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“Y comprenderás, Insomnio, que no sabrás adónde ir”


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2017  •  Ensayos  •  592 Palabras (3 Páginas)  •  120 Visitas

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“Y comprenderás, Insomnio, que no sabrás adónde ir”.

Vale, he vuelto, justo como lo habías dicho la última vez que me fui, diciendo que no volvería. Tienes todo el derecho de burlarte, si quieres. No dudo que lo disimules. Pero esa no es la cuestión, o al menos, no la que me trae. Porque dejarte disfrutarlo no es algo que me satisfaga, ni mucho menos si es a ti -sin resentimientos-, pero ya me vengaré cuando duerma hasta que el sol haya pasado su punto más alto. Hasta entonces, puede que vea pasar muchas lunas, y quizá varios encuentros suyos con el sol, y así al menos me alegre el hecho de que, incluso ellos llegan a estar juntos, aunque en el fondo sepan que no es por mucho. Sin embargo, tampoco es esa la cuestión que hoy me trae; además de que muy probablemente sea visto como la referencia exacta que pueda dársele a lo que resta de mis días, y no quiero eso. (Preferiría olvidarme de quién fui y de toda virtud con la que se me consintiera) ¿Has dejado de reír? Bien, necesito un poco de fuerza para comenzar a decirte lo que me mueve. Debes saber que he dejado en casa toda pertenencia que pueda identificarme, así que, mientras más lejos llegue, más rápido seré un completo desconocido, al que el recuerdo que dejó, cuestión de tiempo será para hacer irreal de una vez. Pero tras tanto parlotear, lo seguro es que pienses que ésta no es más que otra visita inofensiva, en la que soy presa de nuevo de emociones que un día quise encerrar porque eran dañinas y te hacían alejarte de mí. Y ahora que lo pienso, es interesante, pues, al parecer, para dejarme a esas emociones, tendría que dejar lo que ahora mora muy dentro de mí, que es sobre lo que te contaré, y pensarlo solamente me da una gracia y burla hacia ti que te encolerizaría hasta las entrañas. Pero puedes estar tranquilo, ya que he dejado, adrede, lo que se supone que haría si llegaba estar en este dilema. He de confesar, abierta y descaradamente, que no puedo dejar de pensar en una hermosa señorita. Si, si, ya sé que lo esperabas, y no exagero, no te burles, apuesto a que si la vieras, si tan sólo la escucharas y pasaras un instante con ella, tú, que eres el insomnio en el que termino, ¿adónde terminarías por ir? ¡Ah, estoy seguro que ahora no te ríes con las ganas de antes! Pero no te malhumores, mira nada más cómo apenas consigo no perder la cordura y terminar confesándole mi amor. Del cual, puedo asegurarte, es consciente, pero desconoce sus infinidades. Sin embargo, no está al alcance de esa infinidad, la que se muere por perderla, como hace que por ella me pierda. ¿Que si le importa que sea así? La verdad, no lo sé. Aunque podría decirte lo que de verdad le importa, y aún así terminaría hundiéndome yo y no sabría si es así. Como te digo, no es una verdad que sea fácil de decir. Y ya veo que has tomado la decisión de reflexionar sobre su naturaleza. Cuenta te darás de lo inusual y lo inocentemente persuasiva que es, y no sé con qué argumento me saldrás para decirme que es una patraña mía el que me vea a estas horas charlando contigo sobre cuánto la pienso, mientras ella vuela en la calma que, como ella a mí, te estremeció y es por la que Insomnio te han llamado.

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