Zooloficos Historia
gavinhom12 de Septiembre de 2012
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Zoológicos
Un jardín zoológico, parque zoológico, casa de fieras, zoológico o zoo es una instalación en la que se exhiben animales dentro de los recintos expuestos al público y en las que también pueden ser criados.
El término jardín zoológico se refiere a la zoología, el estudio de los animales, un término que se derivan del griego zωο (Zoo - "animal") y λóγος (lógos-"estudio"). La abreviatura "zoológico" fue utilizado por primera vez por The London Zoological Gardens, que abrió sus puertas para el estudio científico en 1828 y al público en 1847.1 Actualmente el número de colecciones de animales abiertas al público en todo el mundo supera los 1.000, alrededor del 80 por ciento de ellos en las ciudades.
Historia
El cautiverio de animales salvajes comenzó desde tiempos muy remotos. En todos los lugares del mundo, tan pronto como abandonaron la vida nómada, los pueblos organizaron alguna forma de jardín zoológico.
Los primeros zoológicos surgieron en la Antigüedad. Los hubo en civilizaciones como Mesopotamia, Egipto y China. Se trataba de colecciones particulares de vida salvaje, símbolo del poder y riqueza de su poseedor, a las que sólo tenían acceso invitados distinguidos, como la que organizó por el año 2300 a.C. un gobernante de la tercera dinastía de la ciudad de Sumeria.
En el año 1500 a.C., la reina Hatsheptuf de Egipto estableció el primer zoológico de la historia. Hija y esposa de reyes, quiso ser rey, no reina, y lo consiguió. Apartó de su camino a su sobrino con derecho al trono y durante 22 años gobernó como rey del Alto y Bajo Egipto. Llevaba una falsa barba, símbolo de autoridad de los faraones tal como se muestra en sus estatuas.
Hatsheptuf envió una expedición a la tierra de Punt, al sur de la costa de lo que hoy se conoce como Somalia. Las paredes de su templo mortuorio muestran barcos zarpando en el Mar Rojo para la gran aventura y regresando después cargados con diversas especies de aves, monos exóticos, panteras, jirafas y leopardos, que fueron exhibidos en el Jardín de la Aclimatación, recinto que mandó construir para albergar a estos animales.
Los gobernantes asirios y los faraones egipcios a menudo intercambiaban animales exóticos para sus respectivos zoológicos. Uno de ellos fue el primer gran rey de Asur, Tiglth-Pileser I, quien buscaba animales de tierras cercanas y los daba como regalos o tributos.
Hace 3,000 años, el emperador chino Wen Wang, fundador de la dinastía Zohu, mandó construir el Ling-Yu o "Jardín de la inteligencia", un gran parque de más de 1500 acres, donde exhibía peces, aves, serpientes, anfibios y mamíferos como tigres, ciervos, antílopes y rinocerontes, entre otros animales. Éstos vivían en espacios adecuados y sólo los visitantes distinguidos del imperio podían conocer tal lugar.
Los sucesores de Wen Wang conservaron la tradición de construir jardines zoológicos hasta el siglo XIII de nuestra era. Cuando el mongol Kublai Khan asumió el trono de Pekín en 1260, amplió los jardines y mandó hacer, en el centro de Mongolia, el más imponente jardín imperial.
El viajero veneciano Marco Polo conoció ese magnífico sitio y describió diversos animales desconocidos en Occidente, como el tapir malayo y el panda.
En Europa, los griegos establecieron los primeros zoológicos públicos luego de que en el siglo IV a.C., las expediciones de Alejandro Magno llevaron animales de numerosas especies a Grecia.
Los romanos continuaron con la costumbre de mantener colecciones zoológicas, pero con el objetivo de proveer animales a espectáculos circenses. El entusiasmo por éstos era tal, que los primeros tigres llevados a Roma, regalo de un rajá indio a César Augusto, terminaron muertos en la arena.
El emperador Trajano celebró la conquista de Dacia con 123 días consecutivos de juegos, durante los cuales se sacrificaron 11,000 animales entre leones, tigres, elefantes, rinocerontes, hipopótamos, jirafas, cocodrilos y serpientes. Estos crueles espectáculos eran tan populares que casi todas las ciudades romanas poseían una arena y animales para abastecerla.
Durante la Edad Media, los monarcas y señores feudales de Europa reunieron colecciones privadas de animales, como signo de poder. Una de las principales fue la Ménagerie de Chantilly, en Francia, que persistió por dos siglos y fue destruida durante la Revolución Francesa.
A partir del siglo XVI, con la ocupación de las colonias por parte de los países europeos, llegaron al viejo continente muchos animales exóticos, la mayoría de los cuales moría en el viaje. Los pocos que sobrevivían iban destinados, en su mayor parte, a colecciones privadas de animales.
El rey Nezahualcóyotl fue el creador del primer jardín botánico y el primer zoológico de América en Tezcutzingo, un pequeño cerro al Oriente del reino de Texcoco.
El jardín zoológico de Nezahualcóyotl tenía animales de la región y otros de regiones circunvecinas, tanto salvajes como domésticos. Como era un lugar de recreo y distracción para él, construyó dos tinas monolíticas que tenían sendos sapos en las orillas; la primera estaba dedicada al Rey y unos metros más abajo la de la Reina.
El agua venía de los manantiales de los pueblos que estaban más arriba y existen algunos vestigios, como una escalera monolítica perfectamente labrada y el lugar conocido como "el trono".
Cuando llegaron los españoles, pensaron que había tesoros escondidos de metales preciosos como oro y plata, por lo que hicieron múltiples excavaciones, destruyendo el lugar.
A su llegada a Tenochtitlán, el conquistador español Hernán Cortés, quedó maravillado ante los jardines que poseía el emperador azteca Moctezuma Xocoyotzin, con plantas y animales traídos desde todos los rincones de su imperio.
El emperador de la Gran Tenochtitlán mandó construir, para su solaz y el de su corte, la Casa de las Fieras. Ésta contaba con una gran cantidad de especies silvestres, organizadas en cuatro departamentos: cuadrúpedos feroces de Anáhuac, como lobos, coyotes y jaguares; aves de rapiña; serpientes y otros reptiles; y anfibios.
Había además recintos para ciervos y antílopes, así como estanques para aves acuáticas y una espléndida colección de pájaros de América Central, como quetzales, cardenales, chachalacas y codornices.
Cortés, en su segunda carta de relación enviada a Carlos V el 30 de octubre de 1520, detalló impresionado el zoológico y los jardines de uno de los palacios de Moctezuma, que contaba con diez estanques de agua y una gran cantidad de aves de todo tipo, que pertenecían a lugares con agua dulce o salada.
Describía el mantenimiento y la limpieza que se le daba regularmente a los estanques y las jaulas. También contaba cómo se alimentaba a una gran variedad de animales entre los que había “leones, tigres, lobos, zorras y gatos de diversas maneras".
Relataba que, para poder observar con comodidad tal variedad de animales, había comedores y miradores gentilmente labrados en los que Moctezuma se recreaba la pupila. Aseguraba que más de 600 hombres estaban a cargo de este asombroso lugar.
Gracias a los relatos de Bernal Díaz del Castillo, se sabe que las instalaciones y los cuidados de la famosa Casa de las Fieras eran muy parecidos a los de un zoológico de nuestros días.
El soldado escribió que tenían todo género de “alimañas” carniceras que se mantenían con carne; les daban de comer venados, gallinas, perrillos y otras cosas que cazaban; y aún oyó decir que les daban a aquellos bravos animales cuerpos de los indios que sacrificaban.
En la Casa de las Aves, que se ubicaba en Chapultepec, Díaz del Castillo describió que había desde águilas reales y otras muchas aves de grandes cuerpos, hasta pajaritos muy chicos de diversos colores, como quetzales, papagayos y patos.
A estas aves les pelaban las plumas en ciertas temporadas y había encargados de limpiarles sus nidos y darles de comer. Existía un gran estanque de agua dulce, donde vivían muchas especies acuáticas.
Es triste que fueran precisamente los conquistadores españoles, los primeros en describir y en maravillarse con estos jardines y zoológicos, quienes los quemaron durante el sitio de la ciudad.
Hacia fines del siglo XVI, hubo en la India un gobernador ilustre de nombre Akbar, quien decía compartía la tradición nómada del amor hacia los animales y estableció zoológicos abiertos al público en varias ciudades de ese país. Con fuertes jaulas para tigres, leones y rinocerontes, contaba con personal entrenado y estaba prohibido molestar a los animales.
Sin embargo, fue hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando comenzaron a establecerse los zoológicos modernos en Europa. El primero fue La Casa Imperial de Fieras en Viena, Austria, cuya construcción inició en 1752 y se abrió al público trece años después, en 1765.
Posterior a la Revolución
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