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Capítulo I Del Ágora Al Mercado

Dante CorvinusApuntes22 de Abril de 2018

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Capítulo I Del Ágora Al Mercado

La democracia es la forma de vida del ágora, en terminología aristotélica, el oikos era el espacio familiar, el sitio en cuyo seno se actuaba en pos de los intereses personales, mientras que la ekklesía,  era lo público un consejo compuesto de magistrados. El concepto de ekklesía presuponía desde el comienzo la presencia del ágora, un lugar para reunirse y conversar, el sitio de encuentro entre el pueblo y el consejo: el sitio de la democracia. En una ciudad-Estado el ágora era un espacio físico al cual la baulé (el consejo) convocaba a todos los ciudadanos (jefes de familia), una o varias veces al mes para deliberar y decidir sobre temas vinculados a intereses comunes.

La historia de la democracia puede narrarse como la crónica de los esfuerzos sucesivos por mantener vivos tanto ese propósito como su relación luego de que desapareciera el sustrato original. El propósito del ágora era  y sigue siendo la perpetua coordinación de intereses “privados” (basados en el oikos) y públicos (tratados en la ekklesía). Su función consiste en proporcionar la condición esencial y necesaria de esa coordinación: la traducción bidireccional entre el lenguaje de los intereses individuales/familiares y el lenguaje de los intereses públicos. Cuando el modelo de democracia directa propio de la ciudad-estado donde era posible hacer una estimación in situ del éxito y la fluidez de la traducción. Los principios del ágora más conocidos son los cuantitativos, como el porcentaje de ciudadanos participantes en las elecciones, que en la democracia representativa reemplazo a la presencia física y activa de los ciudadanos en el proceso legislativo.

Se ha sugerido a menudo que el derecho de los ciudadanos a expresar en voz alta su desacuerdo, la provisión de medios para hacerlo y el derecho a abstenerse de participar en el ámbito soberano de un régimen odioso, son las condiciones sine qua non que deben cumplir los órdenes políticos para obtener el reconocimiento de sus credenciales democráticas. Hirschman sitúa las relaciones comprador-vendedor y ciudadanos-estado, esta iniciativa fue y es legitimada por el supuesto de que las libertades políticas y las libertades del mercado están estrechamente vinculadas ya que se necesitan, la libertad de los mercados, subyacente al crecimiento económico y a la vez su promotora.

Pinochet en Chile, Syngman Rhee en Corea del sur, Lee Kuan Yew en Singapur, Chiang Kai-shek en Taiwán, fueron o son dictadores (Aristóteles los llamaría tiranos), estuvieron o están a la cabeza de una extraordinaria expansión y poder creciente de los mercados. La fase inicial de todo régimen capitalista, la fase de la denominada “acumulación originaria” del capital se caracteriza invariablemente por el estallido de disturbios sociales inusitados y extremos. Uno de los puntos débiles más notorios de los regímenes democráticos es la contradicción entre la universalidad formal de los derechos democráticos y la no tan universal capacidad de sus titulares para ejercerlos con eficacia.

Capítulo II Réquiem para el comunismo

La concepción y el nacimiento de la idea del comunismo tuvieron lugar cuando la fase solida de la modernidad entraba en su marea creciente, desde la cuna hasta su ataúd el comunismo fue un fenómeno moderno solido de pura cepa. Fue el subalterno leal y el dedicado compañero de armas de la modernidad en todas sus cruzadas sucesivas y uno de los muy escasos devotos que permanecieron leales a sus ambiciones y empeñados en la continuación del proyecto inconcluso. En la nueva fase liquida de la modernidad, el comunismo estaba destinado a convertirse en una curiosidad arcaica.

En su fase original, la fase sólida la modernidad fue una respuesta a la creciente fragilidad e impotencia del ancient régime. La separación entre la economía doméstica y a la empresa propino una estocada mortal a aquel régimen, cuando las actividades económicas salieron del hogar. La sección de la empresa sorprendió al ancient régime, lo tomo desprevenido para el gran desafío, manifiestamente incapaz de ponerse a su altura. Las instituciones sociopolíticas del ancient régime se mostraron imponentes hasta la abominación.        No lograban mitigar ni regular el avance de las nuevas fuerzas, ni eran capaces de contener el reguero de consecuencias, efectos secundarios y daños colaterales, socialmente devastadores que aquéllas dejaban a su paso. En resumidas cuentas el pasado reprobó el examen del tiempo.

La modernidad nació como intención de eliminar el legado, la carga, y el lastre de las contingencias pasadas para comenzar de cero. Todo en la vida humana debía construirse de nuevo, ser concebido y nacer de nuevo. Como luego declararía Lenin con aplomo característicamente moderno, no había fortaleza que los bolcheviques no pudieran capturar. En su fase inicial  o sólida, la modernidad se propuso estructurar procesos que hasta entonces habían sido azarosos, bastante descoordinados, de insuficiente regularidad. En síntesis la modernidad se propuso reemplazar los sólidos heredados que no lograban preservar la regularidad del entorno humano por sólidos nuevos y mejorados que prometieran ser capaces de generar una situación ordenada, transparente y predecible.

Una sociedad de bienestar universal y vida confortable, y una sociedad con una economía constante, estabilizada con firmeza en un nivel que permitiera abastecer todos los servicios necesarios de forma interrumpida. Se orquesto una confrontación entre los dos mapas de ruta opuestos, que paso a la historia como el conflicto entre el capitalismo y el socialismo.

Sin embargo la variante socialista reprendió y censuro a los defensores y practicantes del capitalismo. Los socialistas acusaron a la versión capitalista de la modernidad por el doble pecado de derroche y la injusticia.

Capitulo III El destino de la desigualdad social en tiempos de la modernidad líquida  

Entre 1963 y 1964  Michel Crozier publicó “El fenómeno burocrático”, resultado de su meticuloso estudio sobre la vida interna de las grandes organizaciones empresariales. Crozier presentó, por asi decir una crítica inmanente a Weber. Si el objetivo de las organizaciones burocráticas era la tarea que se les encargaba y confiaba, sus estructuras y procedimientos podían explicarse por el papel que desempeñaban, y estaban concebidas para desempeñar, en la búsqueda, la estipulación y el seguimiento a rajatabla de los métodos más racionales. Las organizaciones burocráticas francesas que Crozier seleccionó para llevar a cabo su estudio se veían más bien como fábricas de conducta irracional, y en este caso, el significado de irracionalidad es derivado por refutación de la concepción weberiana de racionalidad.

Crozier descubrió que en lugar de concentrar el tiempo y las energías en la realización de la tarea declarada, el personal de la oficina empleaba mucho tiempo y energías en actividades que no tenían relevancia alguna para dicha tarea o bien en cometidos que obstruían su cumplimiento o incluso volvían imposible su implementación. William Blake descubrió y documento  la estrategia universal de todas y cada una de las batallas por el poder, o bien el proceso mediante el cual se genera e institucionaliza la desigualdad de poderla madre de todas las desigualdades por decirlo de alguna manera. Crozier comenta que consiste en todos los tiempos y los todos partes, en la manipulación de la inseguridad, quienes están cerca de las fuentes de incertidumbre son quienes ejercen el dominio. Los grupos o las categorías con opiniones limitadas o nulas, no tienen ninguna chance en su lucha por el poder contra individuos que gozan de movilidad, poseen libertad de elección, cuentan con múltiples opciones y son en esencia impredecibles. Es asi que dentro de una organización, una categoría de funcionarios se esfuerza para imponer la categoría que desea subordinar un código de conducta exhaustivo y detallado al máximo. En pocas palaras que la estrategia fundamental de todas y cada una de las luchas por el poder consiste en estructurar la condición de la contraparte mientras se desestructura, es decir, se desregula la parte propia.

A fines de los años treinta, en un libro con el acertado título “La revolución de los directores”, James Burnham señalaba que los directores o gerentes, fueron contratados por los propietarios de las maquinas con el mandato de instruir, disciplinar y supervisar, a fin de aprovechar al máximo sus esfuerzos por arrebatar el poder real a sus empleadores. La función de dirigir, es decir obligar a otras personas, por fuerza o persuasión y que siguieran una rutina monótona y estupefaciente haciendo a diario algo que habrían preferido hacer. El fenómeno de que los gerentes  hayan abandonado su antiguo amorío con el orden, la rutina, el orden rutinario y la rutina ordinaria, para enamorarse del caos y la incertidumbre crónica, podría explicarse como una adaptación prudente a las condiciones de la globalización.

Capítulo IV ¿Son peligrosos los extraños?

 La incertidumbre y la vulnerabilidad humanas son los cimientos de todo poder político es contra estas adláteres gemelos de la condición humana, vehementes y resentidos pero constantes y contra el miedo y la angustia que suelen generar, que el estado moderno ha prometido proteger a sus súbditos. En una sociedad moderna normal, la vulnerabilidad y la inseguridad de la existencia, así como la inevitable condición de incertidumbre bajo la que vivimos y actuamos, se reafirman. El poder político no tiene necesidad de contribuir a la producción de incertidumbre y su resultante estado de la inseguridad existencial, los antojos del mercado bastan para erosionar los cimientos de la seguridad existencial y agitar sobre la mayoría de los integrantes de la sociedad el espantajo de la degradación, la exclusión y las humillaciones sociales. Esta legitimación encontró su expresión mas alta cuando la forma de gobierno moderna se autodefinió como État Providence, es decir una comunidad que toma sobre sus hombros, para administrarse, la obligación y la promesa alguna vez adjudicadas a la divina providencia. Las instituciones del Estado providencial, se recortan, se achican, desmantelan o desfasan gradualmente. Etas nuevas tendencias tienen un efecto secundario, socavan los cimientos obre los que el poder estatal, reclamado para sí el rol crucial de combatir y eliminar la vulnerabilidad y la incertidumbre, el Estado contemporáneo se ve obligado a buscar otras variedades, no económicas, de la vulnerabilidad y la incertidumbre sobre las cuales descansar su legitimidad.

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