Taylor

Estoy de acuerdo con Taylor cuando afirma que una de las 3 formas de malestar en la cultura contemporánea es el eclipse de los fines, frente a una razón instrumental desenfrenada (primacía de la racionalidad instrumental). Este malestar está presente en la sociedad actual, ya no observamos un fin sin los medios económicos o tecnológicos para ello.

Para Taylor la gente se ha hecho eco de esa pérdida de resonancia, profundidad o riqueza de nuestro entorno humano, por esta razón las diferentes criaturas que nos rodean ya no son vistas como parte de una cadena sino que se tratan como materias primas o instrumentos para nuestros proyectos. Hemos convertido la naturaleza en una fuente potencial de nuestras riquezas, la ponemos a nuestra disposición, maltratándola sin importar que seamos todos nosotros quienes pagamos las consecuencias del envenenamiento del agua en el caso de los derramamientos de petróleo crudo en altamar, la degradación de la Tierra, la intoxicación del aire, las variaciones extremas en el clima y el desperdicio de los recursos naturales no renovables.

En vista de que el calentamiento global es una realidad innegable a la que todos los países quieren colaborar y sacrificarse en pos de salvar al planeta lo cierto es que las palabras expuestas en las cumbres se las lleva el viento, es decir, son declaraciones y acuerdos internacionales que nadie cumple.

Por consiguiente, el deseo insaciable de dinero que representa poder en una sociedad marcada por el materialismo nos hace personas insensibles que aunque viven y observan todos los días problemas de hambre, analfabetismo, explotación de trabajo infantil, entre otros, problemas que llegan a embotar nuestro pensamiento justificando la desigualdad social y un estilo de vida que se ofrece como paraíso basado en la explotación de la naturaleza y del prójimo.

Hoy en día no se hace referencia a una persona por las cualidades, valores o gustos que posee sino por la cantidad de dinero que representa o representara (en el caso de las carreras universitarias). Se le asigna un precio a todo y un valor a nada buscando soluciones tecnológicas a lo que tal vez requiere de algo muy diferente como es: el amor, el tiempo, etc., que hoy en día son tan escasos en una sociedad llena de stress, presiones, etc., que no le permiten fijarse en aspectos vitales para una vida digna.

A la luz de los progresos que ha logrado la ciencia y la industria de implantes orgánicos ahora se podrá hablar de la reparación general de una persona, como si se tratara de un automóvil. No se pretende vivir sin el desarrollo tecnológico porque es necesario resaltar los avances en salud, como lo es el descubrimiento que consiste en manipular la proteína que interviene en la memoria para eliminar los recuerdos cuando se evocan en nuestra mente, un hallazgo útil para tratar fobias o el estrés postraumático.

Además, algunos avances tecnológicos permiten tener un mundo comunicado, en especial el internet facilita la interacción con los otros, se abren las puertas al mundo con un solo clic, pero en realidad con esto se pierde muchas relaciones interpersonales porque “Besos, risas, abrazos y hasta llanto son emitidos por emoticones que llegan al otro lado de la pantalla. Y el roce de las manos, las caminatas juntos, se apartan de esta nueva “realidad”. Prevalecen sobre todos los sentidos de la vista y la audición. “…la función de la vista en la sociedad occidental se amplió aún más con la aparición de la tecnologías visuales…” (Fundamentos de una antropología de los sentidos- Constance Classen).

Ahora bien, conociendo las desventajas de muchos artefactos tecnológicos los seguimos utilizando porque no hacerlo va en contra de muchas instituciones sociales,

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