Un empresario iraní .

Un empresario iraní niega maltrato a nueve mujeres

El empresario iraní Shoja Shojai, denunciado por maltrato psicológico y amenazas por nueve mujeres que dijeron haber tenido una relación con él, ha negado la acusación y que tuviera un harén. En declaraciones a un reducido grupo de periodistas a los que ha recibido en su mansión de Marbella, ha asegurado que todo ha sido un complot para robarle 300 piezas de oro y diamantes, 50 alfombras persas, cuatro tapices franceses, diez estatuas, 15.000 euros en efectivo, 500 cubiertos de plata, cinco cuadros y cuatro televisores.

Parte del supuesto botín está ya precintado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía en las dependencias de una empresa de transporte internacional en Estepona y la denuncia ha recaído en el Juzgado de Instrucción número 2 de Marbella.

Según diligencias policiales, la Policía tiene precintados ya ocho contenedores en los que podría encontrarse parte del material supuestamente robado en la vivienda de Shoja Shojai en Marbella y en una casa-taller de moda también propiedad de él, situada en Estepona.

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El maltratador de Bedmar, acusado de nuevo por volver a su domicilio Sebastián Medina Carreras, el vecino de Bedmar (Jaén) condenado por maltrato y absuelto por la Audiencia Provincial de un delito de quebrantamiento de condena por su eximente de estado de necesidad, ha sido nuevamente acusado por el mismo delito. La Guardia Civilconstató la noche del jueves que el hombre, de 78 años, había vuelto a su casa a pesar de que tiene vigente una orden de alejamiento hasta finales de noviembre de este año. Medina abandonó su vivienda el viernes y se alojó en un hostal de la vecina localidad de Jódar, pero este sábado ha vuelto a su hogar, según confirmó su propia esposa, Antonia Martos: “Hemos ido a por él porque está enfermo y no puede estar solo”. La familia arguye que Sebastián tiene deficiencia visual, sufre artrosis y mareos periódicos.

De este modo, se abre ahora un escenario similar al que dio pie a la polémica sentencia en la que la Audiencia absolvió a Sebastián Medina por su estado de necesidad, al tener en cuenta

su avanzada edad y su deteriorado estado físico y psíquico. Una sentencia que ha abierto un importante cisma entre los jueces y la Fiscalía de Jaén y que se visualizó con el desplante que los primeros hicieron el viernes a la fiscal de violencia sobre la mujer, Gracia Rodríguez, cuando esta recogió una distinción del Ministerio de Justicia

Un juez permite a un maltratador vivir con su mujer dado su deterioro psíquico La Audiencia Provincial de Jaén ha autorizado a un hombre sobre el que pesan tres condenas por el delito de maltrato y otra por maltrato habitual sobre su esposa a vivir con ella. Elmagistrado Pío Aguirre, que fue hasta el pasado septiembre vocal del CGPJ, aplica la eximente de necesidad solicitada por la defensa "dadas las circunstancias del caso", que son los 78 años de edad del hombre y "su deterioro físico y psíquico percibido a través de vídeo de juicio oral". Además, el tribunal tiene en cuenta "el interés de su esposa en convivir con él, en recogerlo, según sus palabras, dado que no tenía dónde ir y viéndolo todos los días deambulando por el pueblo". Ambos habían convivido juntos por estas circunstancias a pesar de la prohibición que pesaba sobre él.

La edad del acusado, por más que pueda considerarse avanzada no libra del riesgo a la mujer, como se ha visto en otros casos. Ni tampoco la intención de la esposa de perdonar y su pretensión de vivir con el maltratador la protegerá de futuros maltratos, como también ha quedado acreditado en algunos casos desgraciados. El polémico fallo ha indignado a la Fiscalía de Violencia sobre la Mujer y al Instituto Andaluz de la Mujer, que consideran que se da un importante paso atrás en la lucha contra la violencia machista.

“La jurisprudencia del Tribunal Supremo es clara, y dice que el consentimiento de la víctima no influye para revocar una orden de alejamiento del agresor”, señaló la fiscal de violencia sobre la mujer de Jaén, Gracia Rodríguez, que califica como “llamativo” un fallo que “no ayuda a todo el trabajo que se hace para erradicar la violencia machista”.

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