CARCEL DE GUANTANAMO Y DERECHOS HUMANOS
franciscageroniExamen27 de Marzo de 2014
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CARCEL DE GUANTANAMO Y DERECHOS HUMANOS
En el contexto de “la lucha contra el terror” la pasada administración estadounidense puso en marcha medidas que afectaban gravemente a derechos humanos fundamentales que se creían ya instalados permanentemente en comportamiento de los gobiernos democráticos occidentales. Lo más preocupante es que este impulso restrictivo venía de uno de los países más poderosos y arrastró a otros en el mal ejemplo. En aras a la seguridad, la libertad y el Derecho Internacional se convirtieron en obstáculos que se saltaron por encima, cometiéndose ilegalidades inaceptables.
La prisión de Guantánamo es uno de estos capítulos inacabados ejemplo de lo que nunca debió existir y camino a desandar iniciado por el nuevo presidente Barack Obama. El cuándo y como es también importante pues la creación de un problema es más fácil que su solución cuando esta implica también a otros países. Se trata también de la justicia vulnerada y de muchas personas cuya vida ya no será la misma después de pasar por Guantánamo.
El mundo tampoco será el mismo. Este episodio se ha instalado en su historia más triste, pero también ha mostrado la fuerza que puede tener la voluntad de miles de personas y organizaciones unidas en defensa de la dignidad humana.
Aunque el gobierno de Estados Unidos trató de ocultar lo más que pudo la realidad de Guantánamo las crecientes protestas de activistas de derechos humanos en todo el mundo consiguieron movilizar a la opinión pública internacional a favor del cierre del centro de detención, opinión que empezó a calar entre personalidades dirigentes y algunos gobiernos de todo el mundo.
Voces desde fuera pero también desde dentro del propio país se posicionaron por el cierre de Guantánamo. El 10 de octubre de 2007 el expresidente Jimmy Carter declaró “Por primera vez en mi vida nuestro país ha abandonado el principio básico de los derechos humanos (…) Hemos dicho que podemos torturar a los detenidos y privarlos de libertad sin ser acusados de un delito”. Dos meses antes el exsecretario de estado Colin Powell también declaraba “Si de mi dependiera cerraría Guantánamo esta misma tarde (…) Hemos debilitado la fe que el mundo tenía en el sistema de justicia de Estados Unidos”
Después de numerosas peticiones la Comisión de Derechos Humanos de la ONU recibió autorización para visitar el centro de detención pero, las limitaciones eran tan grandes, un solo día en el que no podían hablar con los prisioneros, que no se pudo realizar. Esto no impidió que los cinco relatores encargados realizaran un informe en el que criticaban duramente la existencia de Guantánamo. El gobierno de Estados Unidos rechazó los términos del informe aun antes de su aparición. Sus críticas se basaban en dos falsedades. La comisión estaba formada por personas que no formaban parte de la estructura de Naciones Unidas y habían rechazado la invitación para visitar Guantánamo.
Para aliviar la presión se dieron algunas liberaciones y pasos destinados a maquillar la situación pero fue el nuevo presidente Barak Obama quien el 22 de enero del 2013 , un día después de su investidura dictó una orden ejecutiva para el cierre de Guantánamo en el plazo de un año. Pocas horas después de su juramento con 44 presidente de Estados Unidos pidió a los jueces militares la suspensión durante 120 días de los procesos en marcha.
Irene Khan Secretaria General de Amnistía Internacional declaró el mismo día “se trata sin duda un paso importante en la buena dirección. Lo fundamental ahora son los detalles del proceso y la celeridad con que ocurra”.
Como acabar con esta barbaridad
En la actualidad se encuentran en Guantánamo 240 detenidos, 60 de los cuales corren peligro de sufrir encarcelamiento y torturas o persecución si regresan a sus países de origen. Ahmed Belbacha recibió el visto bueno para su liberación hace más de un año pero continúa en el Campo 6 donde los presos pasan 22 horas al día encerrados. “Dice que su celda es como una tumba y aunque parezca una locura prefiere permanecer en estas condiciones antes de volver a Argelia” relata su abogado.
Algunos países de la Unión Europea se han ofrecido a acoger presos que sean liberados con ciertas condiciones. EE.UU. ha puesto en libertad a presos que no suponen una amenaza para su seguridad y prevé el juicio de otros por tribunales bajo los términos a considerar por el nuevo gobierno. Pero la dificultad a que se enfrenta la administración Obama es que hacer con las pruebas obtenidas mediante tortura y otros medios irregulares que no son válidas ante tribunales ordinarios. La Convención contra la tortura es clara, las confesiones obtenidas bajo tortura no tienen validez en un juicio.
Queda También en suspense que hará EE.UU. con las personas que, acusadas de terrorismo, sean detenidas a partir de ahora y si la lucha contra esta lacra que azota el mundo se hará con otra orientación y procedimientos.
Al margen de las dificultades de la administración Obama queda la responsabilidad contraída con las personas que detenidas ilegalmente, trasladadas y confinadas al margen de todo procedimiento de derecho y tratadas de forma cruel han quedado marcadas para siempre. La madre de Ruslan Odizhev, ex detenido ruso en Guantánamo dice de su hijo “ Lo ha cambiado, está totalmente enfermo, vive tomando medicinas para sus principales órganos. Intenta no mostrarme y contarme detalles para que no me disguste, no tiene apetito… ya no es la misma persona”
Recuperar la normalidad es difícil. Además de las secuelas de la tortura y el confinamiento en las condiciones descritas, muchos detenidos tienen problemas económicos y dificultades para encontrar empleo. No pocos han tenido que abandonar sus lugares de residencia, el estigma de Guantánamo les persigue. La justicia tiene una deuda con ellos, mecanismos legales existen si alguien se atreve a llevar ante los tribunales a los responsables de este despropósito por muy poderosos que sean y les exige la reparación de sus actos.
Igual que se pidió el cierre de Guantánamo, las organizaciones de derechos humanos han comenzado a pedir responsabilidades por lo ocurrido y que esta actitud positiva del gobierno de Obama se extienda a otros puntos negros que la guerra contra el terror tiene extendidos por otros países en forma de cárceles clandestinas y procedimientos inaceptables.
Recuperar la confianza en una justicia internacional maltratada por la administración Bush y sus aliados no será fácil y dependerá de las posibilidades que se le den para actuar en términos de igualdad en la aplicación del derecho internacional sin importar cuan poderoso sea el responsable de las transgresiones cometidas durante estos siete años.
Guantánamo es sencillamente incompatible con el menor respeto por los derechos humanos. La Declaración Universal de Derechos Humanos empieza afirmando que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Y continúa declarando que, por esa dignidad, todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le aseguren todas las garantías necesarias para su defensa...
En Guantánamo se han violado una y otra vez todos esos derechos de cientos de personas. Como denuncia el abogado Clive Stafford, que defiende a presos de esa prisión, “la verdad de Guantánamo es cien veces peor de lo sabido”.
A este escándalo hay que añadir el de los vuelos clandestinos de la CIA (con complicidad de gobiernos europeos) para trasladar secretamente a presos sospechosos de terrorismo a países donde ser torturados sin escrúpulos legales, deja con las vergüenzas al aire a Estados Unidos y a Europa , presuntos campeones de los derechos humanos. Dicen sus dirigentes. Pero en derechos humanos (como en el amor), obras son amores y no buenas razones.
Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de derechos humanos? Hablamos de vida, de dignidad, de libertad y de justicia. De libertad o barbarie, de vida o muerte. Por eso no son una opción que pueda elegirse o no. El respeto de los derechos humanos no se puede fraccionar o cumplir por porciones ni con excepciones por pretendida seguridad o cualquier otra falacia similar. Los derechos humanos se respetan sí o sí. Sin excepción. Y obligan a todos. Ningún país tiene “patente de corso” para saltárselos. Nunca. Porque en verdad, los derechos humanos no son la meta. Son el camino de la democracia y de la paz. Y de la dignidad.
A raíz del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, la administración del entonces presidente estadounidense, George W. Bush, inició una guerra sin tregua "contra el terrorismo".
Para el 17 de septiembre, tan sólo seis días después del ataque, Bush firmó un memorando en el que autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), para tener centros de detención fuera del territorio estadounidense. Además se precisaba las formas en las que ese organismo debe actuar en la aplicación del programa.
La violación de los derechos humanos, actualmente vigentes en la cárcel de Guantánamo, se empezaba a perfilar con acciones inmediatas. A los detenidos se les prohibía, dado a sus derechos legales, interponer recursos en cualquier situación ante cualquier tribunal estadounidense.
Finalizando el año, Bush da la orden que
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