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Capitalismo

inaqui5 de Marzo de 2014

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FERROCARRIL CON ELOY ALFARO

Una de sus preocupaciones fue establecer un sistema educativo oficial y laico.

En una década, los centros oficiales de educación fueron arrebatados a la Iglesia.

Se fueron, además, varios nuevos como el Instituto Nacional Mejía.

El contenido de la nueva educación era fuertemente anticlerical e influenciado por las corrientes positivas en boga.

La formación del nuevo tipo de maestros para los establecimientos laicos fue un problema que logró afrontarse con los colegios normales, destinados a la preparación del magisterio.

INSTITUTO NACIONAL MEJIA UNA OBRA DE ELOY ALFARO

La enseñanza universitaria fue secularizada y se suprimieron los estudios teológicos.

Se implanto el bachillerato en Humanidades Modernas que tuvo larga vigencia.

Se ensayaron nuevos métodos pedagógicos.

Se crearon varios centros de educación especial.

Luego de más de una década, el sistema de educación laica estaba consolidado.

En 1911 había 1.197 escuelas fiscales del total de 2.326, y 92.947 de 124.113 alumnos. Había once colegios nacionales y siete colegios particulares.

El Estado intervino la beneficencia. Impulsó la junta privada de beneficencia de Guayaquil y fundó juntas oficiales en el resto del país, A estas les entregó los bienes eclesiásticos. Otros quedaron en manos de la diócesis, destinados a la educación.”No es posible precisar el porcentaje de tierras afectadas, pero puede calcularse que no fueron todas las que en realidad tenía la Iglesia. Los bienes de las diócesis no fueron afectados. De más de treinta instituciones religiosas que había en el Ecuador, se intervinieron las haciendas de las siete que habían acumulado más tierras”.

No se entregó tierras a los campesinos.

El gobierno retuvo la posibilidad de negociar el control de esos latifundios con los terratenientes locales. El programa liberal abarcó además la nacionalización de cementerios.

Un importante aunque olvido aspecto del programa liberal fue la organización popular.

Habiendo llegado al poder basado en un respaldo popular, Alfaro se dio cuenta de la necesidad de mantener organizadas sus bases, especialmente las artesanales.

Por ello promovió y respaldó el proceso de secularización de las organizaciones de tipo artesanal que se dio en Guayaquil, en Quito y en otros lugares de la Sierra.

Don Eloy respaldó a Miguel Albuquerque, figura de la organización popular liberal de la época, que fundó varias entidades clasistas, tratando de mantenerlas bajo control del liberalismo.

En la Costa el plan tuvo éxito, pero en la Sierra la derecha logro mantener el control.

LA ESTRUCTURA DEL ESTADO

El Estado Laico no significó solamente un cambio en las relaciones del poder y la ideología.

El aparato del Estado experimentó un enorme crecimiento.

La consolidación del Estado-nación representó también un robustecimiento de los mecanismos del poder central y un gran esfuerzo de centralización.

La aplicación del programa liberal trajo un incremento muy significativo del servicio público.

El ministerio de lo interior, la administración provincial y el Ministerio de Hacienda, con sus ramificaciones, crecieron en forma acelerada.

La cifra de burócratas en esas ramas se incrementó en una proporción de uno a seis.

Por lo demás, tanto el aumento en números de los empleados públicos y militares como el volumen de las obras públicas demandaron un crecimiento de las rentas del físico, que se elevaron de siete a dieciocho millones de sucres.

Al fin de la Revolución Liberal, en la estructura administrativa del país se había consolidado un sector de burócratas seglares, del que formaban parte mujeres que, al ser designadas por primera vez para ejercer cargos públicos, se transformaron en uno de los pilares del Estado Laico.

Se ampliaron de esta manera los grupos medios urbanos que cumplirían un importante papel en la vida política y social del Ecuador del siglo XX.

REVOLUCIÓN LIBERAL DE ECUADOR

La Revolución Liberal o Guerra Civil Ecuatoriana (1875/1895-1924), estalló en Guayaquil, liderada por Eloy Alfaro, quién asumió el poder del Ecuador, e impulsó una nueva era en la historia ecuatoriana

LAS MONTONERAS, ALFARO Y LA REVOLUCIÓN

Las montoneras fueron probablemente el más importante fenómeno de movilización social del siglo XIX republicano. Surgidas en el agro costeño a partir de 1825, tuvieron desde su inicio un carácter reivindicativo y de resistencia popular frente a las violencias cometidas por hacendados o autoridades del nuevo poder republicano.

Su base social estaba en el campesinado montubio, que incluía a peones de las haciendas, pequeños propietarios y trabajadores sueltos, como los "desmonteros" y "sembradores", que hacían desmontes o formaban nuevas plantaciones para venderlos a las haciendas próximas. A partir de la época garciana, el surgimiento de las montoneras adquirió una connotación plenamente política, de carácter liberal militante, bajo la conducción de los mismos hacendados o "caciques" locales, que se lanzaban a la lucha a la cabeza de sus peones y casi siempre con el rango de "coronel", otorgado por la proclama de sus propios hombres. Toda la tropa montonera o al menos gran parte de ella andaba a caballo.

Estas particulares circunstancias daban a las montoneras una notable influencia y capacidad de acción en su área y les garantizaban fácil avituallamiento, gran movilidad, operativa y rápida desmovilización. Por otra parte, todo ello dificultaba su localización y represión por parte de las tropas gubernamentales, normalmente de origen serrano, que luchaban en un medio extraño y contaban con poco respaldo social en la región litoral.

Explotando a fondo esas ventajas, un joven revolucionario manabita, llamado Eloy Alfaro, se convirtió desde la época garciana en un afamado insurgente liberal. Hijo de una familia de pequeños comerciantes, su voluntad, inteligencia y capacidad de mando le granjearon progresivamente el liderazgo del liberalismo, primero en su provincia y luego en toda la costa ecuatoriana. Legando así a Guayaquil. Así, para mediados de 1882 se hallaba ya en capacidad de lanzar desde Esmeraldas una primera campaña militar contra la dictadura de Veintimilla, que lamentablemente fracasó.

Ello no fue óbice para los liberales ecuatorianos volvieran a la lucha a fines de ese mismo año y Eloy Alfaro fuese proclamado, en 1883, Jefe Supremo de Manabí y Esmeraldas, posición desde la cual contribuyó decisivamente el triunfo militar del movimiento nacionalista de "La Restauración" sobre la dictadura de Veintimilla. Más los revolucionarios liberales, triunfantes en el campo militar, fueron derrotados en el campo político por una coalición de hábiles políticos de gabinete, conservadores y liberales, que instauraron lo que se dio en llamar "Periodo Progresista". Con ello, el viejo régimen oligárquico logró un nuevo respiro, que habría de durar once largos años, durante los cuales se sucedieron los gobiernos de José María Plácido Caamaño, Antonio Flores Jijón y Luis Cordero.

El "Progresismo" logró nuclear a su alrededor a buena parte de la clase política ecuatoriana de entonces, pero el nivel decisorio quedó reservado a "La Argolla", nueva alianza oligárquica consolidada en el poder y de la que formaban parte solo algunas de las grandes familias propietarias, de Quito, Guayaquil y Cuenca. Ello explica que muchas otras familias poderosas de cada región, tanto conservadoras como liberales, combatieran activamente al "Progresismo".

Pese a su proclamada vocación política anti-extremista, el régimen progresista resultó ser uno de los más represivos y corruptos de nuestra historia, especialmente durante el gobierno de Caamaño, caracterizado por el permanente estado de sitio y las turbias negociaciones de la deuda externa y de la construcción de ferrocarriles.Triunfante Alfaro entra por segunda vez a la capital en enero de 1906 para ejercer un nuevo período de gobierno. El mismo año convoca a la Asamblea Constituyente que aprueba una nueva Constitución. En ella se contempla la separación completa de la Iglesia y el Estado, el laicismo en la enseñanza oficial, el equilibrio entre los tres poderes, las garantías individuales y políticas. Alfaro es a su vez elegido Presidente de la Republica para el período 1907 a 1911.

La oposición agudiza sus ataques, motivados en principio por la solicitud de libertad electoral para elegir diputados independientes, capaces de oponerse al “Contrato Chamace” propuesto por Alfaro para la construcción de una vía principal al Oriente ecuatoriano, en el que se cedían tierras baldías en dichas regiones a cambio de la mencionada construcción. La oposición popular estuvo comandada por los estudiantes universitarios y la represión estatal fue violenta, la que dejó un número considerable de muertos y un clima de resentimiento y alarma.

Al año siguiente, al viajar Alfaro a Guayaquil en julio de 1908, un grupo de soldados y suboficiales ataca la casa de la Gobernación donde se alojaba el Presidente y gracias a los oficiales de guardia que lo defienden heroicamente, éste salva su vida y contraataca, persigue a los sublevados, los apresa y fusila a varios de ellos.

La sangrienta represión y destierros de esos días no lograron calmar al país y la prensa lanzaba incansables y duros ataques al primer magistrado. Los aduladores del gobernante a su vez ejercían la represión en toda forma posibles asaltos a imprentas

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