Avándaro, “Dos Ríos” en Bici (Metamorfosis de la Mariposa)
Raul HernandezReseña29 de Febrero de 2020
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Avándaro, “Dos Ríos” en Bici
(Metamorfosis de la Mariposa).
“La vida es como la bicicleta, hay que pedalear hacia adelante para no perder el equilibrio” (Albert Einstein)
Llegó el día, este sábado 14 de enero de 2012, acudimos a Plaza Inn, Nelly Moreno, su hermana Celeste y yo, de aquí partimos rumbo a la caseta de “La Venta” al encuentro con con compañeros y sus respectivas familias para conformar el grupo CNVB (Ciclistas Novatos en Valle de Bravo) e iniciar la aventura ciclista.
Llegamos a Avándaro, después de realizar ajustes en las bicicletas y fijar sillitas para bebés “copilotos” (léase Copilotos BB), nuestros amigos de “La Rueda y el Pedal” (RP) subieron las bicis a la camioneta y nos transportaron al punto donde inició el paseo, ahí el guía principal, explicó la técnica del manejo de los cambios de velocidad y frenado para el óptimo desempeño de la bici.
El clima fresco y agradable, permitió aligerar el abrigo e iniciamos la “rodada” a las 10:40 hrs. con un leve descenso por terreno pavimentado, para “agarrar vuelo” y continuar por terreno relativamente plano, con algunas variaciones en su altimetría que nos hicieron sudar.
El inicio del recorrido determinó el nivel del grupo integrado por 14 personas (incluyendo a los Copilotos BB), por lo tanto, el paseo que durante nuestra planeación Extra situ se había denominado “Mariposa Monarca” se modificó, pues considerando las características del terreno y del grupo; velocidad y dirección del viento y nuestro horóscopo, desde la óptica In situ, se hizo necesario inducir una metamorfosis y cambió de paseo “Mariposa Monarca” a “Dos Ríos”.
La ruta fue más “rodable” y disfrutable, se podría decir que a nivel “Maternal”, ya que el terreno relativamente plano en ocasiones nos consentía… “estaba a toda M…”, pero no faltó la subidita matona donde íbamos “echando M...s”, aspectos que confirmaban el nivel de la rodada, algunos bajamos el pie y continuamos caminando para volver a montar a la bici en el gratificante descenso, con opción de bajar no solo el pie al suelo, sino todo el cuerpo… y apostar a quien bajaba más rápido: si la bici o el ciclista.
Durante el recorrido disfrutamos de veredas en el paisaje boscoso, los enormes árboles, principalmente pinos (ocotes), hacían baya a nuestro paso, en algunos tramos pareciera que la vereda era un largo puente colgante sostenido por los enormes árboles que se asían con sus verdes ramas al cielo azul, cruzamos dos ríos y no obstante su bajo nivel de agua, la adrenalina se dejó sentir al cruzar en bici entre piedras lizas y corriente de agua, los guías, siempre atentos, aquí personalizaron la atención para evitar alguna caída.
Por supuesto, no faltaron las fotos, la de grupo fue tomada a la orilla de un lago, fue lugar único… único donde aparecimos los 14 participantes.
La convivencia, el apoyo y la diversión estuvieron presentes en cada pedaleo, el grupo aunque en algunos tramos se “alargaba”, más adelante se reagrupaba en puntos estratégicos y aprovechábamos para comer algo ligero.
Como en toda rodada de este tipo, no faltó quien se animara a desafiar el efecto de la fuerza de gravedad de la tierra en caída libre la y consistencia del suelo de Avándaro… pero sin consecuencias graves, tal vez quedó algún magullón como recuerdo de esta excursión.
Es necesario y sano conocer o recordar la teoría “Excluyente” de los Gurús del ciclismo que cita: “Una persona solo puede considerarse exenta de caer de una bicicleta, si no se sube a ella…”; por otro lado la teoría “Incluyente” complementa: ”Existen dos clases de ciclistas, los que ya cayeron y los que están por caer…”
A mitad del paseo Roger Jr, quien a sus siete años de edad, hasta ese momento se le había visto devorando el terreno al ritmo
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