Un Hijo No Puede Morir

UN HIJO NO PUEDE MORIR

SUSANA ROCCATAGLIATA

En este libro, la autora, quien pierde a su hijo de cuatro años, secundario a efecto adverso a medicamento, nos explica su peregrinar desde el momento de que le dieron la noticia de la muerte de su hijo por choque anafiláctico, hasta el momento en el que pudo canalizar esa experiencia en ayuda de los demás, ejemplificando que el dolor tan grande secundario a la pérdida de alguno de los hijos, se puede canalizar para poder ayudar a otros en la misma situación, siendo posible salir delante de diferentes formas, como lo da a entender con cada uno de los casos que aborda en los diferentes capítulos.

La muerte de un hijo representa un momento crucial y definitivo en la vida de cualquier padre. En este libro, se trata de mostrar no sólo a los padres, que pasan por está situación difícil, si no también a aquellas personas que los rodean que es lo que se puede y debe de hacer y lo que se debe de evitar para no incrementar el dolor y llevar a un duelo patológico.

El libro narra con detalles los diferentes tipos de pérdida de un hijo, así como aborda lo que viven los abuelos y hermanos que a menudo son ignorados y que también padecen intensamente ese dolor.

La psicóloga Iso Fonnegra dice que el duelo es un proceso activo de adaptación ante la pérdida de un ser amado y que implica llevar a cabo cambios que generan ansiedad, inseguridad y temor: la primera etapa del duelo es la reacción de choque, el “no puede ser”; la segunda etapa está llena de conflictos, rabia, impotencia, culpa; por último, la tercera etapa está llena de desesperación, y se comienza a salir de ella cuando aparece una necesidad de mirar hacia el futuro.

El duelo sigue pasos diferentes en las personas, aunque con etapas predecibles –como lo describe Fonnegra- no obstante, el libro nos muestra que no es lo mismo llorar a un hijo que murió repentinamente en un accidente, que aquel que se suicidó o es asesinado, a aquel que muere después de padecer una larga enfermedad. En cada uno de los casos que se comentan en el libro, las situaciones son distintas y las respuestas emocionales diferentes.

En el caso de muerte por enfermedad terminal se transita marcadamente por las diferentes etapas del duelo, desde la negación al momento de que se cuenta con el diagnóstico, pasando por la etapa de negociación y finalmente la aceptación seguida de un sentimiento de vacío.

En el caso de la muerte inesperada en el caso de los accidentes, al ser las circunstancias de la muerte violentas, se llega a complicar el duelo, a falta de una preparación previa para asumir la realidad, la muerte es vista como algo inexpicable que destruye de forma tajante todas las expectativas respecto al futuro. En la muerte inesperada por homicidio el proceso de duelo se ve agravado por intromisiones ajenas a la familia, llegando a ser su dolor parte del dominio público, siendo la mayoría de las veces tratado con poca delicadeza y falta de respeto hacia la familia que atraviesa momentos de gran aflicción. En el caso de la muerte por suicidio, el dolor es aún mayor, ya que llega a provocar en los padres dudas y temores con grandes sentimientos de culpabilidad hasta que al paso del tiempo, lleguen a comprender que no son los responsables de las decisiones de los hijos, que son humanos y con limitaciones.

La muerte del hijo único es un estado de shock bastante intenso y en ocasiones más prolongado, ya que ese hijo era el motivo de vida, la continuación de la familia, por lo que los padres experimentan una gran soledad, sufriendo etapas de desorganización y confusión al enfrentarse con la pérdida absoluta de su identidad como padres.

En estos diferentes casos, los grupos de autoayuda resultan beneficiosos ya que permite compartir el dolor, diminuyendo la soledad y ansiedad, permitiendo poco a poco la paz y serenidad,

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