Profesor:

                  Rubén A. Moreno – Perito en Psicografología Científica

               

escuelagrafologia@hotmail.com

GRAFOLOGÍA

Síntesis Histórica de la Escritura y de la Grafología

Existen numerosas referencias y citas antiguas que indican la inquietud por la interpretación del carácter de las personas, y ya Aristóteles y Demetrio anticiparon que la escritura revelaba el carácter. El sistema de la Grafología actual fue creado por el abate francés Juan Hipólito Michón (1806 – 1881), quien escribió el primer tratado de grafología que da nombre de ciencia.

En realidad, el interés por la escritura es muy lejano en el tiempo y han existido culturas muy desarrolladas, como la del antiguo Egipto, en donde era considerada como algo sagrado y en China se le tributaba un culto especial. No fue fácil conseguir representar los sonidos emitidos por la voz humana en algo material y por eso su evolución tuvo tres etapas: la pictográfica, la ideográfica y la fonética, sin que podamos atribuir el invento a ningún país en concreto.

Posiblemente cada raza o grupo de personas tuvieron su propio sistema, lo que explicaría la gran cantidad de idiomas y dialectos que existen en la actualidad. Los que más perfeccionaron el sistema fueron los egipcios, con sus populares jeroglíficos o pictogramas, a los que añadieron poco a poco elementos fonéticos y pietográficos.

Después vinieron los fenicios, que adaptaron el sistema egipcio y sus signos alfabéticos, modificándolos para dar paso con el transcurso de los años a las escrituras hebreas – samaritanas, arameas, griegas, etruscas y latinas. Simultáneamente, y sin que parezca existir una conexión entre ambas, se desarrollaba la escritura china, basada en ideogramas y que poco a poco se convirtieron en signos convencionales que representaban escenas y comportamientos. Este sistema, que aún perdura en gran medida, fue adoptado por los japoneses.

La escritura cuneiforme se elaboró en los territorios del Éufrates y el Tigris, de Persia, Armenia y parte de Egipto, aportando la peculiaridad de caracteres con forma de cuña o clavo. Esa escritura era ideográfica, con caracteres silábicos, y poco a poco se esquematizó y se hizo casi definitiva.

En América, sus habitantes también desarrollaron formas de escritura que plasmaban en rocas, maderas o papel. Los Jeroglíficos aztecas son una prueba de ello, aunque no consiguió evolucionar después de la conquista de sus territorios, algo que se consiguió con la de los mayas cuando paso de jeroglífica a alfabética.

Ambas formas de escritura, la pictórica y la ideográfica, permanecieron en sus países de origen y casi has desaparecido en la actualidad, dando paso a una forma generalizada de escritura fonética y alfabética que consiguió ser casi universal por la facilidad de aprenderla. Esencialmente, la escritura tal y como la conocemos ahora en Occidente, es de origen fenicio, cambiando poco apoco a las ramas griegas, latina, cartaginesa, hebrea, aramea, árabe, etíope e hindú.

Evolutiva de la Escritura

El arte de escribir fue precedido por el dibujo y los diseños que procuraban expresar no solo  las cosas materiales, sino el mundo de lo abstracto, las ideas, los hechos y los sentimientos. De tal manera el hombre representó en primera instancia objetos concretos en su total significado y, más tarde, lo que implicó un gran progreso, recurrió a simbolismos y a determinadas convenciones.

Prehistóricamente, trazaba figuras de hombres y animales en el interior de cavernas, especialmente escenas de caza o de guerra. Aparecen también en grandes piedras, objetos de marfil y armas rudimentarias, signos o marcas, que podían indicar posesión o presencia.

De igual modo, en las pieles o mantos que abrigaban al indio salvaje y en los tatuajes con que otros cubrían su propia piel, no existía o existe sólo una cuestión de puro ornamento estético, sino un significado, una descripción más o menos simbólica de hechos. Estos elementos pictográficos contienen ya un embrión de escritura figurativa.

Obviamente, estos medios de expresión, en rigor, no se pueden llamar escritura, ni aún merecen tal nombre los jeroglíficos egipcios, aunque de ellos naciese la invención del alfabeto, pues la escritura es la representación  gráfica de los sonidos, cuya combinación nos da la palabra, con absoluta exactitud, la  palabra material, aparte del significado que contiene. De esta manera, aunque las figuras diseñadas, llevadas a su máximo grado de perfección, llegaran casi a producir el efecto de la escritura a ojos expertos, no guardaban conexión alguna con los sonidos que componen la palabra, ajenos sí a todo significado.

Durante siglos se buscaron medios para perpetuar en la memoria de los hombres, los sucesos y nombres que se juzgaron dignos de tal honor. No obstante ello, el arte de pintar la palabra hizo su aparición mucho después

Es indudable que los primeros ensayos del arte de escribir consistieron en la copia de los objetos que la naturaleza ofrecía a la curiosa mirada humana, con cuyo diseño pretendieron dar forma gráfica al pensamiento. Los egipcios fueron muy hábiles en este arte, aún antes de llegar a los jeroglíficos.

Los inventores de los jeroglíficos procedieron, para llegar a éstos, a la simplificación de las figuras (por ejemplo, para diseñar una montaña, trazaban tres protuberancias sobre una línea horizontal; para representar un guerrero, lo hacían con un escudo o una flecha, etc). Lo abstracto se expresaba por medio de lo concreto; dos manos levantadas significaban la adoración.

Todas estas figuras, cada vez más reducidas y simplificadas, se convertían en esquemas que iban perdiendo la figura primitiva. Eran ya en los egipcios una refinada prueba de cultura. Sin embargo, por notable que fuese este progreso, no se podían expresar de esta manera los cambios de relación, las ideas ni los sentimientos.  Se añadieron entonces algunos rasgos o signos convencionales a las figuras, para expresar las pasiones, el verbo, la mutación, etc.

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