Tiempo De Coagulacion
Eliguti3 de Noviembre de 2014
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Albert Einstein tuvo una crianza normal. Nació en 1879 en la ciudad de Ulm, Alemania, y creció en Munich, donde asistió a una escuela católica (a pesar de ser judío). Sus padres, Hermann y Pauline, temieron que el niño fuera retrasado porque se demoró en hablar.
Por supuesto, sus temores eran infundados; el joven Albert estuvo entre los mejores estudiantes en la escuela elemental. En el colegio y en la universidad, sin embargo, Einstein fue tan independiente que a menudo se enfrentó a sus maestros y profesores.
Los Primeros Años: Albert Einstein nació el viernes 14 de marzo de 1879 a mediodía. En el verano de 1880, cuando Albert tenía poco más de un año, su familia se trasladó a Munich, donde su padre y su tío abrieron un negó-ció de ingeniería eléctrica (para reemplazar un negocio anterior que había fracasado). A finales de 1881, cuando Albert tenía dos años y medio, nació su hermana. La llamaron Marie, pero todos le decían Maja.
El nuevo negocio de Hermann Einstein iba bien y, cinco años después de su traslado a Munich, los Einstein compraron una linda casa con un gran jardín, en donde Albert y Maja pasaban muchas horas jugando. Albert y Maja eran muy apegados de niños, y de adultos mantuvieron una cariñosa relación. La mayor parte de lo que sabemos hoy sobre la niñez de Einstein se le debe a Maja, quien años después escribió un librito sobre los primeros años de su hermano.
Maja describe a Albert a la edad de cuatro años como un niño tranquilo, aislado, que no disfrutaba jugando con otros niños. Escribió que sus padres temían que Albert fuera retrasado pues aprendió a hablar muy tarde. Einstein recordaría después que sus padres lo llevaron donde el médico para saber si su lento desarrollo del lenguaje indicaba que algo iba mal.
La demora de Albert pudo haberse debido a timidez y orgullo; incluso a los dos años de edad quería hacer las cosas bien y evitar la faltas. Albert dijo más tarde que cuando joven había tomado la decisión da hablar sólo con frases completas. Ensayaba la frase entera en su mente, a veces moviendo los labios, y cuando pensaba que la tenía lista la decía en voz alta.
Se puede decir que los primeros años de la vida de Einstein fueron estimulantes y colmados de afecto. Cuando tenía cuatro o cinco años, estando enfermo en cama, su padre le regaló una brújula magnética. El movimiento de la aguja, que volvía siempre a la misma dirección debido a un. misteriosa y desconocida causa, dejó en el niño una impresión tan "profunda y duradera" que escribió 60 años después sobre el asunto en sus notas autobiográficas.
¿Por qué se comportaba la brújula de esa manera? Esto era algo que Albert necesitaba comprender. Comenzamos a ver en este niño, maravillado por el movimiento de la aguja de la brújula, los comienzos del gran genio que revolucionó nuestro conocimiento del mundo. Aun a tan tierna edad, Einstein se sintió atraído por lo que se convertiría en uno de sus estudios favoritos: el electromagnetismo
Hermann y Pauline no eran judíos practicantes; les preocupaba más la educación de su hijo que las prácticas religiosas, de modo que matricularon a Einstein, a la edad de cinco años, en la escuela católica de la localidad, que era mejor, más cercana al hogar y más barata que la judía.
No existen pruebas de que Einstein hubiera sido objeto de discriminación religiosa en la escuela, a pesar de ser el único judío matriculado. No obstante, el joven Einstein no era feliz con la estricta disciplina de la institución. Se da por hecho que la mayoría de los niños detestan la disciplina, pero Einstein le profesaba una aversión que duró toda la vida.
A pesar de su disgusto con la escuela obtenía informes excelentes. A los siete años, por ejemplo, Pauline escribió a su madre: "Ayer le entregaron a Albert las calificaciones; de nuevo sacó el primer puesto y obtuvo un resultado brillante". Un año después el abuelo escribía: "Hace una semana que el querido Albert ha vuelto a la escuela. Adoro a ese muchacho, porque no pueden imaginarse lo bueno e inteligente que es" (¿conoce alguien a un abuelo que no crea que su nieto es "bueno e inteligente"?)
Muchos testimonios sobre la vida de Einstein lo pintan como un niño lerdo, tal vez con un problema de aprendizaje. Más tarde el propio Einstein escribió que su desarrollo intelectual se había retardado y, en consecuencia, había comenzado a pensar sobre el espacio y el tiempo sólo a la edad adulta, no cuando niño.
Cuando Einstein tenía 13 años, un estudiante de medicina llamado Talmud le llevó la Crítica de la razón pura de Emanuel Kant, libro denso y difícil aun para los estudiantes de filosofía. Según Talmud, Einstein no se sintió amilanado, y desde ese momento los dos amigos hablaron de filosofía durante las visitas nocturnas de los miércoles. Durante varios años estudió Einstein otros libros de filosofía, a la par con sus lecturas científicas. Continuó interesado en el tema toda su vida, y a menudo discutía en sus escritos las opiniones de conocidos filósofos.
Talmud también le proporcionó varios libros de divulgación científica, que el muchacho leía entusiasmado. En particular, estaba encantado con un conjunto de 21 libros titulado Libros populares sobre la ciencia natural de Aaron Bernstein. Más tarde dijo que había leído cinco o seis volúmenes de la serie con "atención extrema". Estos libros le procuraron una comprensión básica de la física y probablemente le ayudaron a desarrollar su asombrosa habilidad para descubrir en sus lecturas lo que era importante y lo que no lo era.
Einstein se interesó cierto verano en un texto de geometría que había recibido varios meses antes de que comenzara el año escolar. Comenzó a trabajar los problemas y le mostró sus soluciones a Talmud. Al finalizar el verano no sólo había resuelto todos los problemas del libro sino que había intentado pruebas alternas de los teoremas. Años después manifestó que este libro —al que llamaba su "libro sagrado de geometría"— había sido probablemente la causa de que se convirtiera en hombre de ciencia.
Para sus profesores del liceo Luitpold, el joven Albert Einstein nada tenía de superdotado: lo consideraban más bien como un alumno reacio a la autoridad, al que llegado el caso amonestaban en forma severa: «¡Por su sola presencia, usted altera el respeto de la clase hacia mi persona!», le espetó un docente.
El modelo prusiano que se propaló en Alemania a fines del siglo XIX y la militarización de la sociedad en su conjunto no le inspiraban más que aborrecimiento. Todo aprendizaje «de memoria» le repugnaba profundamente.
A los 11 años comenzó Einstein a recibir clases de religión, como era costumbre entre los estudiantes judíos. Sus padres no eran judíos practicantes y Einstein creció resentido con ellos porque no observaban las tradiciones religiosas. De suerte que decidió ser un ejemplo para la familia guardando el sábado, comiendo sólo alimentos kosher y hasta componiendo canciones religiosas que canturreaba mientras iba camino del colegio. El fervor religioso no le duró pues muchas cosas de la Bilbia se contradecían con lo que había aprendido en los libros de ciencias.
A los dieciséis años, sin terminar sus estudios secundarios, abandonó la escuela y Alemania: quería a toda costa evitar el servicio militar, adoptando la nacionalidad suiza. A raíz de un revés de la fortuna de su padre, que dirigía un negocio de equipos eléctricos, se exilió en Italia.
En 1895, el hijo se reunió con su familia en Pavia y preparó como candidato libre, con un año de anticipo respecto a la edad requerida, la prueba de ingreso al Instituto politécnico federal de Zurich, que formaba ingenieros. Fracasó en esa ocasión, pero tuvo éxito en el segundo intento, en octubre de 1896. Sentado en los bancos de esta institución austera, Einstein se enamoró de Mileva Marie, con la que se casaría sólo después de la muerte de su padre, en 1902: en efecto, el idilio suscitó la oposición de los padres de Albert.
Mientras estudiaba fundó en esa época con sus amigos Maurice Solovine y Conrad Habicht la «Academia Olympia», que designaba con una solemnidad engañosa sus encuentros de estudiantes, amenizados con conversaciones filosóficas. Una vez obtenido su diploma en julio de 1900, Einstein buscó en vano un puesto de asistente en la universidad, pero sólo consiguió empleos precarios. Solamente un año y medio más tarde ingresó en la Oficina federal de patentes de Berna, trabajo que le dejaba suficiente disponibilidad de tiempo para dedicarse a los problemas de física que lo apasionaban.
LOS ARTÍCULOS DE 1905
El empleo en la administración pública le dio libertad para concentrarse en la ciencia. En el productivo año de 1905 publicó en la revista alemana Annalen der Physik su tesis doctoral y cinco artículos importantes. El primero, sobre el efecto fotoeléctrico de la luz, demostraba la teoría de Max Planck de que la luz se emite en paquetes, o cuantos, lo que revalidaba la física cuántica. Otros dos artículos trataban sobre el movimiento browniano, que es el que se produce en las partículas inmersas en un fluido al ser bombardeadas por las moléculas, lo que hace que tiemblen.
No obstante, la obra por la que es más famoso Einstein presentaba algo revolucionario: la teoría de la relatividad especial, una idea que al propio Einstein le costó aceptar. «Debo confesar —escribió
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