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BAGATELA E INSIGNIFICANCIA EN DERECHO PENAL


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2015  •  Trabajos  •  7.680 Palabras (31 Páginas)  •  246 Visitas

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Fecha: 04/03/2011

Autor: Gabriela Sansó

Título: BAGATELA E INSIGNIFICANCIA EN DERECHO PENAL

Introducción

El principio de la insignificancia, los delitos de bagatela, conductas nimias son conceptos que se aplican para aquellos hechos que,  aunque su descripción encuadre a simple  vista en la figura que tipifica una norma penal, la falta de lesión al bien jurídico o la inconsistencia de tal afectación,  imponen  la lógica consecuencia de su eliminación dentro de la órbita del poder punitivo del estado.

En algunos casos por ausencia de lesividad se excluye la tipicidad, en otros la desproporción entre la afectación y la sanción prevista, excluye la pena, pues aún la aplicación del mínimo de la escala importaría un absurdo, que lejos de solucionar el conflicto creado y asegurar la seguridad o paz social, generaría una injusticia, con el consiguiente repudio colectivo por la desmedida injerencia del estado.

Las situaciones a las que se hace referencia son de diferente índole,   con distintos fundamentos dogmáticos  para arribar a la misma conclusión: la  eliminación de la órbita del poder punitivo.

Así las cosas,  hay hechos que directamente pueden no ser considerados delito por aplicación de la  teoría de la insignificancia, como por ejemplo cuando el empleado  utiliza la línea telefónica de la empresa para concretar citas personales, fingiendo que habla con algún cliente, no realiza estafa; o cuando alguien orina en el río Paraná, aún sabiendo que padece una grave enfermedad,  no comete delito contra la salud pública por envenenamiento o adulteración de aguas.  

Distintos son los casos de conductas que sí afectan, sin duda alguna,  a un bien jurídico -aunque más no sea de modo desapercibido-, respecto de los cuales alguien puede pretender respuesta de la justicia penal, como sería el supuesto de aquel que toma un par de aceitunas de la bandeja del supermercado, o las constantes amenazas con no dejar vivir en paz,  que hacen los amantes desairados a sus ex parejas. Para estos casos, la aplicación del principio de oportunidad, dentro de ciertos lineamientos, evita su investigación o enjuiciamiento.  Hay otros ejemplos más comprometidos aún, como  la conducta de quien se queda con diez pesos del vuelto del millonario, cuya solución, analizando el caso concreto, podría derivar en la no aplicación de pena.

Sucede entonces que en ciertos supuestos,  es burda la inidoneidad del poder punitivo. La intervención estatal resulta inadecuada y grosera, como así también la criminalización de conductas cuando los conflictos que generan se pueden resolver  por medios no penales.

Según Abel CORNEJO , no existen delitos insignificantes, nimios o bagatelares, lo irrelevante son los hechos. Solo así puede aceptarse la aplicación con éxito del principio pues poner en crisis la irrelevancia de los tipos penales implicaría el riesgo de poner en tela de juicio la vigencia y legitimidad del sistema normativo.

Si bien el término insignificancia, ya sea como teoría o principio,  ha sido usado indiscriminadamente para marcar situaciones nimias o de bagatela, creo que sí existe una diferenciación entro lo nimio, que no es delito y la bagatela o delito bagatelar, que sí lo es.

En función de tales diferencias surge el interrogante sobre el uso del principio, como precepto del derecho sustancial o como principio de oportunidad en el ejercicio de la acción, que es un instituto procesal. De acuerdo a los distintos supuestos que se generan en la vida cotidiana, tal interrogante  no implica concluir a favor de una u otra alternativa, sino más bien,  que las distinciones apuntadas en el párrafo anterior  deben ser estudiadas en estas diferentes esferas.

Ya el derecho romano contempló lo que hoy en día se conoce como principio de la insignificancia o bagatelar, a través del enunciado mínima non curat praetor del derecho romano. Señala Eugenio  R. ZAFFARONI , “El viejo principio mínima non curat praetor es la base del enunciado moderno del llamado principio de insignificancia o de bagatela, según el cual las afectaciones insignificantes de bienes jurídicos no constituyen una ofensa relevante a los fines de la tipicidad objetiva.” En nuestra época hace su primera aparición el tema con Claus Roxin (profesor de la universidad de Munich) en el año 1964, vinculado a la coacción, en los siguientes términos: “El viejo principio mínima non curat praetor vale en la coacción en especial medida"  .

No se asignan penas como consecuencia de cualquier contingencia, existiendo un correlato entre los más altos valores de una sociedad y la tutela de los mismos mediante la amenaza de aplicación de penas a quienes los desconocieren. La determinación de cuál ha de ser el contenido de las previsiones a las que se asignen penas como consecuencia de su acaecimiento, no es labor científica, es decir, es ajena a la ciencia jurídica. Tal determinación es valorativa, y se vincula con los fundamentos de la organización social y la política criminal que ella adopte.

Capítulo I

TEORÍA DE LA INSIGNIFICANCIA Y EL DERECHO PENAL

SUMARIO: 1. Concepto y alcances. 2. La Constitución Nacional y los principios rectores. 3. Fines y fundamentos del derecho penal. 4.  Protección del bien jurídico. 5. Teoría de las penas.

1. Concepto y alcances.

El propio enunciado del principio de la insignificancia grafica claramente el criterio que enuncia. En términos generales, intenta fundamentar porqué ciertas conductas cuya descripción fáctica coincide sin lugar a dudas con una descripción típica de conductas penalmente reprochables, en realidad no son  tales, o de serlo no merecen ser llevadas a juicio,  en su caso,  ser penadas, por inocuas. En definitiva, estudia la exclusión del poder coercitivo del estado en casos de inconsistente relevancia.

El derecho penal  irrumpe dentro de la vida ciudadana cuando su intervención aparece como  necesaria por haberse  vulnerado la disponibilidad de un bien jurídico, pero tal afectación  debe ser relevante, pues la aplicación de una pena -característica distintiva y definitoria del derecho penal-, es de por sí un hecho  sumamente relevante.

El principio de la insignificancia corrige las desviaciones que la aplicación lisa y llana del tipo penal  puede generar. El orden jurídico importa una valoración, mientras que la figura delictiva es una mera descripción, por eso es necesario verificar en cada caso si el hecho, además de cumplir esa adecuación externa, viola al derecho en su totalidad, como una unidad.  

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