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A partir de 1955, la política Argentina sufrió un equilibrio dinámico


Enviado por   •  16 de Marzo de 2018  •  Trabajos  •  1.567 Palabras (7 Páginas)  •  204 Visitas

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  1. A partir de 1955, la política Argentina sufrió un equilibrio dinámico en las que se distinguen dos etapas: los denominados “gobiernos débiles” (1955-1966) y los “gobiernos fuertes” (1966 en adelante).

En la primera etapa (1955-1966) predominaron gobiernos tanto civiles como militares, que intentaron fundar un régimen semidemocrático. Lo cual trajo un nuevo estilo de funcionamiento de la sociedad, de la cual esta era autónoma de las transformaciones iniciadas desde el poder, dando lugar a nuevas tendencias sociales resultantes de las resistencias, forcejeos.

Todo ello contribuyó a la constitución de un sistema político dual, ya que funcionaban por un lado los partidos no peronistas y el Parlamento canalizando los intereses y orientaciones de los actores sociales. Por el otro lado, el pueblo peronista sin representación en el Parlamento, llevándose a cabo la solución de los conflictos y negociaciones de manera extraparlamentarias y extrapartidarias.

Durante esta etapa, dentro del oficialismo los partidos no peronistas y los militares comenzaron a tener diferencias, debido al rol que se debía ejercer hacia el peronismo. Lo cual llevo a que los partidos antiperonistas se dividieran y adoptaran nuevas posiciones con respecto al peronismo. Por ejemplo: la UCR se divide en UCRI  (apoyaban la integración del peronismo pero sin Perón) y UCRP (apoyaban la proscripción hacia el peronismo –erradicación-)

Por su parte, las fuerzas armadas también se dividieron los colorados: consideraban al peronismo como un movimiento violento acusándolo de desatar conflictos dentro de la clase obrera.
Los azules: aceptaban al peronismo pero se oponían a Perón ya que intento politizar al ejército. A la vez, entraron en un rol tutelar que se basaba en la proscripción del peronismo y ejercer presión sobre los gobiernos constituciones, provocando aún más el rechazo de los partidos.

La segunda etapa (1966 en adelante) se caracterizó por aquellos gobiernos que se definían como “gobiernos fuertes” que se proponían transformaciones radicales de la política, e incluso de la sociedad suspendiendo las actividades de los partidos políticos, así como desvincular a las FF.AA del gobierno.

Los partidos cayeron en un pozo de irrelevancia e inactividad, los sindicatos fueron forzados a aceptar la abolición y la intervención gubernamental de los gremios industriales más importantes y Perón fue convirtiéndose en una especie de muerto político.

A partir de 1966, las dimensiones internas de las FF.AA se dieron dentro de un ordenamiento institucional en el que quedaba excluida la permanente gimnasia conspirativa que los militares habían expuesto frente a los regímenes constitucionales como dentro de gobiernos de factos temporarios. También se les vedó la participación directa en las tareas gubernativas, las tensiones y conflictos internos de los militares y los contactos con personajes externos perdiendo legitimidad.

  1. Un acuerdo democrático con las fuerzas políticas. Perón pretendía que este acuerdo se hicieron mediante al Parlamento, convirtiéndolo en un ámbito de negociación. De esta forma se le brindaría legitimidad a las propuestas y críticas opositoras. Para la realización de este proyecto el principal apoyo que encontró Perón fue por parte del radicalismo, esto dio lugar a la celebración de la conciliación histórica entre Perón y Balbín a fines del 72’; también encontró apoyo por parte de una minoría del peronismo político y sindical y por una mayoría peronista aliada al FREJULI.

La propuesta también incluía a las Fuerzas Armadas. Perón les “concedió” la preservación de la autonomía de estas fuerzas, ya que en la etapa anterior al peronismo, se imponían purgas y juramentos de lealtad, pero contrariamente a esta “concesión” pretendía que se subordinara a la autoridad del Estado. Todo esto no llego a lograrse, para lograr el éxito hubiera sido necesario que los actores vieran los beneficios a largo plazo de la reinstitucionalización en lugar de los beneficios de corto plazo que pudiesen obtener, ya que estos tenían su otra cara, las derrotas, que diluyeron la distitucionalidad democráticas y Parlamentarias.

Un pacto social con los grandes representantes corporativos. Este pacto estaba pensado por Perón y Gelbard, su ministro: consistía en constituir un acuerdo entre empresarios y trabajadores, necesario para la reorganización económica, la paz social-política y sobre todo contribuía al fortalecimiento del Estado. Fue firmado por los directivos de la CGE y CGT, donde aceptaron un congelamiento de precios, la supresión de las convenciones colectivas de trabajo y de los aumentos salariales. El pacto tuvo un buen comienzo, la inflación se detuvo, hubo crecimiento en cuanto a consumo y también del mercado interno pero, a fines del 73’, todo se revirtió: volvió a escena la inflación, y las exportaciones no contaban con las divisas necesarias para acompañar el crecimiento. La solución era la devaluación pero el pacto incapacitaba al Estado para realizar esa acción. Los empresarios buscaron soluciones: segundas marcas, desabastecimiento, sobre precios, exportaciones a países limítrofes, haciendo que la “burocracia sindical” se viera amenazada, debiendo enfrentar huelgas y acciones que conllevaran a aumentos salariales y estos se trasladaban a los precios. Como contrapartida reforzó el poder de los dirigentes sindicalistas otorgándoles beneficios y luchando contra los dirigentes. Cayeron los dirigentes del Cordobazo y se dio comienzo a una persecución para con los sindicales de la tendencia.

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