ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Teoria De La Comunicacion

arturo66615 de Junio de 2014

7.115 Palabras (29 Páginas)279 Visitas

Página 1 de 29

AUTOR: SEAN MAC BRIDE

TITULO: UN SOLO MUNDO VOCES MÚLTIPLES

UN LEGADO VIVIENTE

A TRAVÉS de la historia, los seres humanos han hecho el intento de mejorar su capacidad para recibir y asi¬milar información acerca del medio y de incrementar la rapidez, claridad y variedad de su propia transmisión de información. Partiendo de los gestos y las señales vocales, los seres humanos desarrollaron un conjunto de medios no verbales para transmitir mensajes: música, danza, tambores, señales de humo, dibujos y otros sím¬bolos gráficos, incluida la pictografía. A esto siguió el ideograma, algo especialmente importante porque aso¬ciaba la representación de un objeto a una idea abs¬tracta. Pero lo que dio a la humanidad una posición preeminente en el mundo animal fue el desarrollo del lenguaje, el que habría de dar alcance y precisión a la comunicación humana.

Todos estos medios de comunicación, usados simultá¬neamente, eran indispensables para la supervivencia de los individuos en el proceso de su organización en so¬ciedades. A medida que evolucionaban los grupos aisla¬dos, se volvían en extremo variadas las formas y el con¬tenido de la comunicación interpersonal. Se formaron idiomas distintos, con vocabularios y estructuras lingüísticas correspondientes a tradiciones económicas, éticas y culturales específicas. Incluso dentro de las comunidades, las distinciones entre los grupos sociales -en particular entre la élíte dominante y el resto de la población- se reflejaron en expresiones idiomáticas, en el significado asignado a ciertas palabras, y aun en la pronunciación.

Ahora se hablan idiomas que no entienden las pobla¬ciones vecinas, a pesar de que se hayan mezclado a tra¬vés de los siglos. Paradójicamente, la misma riqueza y diversidad de los idiomas dificulta la comunicación, así como su elaboración perpetuó el privilegio. Algunos idiomas adquirieron una situación especial, convirtién¬dose en símbolos de poder y privilegio, como el sáns¬crito en la India o el latín en la Europa medieval, que eran el instrumento de la erudición, la contabilidad y la ceremonia religiosa. Durante la era del imperialismo, la administración, la educación superior, la ciencia y tecnología se desenvolvían en el idioma de la potencia colonial, en detrimento de los idiomas nativos. Hasta este día, el inglés y el francés, por ejemplo, se usan to¬davía en algunas de las naciones ahora independientes de Asia y África. Esto ha creado algunos problemas, domésticos y con los países vecinos, sobre todo en el África occidental y el Caribe, que se encontraban bajo diferentes potencias coloniales.

La escritura, el segundo gran logro del hombre, dota de permanencia al mundo hablado y de continuidad a las comunidades. En los milenios pasados, las leyes y las prescripciones de ritos ceremoniales se registraron per¬durablemente en tabletas de arcilla, grabados en piedra o pergaminos. Los libros copiados a mano se convirtie¬ron en un depósito valiosísimo de conocimientos e ideas en las grandes civilizaciones del pasado. Hace más de 2 000 años, los emperadores chinos iniciaron el proyecto de registrar todos los conocimientos existentes a la sazón -principalmente históricos y científicos- en una serie de libros que habrían de formar la primera enciclope¬dia del mundo. Pero las grandes bibliotecas se reserva¬ban en los tiempos antiguos para los eruditos y los ad¬ministradores, y habrían de pasar varios siglos antes de años que los libros quedaran a disposición de personas distintas de las minorías privilegiadas.

Para la vasta mayoría de los habitantes de la Tierra, la comunicación interpersonal dentro de una unidad pe¬queña -la tribu o la aldea- era la forma principal del contacto social. Tal comunicación ejerció sin duda una influencia socializante cuando los hombres se unieron en bandas para afrontar los peligros y aprender a cooperar con armonía. Gradualmente, a medida que las sociedades se volvían más complejas, la comunicación se institucio¬nalizó. Surgieron las categorías de “comunicadores” profesionales - griots (poetas africanos itinerantes), bar¬dos, hechiceros, jefes tribuales, escribas, etcétera-. Pero la comunicación era lenta: la voz humana alcanzaba sólo a quienes se encontraban a corta distancia, y los mensa¬jes escritos no viajaban más de prisa que un corredor, un pájaro o una lancha. Aun así, el conocimiento y las ideas llegaban lejos: los templos indios esparcidos por todo el sureste asiático demuestran esta movilidad. Sin embargo, el lento ritmo del cambio en la mayoría de las sociedades -incluso las de altos logros culturales- se relacionó, directamente con la lentitud de la comunicación.

Incluso en esta etapa temprana, la circulación de las noticias caracterizaba a toda sociedad organizada; ape¬nas es concebible que todos los adelantos de la adminis¬tración, el comercio y la educación pudieran haberse logrado sin ella. Pero las noticias que llegaban eran irre¬gulares y limitadas y tendían a reforzar la tradición, y por ende el orden establecido -los dioses, el gober-nante, y con frecuencia el gobernante investido de los atributos de la divinidad-, lo que a su vez estimulaba la pasividad y el fatalismo.

Este rápido vistazo al pasado no es un ejercicio ocio¬so, pues demuestra que los males y los beneficios de la comunicación moderna están arraigados en el pasado. Las formas tradicionales e interpersonales de la comu¬nicación se encuentran todavía con nosotros ahora, así como un legado social que es a la vez el resultado y la causa de la evolución de la comunicación. También nos permiten identificar varios temas que aparecerán reitera¬damente en este informe: el poder esgrimido por quienes controlan la comunicación, y las desigualdades subse¬cuentes entre grupos de clases dentro de cada sociedad; y la dominación conferida por el gobierno colonial o por lo menos por un proceso de desarrollo anterior o más rápido. En los capítulos siguientes examinaremos estos temas en términos positivos como metas que pueden fi¬jarse para la comunicación: el poder puede compartirse otorgando a la gente un acceso y una participación ma¬yores en el proceso de comunicación; dicha comunicación puede usarse como una fuerza educativa y socializadora; las desigualdades pueden reducirse mediante un proceso de democratización; y los vestigios de la dominación pueden abolirse a medida que las naciones avanzan hacia una liberación más completa.

EL SURGIMIENTO DE LAS COMUNICACIONES MODERNAS

Aunque las imágenes y la escritura se reprodujeron por primera vez en grabados o maderas talladas hace cerca de 2 500 años, se considera que la edad de las comunica¬ciones modernas data de la invención de la imprenta, una técnica que se desarrolló en China en el siglo VIII y en Europa en el siglo XV. Por fin podrían hacerse gran nu¬mero de copias del mismo libro sin recurrir al laborioso proceso del copiado a mano. La mayor disponibilidad de los libros estimulé el alfabetismo, el que para el si¬glo XVI incluía grandes porciones de las poblaciones ur¬banas de algunos países.

La invención de la imprenta habría de plantear el antiguo problema de la libertad de pensamiento, ya que los cambios afrontaban la resistencia de los guardianes de las doctrinas religiosas y políticas. Así como Sócrates pagó con su vida la “corrupción” de la juventud, la po-sibilidad de que circularan ampliamente “pensamientos peligrosos” a través de los libros impresos generó accio¬nes de retaguardia. Las imprentas se permitieron sólo con una licencia, y a menudo fueron prohibidas o efectivamente destruidas. Se estigmatizaba el pensamiento innovador en la filosofía y las ciencias naturales, y a muchos de quienes ahora reverenciamos como intelectos pioneros se les impidió publicar, fueron despedidos de las universidades, o debieron renunciar a sus ideas bajo la amenaza de duros castigos, entre ellos la prisión y la muerte. Pero no hubo edictos que pudieran contener la marea, y se abrió el camino para las transformacio¬nes que condujeron al Renacimiento y la Reforma.

A los libros siguieron, en el siglo XVII, los folletos y luego los periódicos. Algunos de los primeros periódicos daban información sobre el comercio, los productos, los transportes, etcétera, prestando así un gran servicio al naciente sistema capitalista. Otros se concentraban en la exposición de los escándalos y eran famosos por sus comentarios satíricos sobre los sucesos sociales y políti¬cos. Aun otros trataban de movilizar la opinión pública en apoyo de una causa popular. Por ejemplo, el Common Sense de Thomas Paine, publicado en 1776, proponía la revuelta de las colonias norteamericanas contra el domi¬nio británico. En América Latina, ciertos periódicos se ligaron estrechamente a la lucha por la independencia contra España; hasta esta fecha, los periodistas conti¬núan esa tradición de responsabilidad social y política.

Los primeros periódicos tenían un tono marcadamente personal, ya que muchos de ellos eran escritos por sus mismos propietarios. Ya fuese criticando la moral de la época o los vicios de los poderosos, o atacando la su¬perstición y el poder del clero, estos periodistas defen¬dían valientemente el bienestar público. Duros editoriales aguijoneaban a las autoridades, las que respondían con confiscaciones, persecuciones y a veces la cárcel.

En la Gran Bretaña, los Estados Unidos y la Francia revolucionaria, la batalla por la libertad de prensa se había ganado a fines del siglo XVIII, aunque los intentos esporádicos para contenerla continuaron durante largo tiempo, en efecto hasta nuestros días. La demanda esen¬cial había sido la de expresar y difundir

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (47 Kb)
Leer 28 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com