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Ciudad, Campo, Territorio Y Planificación


Enviado por   •  4 de Mayo de 2014  •  5.799 Palabras (24 Páginas)  •  338 Visitas

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Ciudad, campo, territorio y planificación

Carlos Ruales

8vo Ambiental

A lo largo del tiempo, la noción que se tenía de lo urbano ha sido puesta en discusión y ha perdido el sentido que tenía inicialmente y se ha convertido en una manera de observar a la desigualdad en su forma más desarrollada. Los discursos sobre la sostenibilidad, la mezcla social, la competitividad y la gobernabilidad cada vez se vuelven más retóricos puesto que en las ciudades aumenta la desigualdad, cada día existe más insostenibilidad y la gestión política aparece más opaca y más vinculada a intereses particulares. El desafío quizás más importante es reconstruir el discurso ético o moral sobre la ciudad futura, sobre aquella ciudad deseada.

Se podrá evidenciar también que en el contraste de la ciudad con la globalización, donde Las ciudades se establecen por medio de fronteras y límites sociales, sobre todo las ciudades globales o aquellas con funciones que caracterizan a estas. También vamos a poder evidenciar en este trabajo como la diferencia de posiciones sociales pude crear zonificación o fragmentación de la ciudad, convirtiéndose así en una ciudad de lo desconocido socialmente, del rechazo social al diferente. Así se evidenciaran zonas totalmente marcadas donde en unas predomina la riqueza y en otras la total pobreza.

Se constatará también como el dominio colonial a lo largo del tiempo se basó en un imaginario de la separación, sin embargo también se daba un flujo económico y social en otro sentido. Tanto la ciudad como el campo formaban parte varios siglos atrás de una misma red económica y de la administración de poblaciones que facilitaba el intercambio y transporte de productos, el abastecimiento de hombres y recursos para las milicias, la obtención de mano de obra para los servicios urbanos y las obras públicas. Al mismo tiempo, se distinguían funciones, rituales, discursos que constituían a la ciudad como un espacio diferenciado.

Se demostrará también que uno de los problemas de la reflexión radica en entender cómo se relacionan estas conexiones de los espacios con las localidades, no solo en las ciudades globales sino las colocadas indistintamente o insertadas como margen con las zonas agrarias y selváticas. También vamos a poder identificar como el campo va complementando de manera perfecta a la ciudad y como ayuda en el desarrollo de las ciudades a lo largo del tiempo, también como el campo es rechazado de la parte central de la ciudad y es utilizado únicamente como fuente de abastecimiento de recursos para la ciudad.

Este trabajo es un recopilación que expresa la desigualdad y los limites marcados que se pueden presentar en una ciudad, entre las periferias , el campo, la zonificación ya que esto está totalmente ligado con el ordenamiento territorial, y como esta planificación del espacio en la ciudad se ha ido forjando a largo de la historia. Es importante poder observar como la mala planificación territorial dentro de una ciudad tiene una influencia social bastante marcada.

La ciudad y sus conflictos espaciales

La ciudad, en las distintas versiones que conocemos a través de la historia, desde la antigua Mesopotamia hasta nuestros días, se caracteriza por una serie de elementos concretos que hacen de ella un espacio social urbano. Existen rasgos comunes entre la aldea y a la ciudad, un sentido de la localidad que se encuentra marcada dentro de los límites que se conciben como tales para el propio asentamiento, la interdependencia de mercado y un conocimiento personal mutuo de los habitantes. Sin embargo, la diferencia entre ambos espacios sociales radica, en primer lugar, en la existencia de un excedente de producción que permite el desarrollo del arte y de las ciencias y, en segundo lugar, en una política que tiene como objetivo el domino extra territorial, tal vez relacionado con el hecho de ser un asentamiento no autosuficiente (Baroja, 1984: 127).

Totalmente Opuesto a una comunidad capaz de autosatisfacerse, la ciudad practica el intercambio de productos estableciendo así sus vínculos con el campo. Sin embargo, no se trata sólo de artesanía sino de su conversión en arte. Este hecho nos ofrece algo muy importante a la hora de hablar de la ciudad, los seres humanos que viven en ella buscan permanecer de alguna manera en ese espacio que conciben como histórico y continuo, en la medida que comparten con antepasados y herederos. “La ciudad en general es más fuerte que la aldea o el conjunto de éstas, por nutrido que aparezca. La ciudad es dominadora o expresa en sí una voluntad de dominio” (Baroja, 1984, pp. 128). Su significado por lo tanto como totalidad en sí misma, trasciende los límites estrictamente geopolíticos y cobra significado más allá de ella misma, allí desde donde es vista por otros. Desde una perspectiva de la organización del espacio, conviene diferenciar, y a la vez relacionar, dos fenómenos que vienen a explicar la organización-desorganización de la estructura territorial en la ciudad. Nos referimos a la zonificación urbana, de un lado; y a la difusión o dispersión urbana, de otro. Ambas han caracterizado el desarrollo del hecho metropolitano (ibídem, pp. 128).

La ciudad ha sido representada en numerosas ocasiones bajo la forma que adoptaron las ciudades europeas y norteamericanas en el siglo XVIII. En ellas se ha vertido en La Ciudad contenido de lo urbano como sinónimo de máxima civilización. El nacimiento de la sociedad civil, de la democracia representativa, del progreso y en definitiva, de la riqueza bulliciosa que caracteriza a las ciudades sobre las que se dejan sentir los procesos de industrialización y urbanización que consolidarán la sociedad moderna contemporánea (ibídem, pp. 130).

Desde entonces, pareciera que no hemos dejado de pronunciar conceptualizaciones representacionales en las que aparece el cómo de la ciudad, su forma y la vida que en ella discurre. Así, a la ciudad del siglo XVIII, donde predominaba la utilidad racional como principio de organización social, donde quedo la ciudad del XIX , la racionalidad funcionalista de las líneas rectas de Le Corbusier que proponía canalizar el movimiento de sus habitantes en un orden fluido y ordenado dentro de una ciudad sin límites sociales marcados. Del capitalismo, la ciudad habitada y segmentada por sus antagónicos protagonistas, burgueses y trabajadores, al capitalismo hedonista que hace de la ciudad un espacio copado por las masas. Todo nuestro siglo XX podría quedar resumido en una sucesión de procesos, en los cuales, individuo y sociedad, salvo algunas excepciones, son los dos extremos irreconciliables entre los que transcurre

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