Características de los conceptos de Cultura y Civilización

Características de los conceptos de Cultura y Civilización

          Herman, Arthur. La idea  de decadencia en la historia occidental. Barcelona,    

           Ed. Bello, 2017.

          Sibirsky, Saúl. ¿Qué es la Cultura? Bs As, Columbia, 1998.

          Los estudios acerca del término cultura, tanto en su aspecto teórico, como práctico, son relativamente recientes. Todos sostenemos que la cultura ha existido desde siempre, desde las primeras manifestaciones creadas por el hombre partiendo de objetos naturales o inventados, les fueron útiles y colaboraron benéficamente a su modo de vida.

          La etimología de la palabra, testifica su origen. Cultura como término, proviene del latin como  sinónimo de cultivar o cultivo, que al  trasladarse este concepto al hombre, se entendía como  resultado o efecto de cultivar los conocimientos, poner a punto la mente, por medio de la teoría y la práctica de las facultades intelectuales.

          En su sentido más amplio, significa “cultivo”, “labor”, “laboreo de la tierra”, es decir una acción sobre una actividad transformadora de lo natural. Si el concepto tiene de esta forma un sentido claro, podríamos aplicar al hombre en general, en la acción de cultivarse así mismo. En este sentido, encontramos en los romanos, y tomando como ejemplo a Cicerón, cuando expresaba que “la cultura es el cultivo (en sentido de conocimiento) de uno mismo”.

          La cultura como ideal de autocultivación, para acceder a las aspiraciones del intelecto, la verdad y la belleza, la justicia tuvieron su origen en Grecia, transmitiendo a Occidente la noción de “logos” como cotrapartida del mito. Surge así la idea de alcanzar el grado de humanidad, mediante la adquisición de rasgos que  acercaran  a la “paideia”, es decir a un estado de excelencia, que permitía al ciudadano “formar” parte de su comunidad. Para este fin, sin lugar a dudas, el medio más acabado  para lograrlo era la educación, ligada a principios y valores de la elite aristocrática y gobernante. Intimamente relacionados con este término, se encontraban los de areté y  heroísmo, como claves fundamentales para entender la forma de concebir al hombre en sociedad.

           En el caso de Roma, recibió el legado cultural griego y agregó el concepto de “humanitas”, como ideal o aspiración de formación moral del ciudadano y los privilegios que significaban serlo.

           En la Edad Media, se continuó con esta tradición, es decir el estudio de lo  humano (se habían recuperado los restos culturales clásicos luego de la destrucción de las guerras de conquistas en Europa y más tarde como lo recibido/recuperado por parte de los árabes),  se afianzará su relación con la deidad como parámetro cultural dominante. De esa manera, el pensamiento griego y los principios cristianos, complementaron una cultura, religión y moral que giraban en torno a un dogma de fe, (muy firme en sus fines y  propósitos).

          En el Renacimiento, especialmente cuando nos referimos al Humanismo y las transformaciones del mundo moderno resurgió una idea de cultura  nuevamente arraigada en los ideales greco- romano.

          Avanzada la Edad Moderna, comenzó a utilizarse un concepto de cultura que hacia referencia al resultado de la educación o formación. Los elementos culturales a los que se accedían por medio de ello, eran desde los  buenos modales, el conocimiento de los estilos literarios pictóricos o musicales, y el saber científico del momento.

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