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Caracterización Familia Guatemalteca

Benimakintosh27 de Octubre de 2014

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Resumen

A partir de reflexión académica, documentada con observaciones de apreciaciones iniciales, sistematización y análisis primario de información estadística, revisión de referencias bibliográficas y documentales y opinión de especialistas he elaborado el perfil de situación que expresa la CARACTERIZACIÓN DE LA FAMILIA GUATEMALTECA.

Dicha caracterización hace referencia al marco legal y a las políticas de Estado que en materia de protección a la Familia han sido diseñadas y puestas en funcionamiento para motivar la prevención y corregir riesgos y situaciones específicas que la vulneran.

El perfil de situación hace referencia a cuatro diversas variables implicadas en la consolidación organizacional de la familia: lo social, lo económico, lo jurídico y lo cultural. Con dicha referencia se ha posibilitado, por un lado, la comprensión de las condiciones que vulneran la estructura organizacional familiar y, por el otro, se ha permitido la identificación de los riesgos que enfrenta la organización familiar guatemalteca como punto de partida de orientación en la toma de decisiones de alto nivel político.

La información obtenida propicia el que se plasmen elementos diferenciados entre las organizaciones sociales familiares en los ámbitos urbano y rural, en las condiciones identitarias ladino e indígena y en la situación de integración nuclear conformada por ambos padres y monoparental, formada, principalmente por mujeres como cabezas de familia.

Llegando a concluir que la base de la sociedad contemporánea estriba en la calidad del proceso de construcción social de la persona a partir de la calidad de organización familiar a la que dicha persona tiene pertenencia.

La definición de la Familia en el contexto de la Sociedad contemporánea

A la pregunta inicial sobre el origen de la familia basta con responderse que éste es culturalmente diverso.

La familia es el resultado de transformaciones producidas por la presión del entorno y la capacidad de respuesta de la pareja que la constituye frente a tales demandas adaptativas.

Esta presión provocada por el entorno y la capacidad de respuesta de la familia ha inspirado la connotación del éxito de adaptación de la más importante organización social en cuales quiera sociedad moderna y particularmente en aquellas sociedades occidentales en cuya moralidad la Iglesia ha jugado un papel sobre determinante.

Recordemos que con la difusión de la fe cristiana, tanto el matrimonio como la maternidad y la enseñanza sobre el compromiso cristiano de los miembros de la familia, llegaron a ser los objetos temáticos de las preocupaciones en los procesos de construcción de significado social.

La moralidad llegó a constituirse en la guía de una opción adecuada de elección como el camino más seguro a seguir para el logro exitoso en el funcionamiento social del matrimonio y en consecuencia de la familia. Hasta que, con la entrada a la modernidad, el matrimonio civil, motivado por las regulaciones del Estado des-sacralizado lo institucionalizó como una organización sujeta de derecho positivo.

Contrario a lo que justificó la moralidad cristiana, ahora, el matrimonio y la familia tienen una posibilidad más “libre” de definir y construir la vida, de anular la influencia moral cristiana y de impulsar la “auto realización personal”.

En los países de modernización reciente, tal el caso de Guatemala, los albores de los años 60 hacen ver en la familia, una estructura social organizada en el reconocimiento de uno de sus miembros detentando la función de autoridad sobre sus miembros integrantes. En esta función, aludimos a la figura paterna y a la organización familiar patriarcal de base nuclear.

La familia nuclear, articulada por una pareja de padres casados, legal y/o religiosa, convive con sus hijos dependientes. Este modelo familiar, aun continúa siendo la imagen de la familia ideal de los colectivos sociales, particularmente, de los colectivos marcadamente tradicionales.

En el ámbito del derecho positivo, se define a la familia como “El conjunto de personas conformada por hombre y mujer que se han unido con el fin de procrear, alimentarse y ayudarse mutuamente”.

Sin embargo, la entrada de la sociedad guatemalteca a la sociedad globalizada por el mercado laboral, ha provocado cambios drásticos en los patrones de conformación y reproducción de la familia nuclear. Particularmente, alterada por las nuevas modalidades de integración en la sociedad misma y por el cambio de referencias identitarias de los sujetos que la conforman que, dejan de apreciar el sentido de cimentación social más importante de la sociedad.

Un supuesto a evitar y un compromiso por asumir por parte de las instituciones dotadoras del sentido colectivo, como lo son el Estado, la Iglesia, la Escuela, los medios de comunicación masivos, la propia Familia y la Persona son precisamente, revertir la crisis dentro de la cual se encuentra y estimularla para fortalecerla.

Ahora bien, de esta organización tradicional familiar, patriarcal y de base nuclear, han sido delegados los patrones de crianza de los miembros integrantes de dichas familias, en potestad y reconocimiento de la simiente materna, haciéndola promover como una indispensable e insustituible complementariedad funcional de base matriarcal. Para el caso guatemalteco, ello hace que, las organizaciones familiares patriarcales y matriarcales, sean dos aristas de una misma organización familiar, integradas por las complementarias funciones de autoridad patriarcal y de crianza matriarcal.

Este modelo de familia se constituyó en un prototipo social y en un contexto económico marcado por la vinculación al mercado laboral y de manera exclusiva de la figura paterna.

Anteriormente, las familias ampliadas, cuya verdadera autoridad y socialización de los patrones de crianza, fueron organizadas en la base de los hogares, principalmente de la línea de los padres de la esposa –familia consanguínea matrilocal-, tuvo una justificación en la base del limitado crecimiento del mercado interno, su inminente imposibilidad en la oferta laboral y en consiguiente, el bajo poder adquisitivo de las familias recién integradas por lograr de manera exitosa, su propia sobrevivencia. Curiosamente, el modelo fue compartido tanto por el grupo ladino como indígena, aunque en la actualidad los grupos étnicos indígenas en su mayoría persisten en esta modalidad organizativa más que los ladinos.

Producido los terremotos del 4 y 6 de febrero de 1976, el desastre natural pone al filo de su final, a la existencia de la organización de la familia consanguínea matrilocal. La destrucción de las unidades habitacionales y residenciales destruidas, la expulsión a la “calle” de las ahora familias nucleares y el bajo poder adquisitivo de las familias sin vivienda, recibió un considerable apoyo por parte del Gobierno de la República y de la comunidad internacional que propicio la construcción de proyectos habitacionales opcionales a bajo costo y con trabajo mutuo por parte de las familias beneficiarias.

Este proceso de reubicación espacial de las familias, particularmente, de familias nucleares provenientes de las capas económicas medias, permitió habilitar por ellas, hogares residenciales en propiedad; elemento indispensable para comprender el anclaje emocional de la familia a su espacio físico de referencia por excelencia.

Ahora, una década más tarde, el prototipo de la familia de los años 70 empieza fortaleciendo una unidad organizacional más común y homogénea en la ciudad capital y se empieza a extender en las cabeceras departamentales de considerable tamaño por presión de una relativa y modesta división social del trabajo.

En la década de los años 80, la agudización del conflicto armado interno, no permite hacer evidente la dinámica organizacional de la familia. Sin embargo, en el interior del país se produce un efecto de impacto negativo en el crecimiento urbano, particularmente de la ciudad capital y los municipios del departamento de Guatemala, por el continuado y cada vez más acentuado fenómeno de migración permanente campo-ciudad.

En este fenómeno migratorio, muchas familias cambiaron de estatus. Pasaron a ser familias monoparentales, particularmente a cargo de mujeres abandonadas por sus cónyuges, quiénes salieron en busca de protección personal y trabajo remunerado.

Ya en la década de los años 90, una vez que las condiciones socioeconómicas internas han adquirido un considerable crecimiento; se da por terminado el conflicto armado interno y la sociedad se dinamiza en la oferta del empleo, particularmente en el sector de los servicios, el cual se extiende a la incorporación laboral de mujeres que hasta entonces habían tenido por exclusividad la crianza en el hogar.

Esta dinámica, motiva que la familia nuclear inicie un proceso de transformación en cuanto a la estructura de su organización evolutiva, sus funciones sustantivas, principalmente, en las funciones de cada uno de los miembros de la pareja y en los roles de desempeño de cada uno de sus miembros. Los hijos adquieren autonomía.

El prototipo de la familia guatemalteca, evolucionando en parte hacia estructuras modificadas que engloban a las familias monoparentales, particularmente por efecto del divorcio y de madres solteras, familias del padre o de la madre casados en segundas nupcias, hijos sin familias y familias

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